La policía de Canadá emitió una nueva orden de arresto contra el sacerdote jubilado Johannes Rivoire, de 93 años, que fue acusado de abusar sexualmente de un niño inuit en el extremo norte del país, hace varias décadas, antes de huir a Francia.
La víctima de Rivoire, Marius Tungilik, se suicidó en 2012 a los 55 años, después de muchos años de tormento.
Sus amigos dicen que estaba destrozado por el abuso que sufrió a manos de Rivoire: "Bebió y bebió y bebió. Estaba muy perseguido por este sacerdote diablo”, dijo el anciano inuk Peter Irniq a la cadena estadounidense APTN News.
"Le prometí en espíritu que haría todo lo posible por él y por las otras víctimas de Rivoire", dijo Irniq. "Quiero ver justicia por sus crímenes. Quiero ver a sus víctimas en Nunavut para comenzar a sanar también de lo que les sucedió. Así que me gustaría ver a más personas hablar".
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Una mujer, cuya denuncia presentada en febrero condujo a una nueva orden de arresto contra el sacerdote, dijo que estuvo tratando de que lo acusen desde la década de 1980. "Traté de acusarlo y me dijeron que no hay pruebas. Me he esforzado mucho".
"Él trataba de mantenerme en la iglesia haciendo cosas para que yo fuera la última en salir. Recuerdo cada pequeña cosa que solía hacer. Él no es un sacerdote, es un monstruo. Lamento decir eso, pero lo llamo monstruo porque me trató como si fuera un adulto y no sabía lo que me estaba haciendo", dijo la denunciante.
Johannes Rivoire, sacerdote de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, vivió en el extremo norte de Canadá desde principios de la década de 1960 antes de establecerse en Lyon (Francia) en 1993.
La policía canadiense había tratado de arrestarlo en la década de 1990 por al menos otros tres cargos de abuso sexual en las comunidades Nunavut de Arviat, Rankin Inlet y Naujaat, cargos que fueron desestimados.
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El nombre de Johannes Rivoire volvió a mencionarse esta semana cuando una delegación inuit en el Vaticano le pidió al papa Francisco que interviniera personalmente en el caso, que lleva casi 30 años sin resolverse.
Natan Obed, presidente de los Inuit Tapiriit Kanatami, dijo en una conferencia de prensa el lunes 28 de marzo que "planteó el legado de abuso sexual en la iglesia y le preguntó al Papa si intervendría directamente" en el caso Rivoire.
La delegación indígena inuit y metis de 32 miembros fue invitada a reunirse con el Papa por los recientes descubrimientos de más de 1.300 tumbas sin marcar en internados administrados por la Iglesia en Canadá, a las que asistían niños indígenas como parte de una política gubernamental de asimilación forzada.
"El papa nos oyó. Escuchó tres de las muchas historias que tenemos para compartir" y "asintió con la cabeza mientras nuestros sobrevivientes contaban sus experiencias", aseguró a la prensa Cassidy Caron, presidente del Consejo Nacional Mestizo, al término de la reunión.
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"Sentí algo de pena por sus reacciones (...) Las únicas palabras que pronunció en inglés fueron: 'verdad, justicia y reparación'. Tomo eso como un compromiso personal", agregó Caron frente a la plaza de San Pedro.
La Iglesia Católica de Canadá presentó en septiembre pasado una disculpa formal a los pueblos indígenas tras el descubrimiento de las tumbas cerca de antiguos internados, donde los niños habían sido aislados de sus familias, del idioma y su cultura, como política de asimilación forzada de las llamadas Primeras Naciones.
El descubrimiento en febrero de 54 tumbas más sin identificación en dos antiguos colegios residenciales católicos para nativos, sumándose a los otros túmulos, volvió a conmocionar al país, arrojando luz sobre una página sombría de la historia.
Entre finales del siglo XIX y la década de 1980, unos 150.000 niños indígenas, mestizos y esquimales fueron reclutados a la fuerza en 139 internados en Canadá.
Miles de ellos murieron, en su mayoría de desnutrición, enfermedades o negligencia, en lo que el Comité para la Verdad y la Reconciliación llamó "genocidio cultural", según un informe de 2015. Otros fueron abusados física o sexualmente.
ds