El Mecanismo Covax, para garantizar la gratuidad de las vacunas anti-Covid 19 a los países más pobres del Tercer Mundo, y los certificados sanitarios de Suiza y la Unión Europea, que apuntarían a facilitar los viajes transfronterizos del verano que se viene, agitan la Asamblea Anual de la OMS en Ginebra.
El ministro suizo de Salud, Alain Berset, acaba de anunciar en Ginebra, al iniciarse este 24 de mayo la Asamblea Anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que el gobierno helvético envió al parlamento federal el pedido de autorización para donar 300 millones de dólares al mecanismo Covax de la OMS, encargado de “garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas”.
La OMS necesita adquirir 2.000 millones de dosis antes de fin de año, que socorran al 20% de la población mundial con mayores riesgos, cuyos gobiernos carecen de los medios financieros para hacerlo.
Berset agregó que su gobierno va también a donar al citado mecanismo, 3.000.000 de dosis de vacunas contra el coronavirus, supuestamente de las adquiridas por Suiza a los laboratorios Pfizer/BioNTech y Moderna, que son los que abastecen al país.
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Berset firmó además un acuerdo con Tedros Adhanom Ghebreyesu, Director General de la OMS, para que la organización supranacional disponga en Spiez, cerca de Berna, de las instalaciones para un deposito mundial de coronavirus y otros patógenos que faciliten las investigaciones científicas, la colaboración internacional y compartir experiencias entre los 194 Estados que constituyen la OMS.
Al ritmo actual de 6,7 millones de dosis suministradas diariamente en el mundo, harían falta 4 años y medio para inmunizar a la totalidad del 70% al 85% de la población del planeta. Para acelerar el aprovisionamiento y al menos vacunar a los trabajadores sanitarios y a los habitantes vulnerables de los 92 países más necesitados, Covax ya habría reunido participaciones voluntarias por 6.000 millones de dólares susceptibles de ser destinados a la adquisición urgente de vacunas, pero le faltan aún 2.000 millones de dólares más, sin tomar en cuenta las disponibilidades de los laboratorios a fabricar velozmente semejante cantidad de dosis.
En la presente Asamblea Anual de la OMS, de 8 días de duración y que finalizará el 1 de junio venidero, es potencialmente posible que otros países anuncien nuevas donaciones.
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En su conferencia de prensa, el ministro Berset anticipó por otra parte el perfil del “certificado Covid”, suerte de “pasaporte sanitario” para facilitar los viajes al extranjero en el verano entrante, y la movilidad interna de la población, que debería dejar atrás los últimos vestigios del semi-confinamiento, programado a partir del lunes que viene.
Dijo que podrán conseguirlo gratuitamente aquellos que se hayan vacunado, quienes tengan un alta de 6 meses si sufrieron la enfermedad, o dispongan de un test PCR negativo, cuyo precio en Suiza es de unos 114 euros.
Oficialmente, el mencionado certificado comenzará a circular, en papel y/o por vía electrónica, el 7 de junio de 2021, con la esperanza que su distribución masiva concluya en el correr de dicho mes. No será necesario para acceder a manifestaciones privadas o religiosas, los transportes públicos, comercios, lugares de trabajo, escuelas y colegios.
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En cambio habrá que exhibirlo si los pidieran los responsables de bares, restaurantes, eventos deportivos, culturales, hospitales y establecimientos para personas mayores. Sin
embargo, estos limites serian fluctuantes si volviera a repuntar la crisis sanitaria a causa de una degradación de la situación que obligaría a las autoridades tal vez a restablecer el uso de tapabocas, y las distancias entre las personas en lugares cerrados.
En la eventualidad de un cuadro de agravamiento general, quizá sufrirían restricciones las manifestaciones deportivas con un público mayor de 1000 personas, las discotecas y gimnasios.
Este “pasaporte anti-Covid/19” requiere que los 26 cantones de Suiza lo aprueben, en virtud de las características de la Confederación Helvética, y que la “Ley Covid-19”, adoptada por el Parlamento Federal en septiembre pasado, sometida a referéndum por sus opositores, lo habilité mediante el voto de la ciudadanía el 18 de junio de 2021, dentro de 3 semanas.
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Sorteados estos obstáculos, resta por verse si el certificado suizo será eurocompatible, o sea aceptado por los 27 países de la Unión Europea (UE), de acuerdo a las reglas no escritas de reciprocidad, y si podría incluso reconocérselo generalmente en el extranjero.
La UE tiene una cumbre extraordinaria de Jefes de Estado estos 25 y 26 de mayo en Bruselas, donde debería terminar de emerger la silueta de su propio “pasaporte sanitario”. A golpes de test PCR a la ida y a la vuelta de los viajes, y de eventuales cuarentenas para entrar y salir entre países vecinos, dentro y fuera de Europa, según las febriles fluctuaciones de un lado o de otro, y viceversa, la pretendida garantía de gratuidad que decantarían de estos “certificados” para desplazarse a través de las fronteras, acelerados para facilitar y abaratar las vacaciones de verano que se avecinan, puede terminar estallando en mil pedazos.
(*) Desde Ginebra