Tareck El Aissami, ex ministro de Petróleo de Venezuela, renunció el 20 de marzo y desde entonces se desconoce su paradero. Con anterioridad, el empresario se desempeñó como ministro del Interior y de Justicia, e incluso tuvo un trayecto fugaz como vicepresidente entre los años 2017 y 2018. En redes sociales se autodefine como un militante popular "radicalmente chavista" y su renuncia voluntaria coincidió con el controvertido operativo anticorrupción que desencadenó hasta la fecha 61 detenciones y 2 fallecidos.
“En virtud de las investigaciones sobre graves hechos de corrupción, he tomado la decisión de presentar mi renuncia como ministro de Petróleo” anunció Tareck a través de sus redes el 20 de marzo.
Según cálculos de Transparencia Venezuela, el desfalco por el cual se encuentra en la mira de la Justicia ascendería a unos 16.600 millones de dólares.
"¡Vamos con todo, caiga quien caiga!", ordenó meses atrás el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en medio de operaciones policiales que culminaron en 61 detenidos por acusaciones de corrupción, incluidos altos funcionarios gubernamentales.
Por el momento, la Fiscalía no se pronunció sobre el contenido de las acusaciones contra el exministro. De hecho, el fiscal general, Tarek William Saab, eludió una pregunta sobre el tema durante una conferencia de prensa ofrecida el 5 de abril, cuando advirtió que prefería “no adelantar” opiniones sobre “ningún nombre en particular”.
Tanto Nicolás Maduro como Saab y aquellos que incentivaron en la causa anticorrupción se mantienen en silencio tras la desaparición de El Aissami, quien a fines del año pasado firmó contratos con la compañía estadounidense Chevron.
Las primeras detenciones, informadas el 19 de marzo, tuvieron como blanco a cercanos colaboradores de Tareck El Aissami, poderoso dirigente chavista y ministro de Petróleo hasta que estalló el escándalo.
Uno de ellos, Antonio Pérez, vicepresidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA); otro, Joselit Ramírez, superintendente del ente que maneja los fondos de la industria a través de criptoactivos, clave para sortear las sanciones de Estados Unidos.
Hugo Cabezas, quien fuera cercano colaborador del fallecido expresidente Hugo Chávez, está también entre los arrestados, así como el presidente de la corporación responsable de la explotación de minerales como hierro, bauxita, oro y diamantes, Pedro Maldonado, y el jefe de la estatal Siderúrgica del Orinoco (Sidor), Néstor Astudillo.
Reportaron 2 fallecidos entre los 61 arrestados tras la 'purga anticorrupción'
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, anunció que uno de los detenidos en los operativos anticorrupción realizados en las últimas semanas murió por "una enfermedad terminal", el segundo que fallece de los 61 arrestados.
"El Ministerio Público informa el fallecimiento del ciudadano Juan Almeida quien sufría -desde hace tiempo- de una enfermedad terminal diagnosticada como cirrosis hepática", escribió Saab en Twitter en la medianoche del lunes.
"Al momento de su deceso, se encontraba en su residencia: luego de serle otorgada la medida humanitaria de arresto domiciliario, en razón de ser uno de los investigados por la trama PDVSA/Cripto", agregó.
Almeida, cuya edad no fue informada, estaba recluido en su domicilio en la ciudad de Maracay, a unos 110 kilómetros al este de Caracas.
Es el segundo de los arrestados en el marco de esquemas de corrupción en empresas estatales como la petrolera PDVSA que muere bajo custodia de autoridades. El Ministerio Público investiga, entre otros casos, el manejo irregular de fondos por operaciones vinculadas con la industria petrolera hechas a través de criptoativos.
El pasado 20 de abril, Saab informó sobre la muerte de Leoner Azuaje, quien de acuerdo con el fiscal se suicidó en la celda en la que estaba recluido en los calabozos del servicio de inteligencia en Caracas.
Las operaciones policiales iniciadas en marzo han tenido como centro a Petróleos de Venezuela (PDVSA), corazón de la golpeada economía venezolana, con 61 arrestos y 172 allanamientos según un balance del Ministerio Público.
El ministro de Petróleo, el poderoso dirigente chavista Tareck El Aissami, renunció en medio del escándalo.
Analistas coinciden al considerar estas operaciones como "una purga" en el chavismo gobernante, mientras que Saab niega motivaciones políticas.
¿Se trata de una purga política?
A comienzos de abril, la politóloga Ana Milagros Parra aseguró a la agencia AFP que el operativo en cuestión "es una purga política".
"Y no hay que verlo como algo extraordinario", agrego Parra, alegando que ocurre por "la necesidad de eliminar o remover de círculos de poder a personas que de alguna u otra manera representan una amenaza (para el gobierno) o no están en línea".
Sin embargo, el fiscal Saab descartó esta hipótesis: "¡Por Dios! ¿Desde cuándo la corrupción, el desfalco, es un hecho político? ¿Dónde está la ideología allí? ¿Robar es una ideología? ¡No, chico!".
Saab dijo que su despacho encabezó la investigación de 31 "tramas de corrupción" en la industria petrolera desde 2017, por las que fueron procesados más de 250 exfuncionarios y operadores financieros.
"Dentro del gobierno hay facciones y esas facciones se enfrentan", consideró Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
"Cuando ves la oportunidad de sacar a un adversario o a una facción del camino, pues la sacas porque el poder es un juego de suma cero", planteó.
El Aissami, según Alarcón, estaba enfrentado con el grupo que encabezan los poderosos hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, vicepresidenta del país y presidente del Parlamento, respectivamente.
Es "valiente" embestir la corrupción, expuso Alberto Aranguibel, analista cercano al chavismo en una columna de prensa, tras rechazar la "perversa campaña" que coloca a todo el Estado como "un solo órgano carcomido por igual por el cáncer de la corrupción".
Parra, sin embargo, insiste en que "la corrupción ha sido sistemática y ha sido parte de la naturaleza de este gobierno y del anterior con Hugo Chávez".
El chavismo "no tuvo este tipo de epifanía que de repente pasan de ser muy corruptos a ser muy correctos", ilustró Alarcón.
Aunque ese es el mensaje que trata de vender el aparato de propaganda, según Parra: "un despertar de moral" que "está limpiando sus filas".
CA/ED
