El primer ministro húngaro Ferenc Gyurcsany aseguró hoy que no tendrá “paciencia alguna” con los que perturben el orden público, luego de que manifestantes se enfrentaran a la policía por segunda noche consecutiva en Budapest.
Anoche, se produjeron nuevos choques entre la policía y los manifestantes de derecha, que reclaman la renuncia del primer ministro socialista Ferenc Gyurcsany.
Los manifestantes reprochan al primer ministro el haberle mentido al pueblo húngaro, al esconderles su programa de austeridad económica para poder ganar las elecciones legislativas de abril. Sin embargo, Gyurcsany aseguró que no piensa renunciar.
Los enfrentamientos se produjeron cerca del local del partido socialista, al término de una manifestación pacífica que reunió unas 10 mil personas en la sede del parlamento.
Al término de la manifestación, varios cientos de personas, algunos de ellos encapuchados, se separaron para dirigirse a la sede del partido socialista. Allí los esperaba la policía antimotines, que protegían la sede política, algunos de ellos a caballo y otros con perros de combate.
En ese momento comenzaron los enfrentamientos. Los policías decidieron recurrir a la fuerza para dispersar a los manifestantes, mientras que éstos les lanzaban objetos.
Cuando ya todo el aire estaba enviciado de gases lacrimógenos, los manifestantes incendiaron un vehículo policial. Como resultado de los enfrentamientos, una decena de personas resultaron heridas.
Los primeros enfrentamientos ocurrieron en la noche del lunes, cuando unos 3000 manifestantes chocó con la policía. La violencia dejó, entonces, un saldo de 150 heridos.