"Ver ese papel de que están con vida no tiene precio", dijo uno de los operarios con lágrimas en los ojos. A su lado, decenas de familiares de los 33 mineros atrapados desde hace 17 días tras un derrumbe en una mina al norte de Chile lloraban de alegría. Esas dos postales resumen la alegría de todo Chile por el milagro de haber encontrado con vida a los trabajadores sepultados a 700 metros de profundidad.
Cuando faltaba todavía una hora para que el presidente Piñera oficializara que los mineros estaban vivos, entre los familiares los rumores corrían como reguero de pólvora. Uno de los trabajadores del operativo de rescate había deslizado que habían encontrado la nota de los obreros y todos se abrazaban entre lágrimas.
Una vez que Piñera salió por TV para dar la gran noticia, en todo Chile la alegría fue inmediata. En Santiago, miles de automovilistas hacían sonar las bocinas en las calles y la gente en muchos lugares salió a la calle a festejar, como se acostumbra en las grandes fiestas deportivas. En tanto, en los balcones se colgaban banderas chilenas, todo en un marco de nacionalismo y atronaba el tradicional "viva Chile, Carajo".