Millones de muertes instantáneas, kilómetros de destrucción total, miles de heridos de gravedad y secuelas ambientales apocalípticas: estos serían los efectos de la detonación de la bomba nuclear más poderosa sobre la Ciudad de Buenos Aires o sobre cualquier urbe.
Se trata de Nuke Map, una herramienta creada por el historiador Alex Wellerstein que permite, entre otras cosas, calcular los efectos de la aterradora Bomba Tsar, el explosivo nuclear construido por la URSS que cambió el curso de la Guerra Fría.
La Bomba Tsar, o "Rey de las bombas", como fue apodada una ojiva experimental, es el arma más grande del que dispone actualmente Rusia, que tiene la reserva más grande del mundo de 6.000 ojivas nucleares y compite para montarlas en misiles hipersónicos "imparables".
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Oficialmente llamada "producto 602" y con el nombre en código "Iván", la bomba termonuclear masiva fue diseñada para mostrar que los científicos soviéticos habían alcanzado a los Estados Unidos en poder destructivo.
La creación de la megabomba fue vista como un punto de inflexión en la Guerra Fría y en parte condujo a un tratado internacional que prohibía las pruebas de armas nucleares en la superficie.
El diseñador de la bomba, Andrei Sakharov, estaba tan horrorizado por su creación que pasó a hacer campaña contra la proliferación nuclear, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz.
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Estos serían los efectos de la bomba nuclear más grande del mundo sobre Buenos Aires
Si la Bomba Tsar alguna vez hubiera sido lanzada sobre un área urbanizada, los resultados habrían sido devastadores. Según Nuke Map, la explosión de 50 megatones en la Ciudad de Buenos Aires mataría a 4,43 millones de personas y dejaría gravemente heridos a otros 4 millones.
Una detonación sobre el Obelisco porteño generaría una "bola de fuego" de 6 km de ancho que destruiría todo el centro de la Capital Federal y cualquiera atrapado dentro de la bola de fuego sería "vaporizado efectivamente".
La zona de "daño fuerte por explosión" se extendería a 5,5 km del centro de la ciudad, destruiría edificios de concreto y mataría a casi todos los habitantes.
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En un radio de "explosión moderada" 17 km, todos los edificios se derrumbarían, todos resultarían heridos de gravedad y la mayoría moriría. Las posibilidades de que un incendio comience en daños comerciales y residenciales son altas, y los edificios dañados tienen un alto riesgo de propagar el fuego.
El radio de daño por "explosión leve" sería de más de 43 km, y causaría la ruptura de todas las ventanas de vidrio. Esto puede causar muchas lesiones en una población circundante que se acerca a un cristal después de ver el destello de una explosión nuclear.
En un radio de "radiación térmica" de 51 km, los habitantes se verían afectados por quemaduras de tercer grado, que se extienden por las capas de la piel y suelen ser indoloras porque destruyen los nervios del dolor. Pueden causar cicatrices graves o discapacidad, y pueden requerir amputación.
Las cifras de Nuke Map se basan en una simulación de una explosión de 50 megatones como la Bomba Tsar de dos etapas.
Sin embargo, el diseño original era para un dispositivo de tres etapas que producía 100 megatones. Los científicos omitieron la tercera etapa en el dispositivo de prueba, reduciendo a la mitad su potencia, porque habría generado enormes cantidades de contaminación radiactiva en todo el mundo.
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Así fue la detonación nuclear más grande de la historia
Mientras la tensión global aumenta con el avance de la guerra de Rusia en Ucrania a la par que las amenazas de ataques nucleares que podían desatar un infierno, un video mostró recientemente la magnitud de la explosión de prueba de la bomba en la ex URSS, un poderoso recordatorio del peligro que enfrenta el mundo.
El video, que permaneció como un secreto de Estado y fue desclasificado en el 75 aniversario de la industria nuclear de Rusia muestra la aterradora detonación de prueba de la Bomba Tsar, sobre una isla remota en el Ártico ruso en 1961.
La bomba era tan grande (8 metros de largo, 2 de ancho y 27 toneladas) que no podía caber en un avión. Las imágenes desclasificadas muestran que se colgó debajo de un bombardero Tu-95 especialmente convertido en su única prueba.
Un segundo avión llevaba una tripulación de laboratorio de cinco personas encargadas de monitorear la prueba. Ambos aviones fueron recubiertos con pintura blanca especial para reflejar la radiación.
El 30 de octubre de 1961, la tripulación lanzó la monstruosa bomba nuclear desde gran altura sobre la isla de Severny, en el extremo norte de Rusia. Un paracaídas desaceleró su caída antes de detonarla a 3.800m del suelo con un destello que fue visto a 1000 km de distancia.
Las imágenes muestran una infernal nube en forma de hongo de polvo y escombros que se elevó casi 70 kms en el cielo, siete veces la altura del Monte Everest. La onda expansiva hizo temblar la tierra y destruyó edificios en la isla en un radio de 55 km.
Además, la detonación rompió ventanas en lugares tan lejanos como Noruega y Finlandia, a más de 1.600 kms del lugar de la explosión.
Según los informes, a los nueve soviéticos que tripulaban el Tu-95 se les advirtió que solo existía un 50% de posibilidades de sobrevivir a la explosión, y aunque la onda de choque obligó a la aeronave a caer más de 8 km de altitud, pudo aterrizar de manera segura.
Las mediciones posteriores mostraron que el rendimiento de la explosión fue de 50 megatones, equivalente a 50 millones de toneladas de TNT.
Afortunadamente, los soviéticos decidieron que la bomba era demasiado grande para ser usada contra el enemigo, y las ojivas más pequeñas lanzadas por misiles se convirtieron en el foco de los arsenales de la Guerra Fría.
La creación de la megabomba fue vista como un punto de inflexión en la Guerra Fría y en parte condujo a un tratado internacional que prohibía las pruebas de armas nucleares en la superficie.
El diseñador de la bomba, Andrei Sakharov, estaba tan horrorizado por su creación que pasó a hacer campaña contra la proliferación nuclear, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz.