El número de ejecuciones en el mundo alcanzó el año pasado su cifra más alta desde 2015, impulsada por un fuerte aumento en Irán, señaló Amnistía Internacional en su informe anual sobre la pena de muerte: contabilizó 1.153 ejecuciones en 2023, sin incluir a China, lo que equivale a un aumento de más del 30% respecto a 2022.
Las condenas a muerte dictadas durante el pasado año aumentaron un 20% con respecto al anterior, hasta alcanzar un total de 2.428, dice el informe, que agrega que Irán y Arabia Saudita representaron respectivamente el 74% y el 15% de las ejecuciones registradas, sumando el 89% del total.
Amnistía Internacional, contabilizó contabilizó 853 ejecuciones en la República Islámica de Irán, donde los criminales aún pueden ser ahorcados públicamente por sus delitos. Esto que equivale a casi un 50% de aumento de ejecuciones, más que en 2022.
"Las autoridades iraníes mostraron total desprecio por la vida humana y aumentaron las ejecuciones por delitos relacionados con las drogas, poniendo de relieve aún más el impacto discriminatorio de la pena de muerte en las comunidades más marginadas y empobrecidas de Irán", dijo Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía.
Amnistía sigue de cerca la aterradora represión de los derechos humanos en todo el país, con cada vez más disidentes ejecutados bajo cargos mal definidos de "corrupción en la tierra", un cargo que se utiliza para condenar a los disidentes desde el inicio de las protestas a nivel nacional por la norma obligatoria del velo en octubre de 2022.
Irán todavía utiliza grúas para colgar a sus prisioneros, atándolos a una soga y luego elevándolos en el aire para ser vistos a kilómetros de distancia. Entre los ejecutados de 2023 se encuentran 24 mujeres y cinco personas que eran niños en el momento en que se cometieron los crímenes, dijo Amnistía.
Las ejecuciones en Yemen, en medio de una devastadora guerra civil, casi se cuadruplicaron en el mismo período mientras que en Somalia -único país del África subsahariana que utilizó la pena de muerte en 2023- se multiplicaron por seis, para pasar de 6 en 2022 a 38 en 2023
Los tribunales de la nación del Cuerno de África, que se enfrentan a una insurgencia de 17 años a manos del grupo Al-Shabaab, vinculado a Al Qaeda, y que también está luchando contra militantes del grupo Estado Islámico, dictan periódicamente la pena de muerte por delitos de terrorismo.
Arabia Saudita, que acostumbra a imponer la pena de muerte por decapitación, experimentó 172 ejecuciones en 2023, un 12 por ciento menos que las cifras de 2022.
El reino es conocido por sus decapitaciones: ejecutó a 81 personas en un solo día en 2022. Las penas de muerte se triplicaron ese año a 196 y se mantuvieron en un nivel alto en 2023, en su mayoría por asesinato o delitos de terrorismo, incluidas seis mujeres.
El informe de Amnistía no cuenta los miles de presuntas ejecuciones realizadas en China, ni tampoco las de Corea del Norte o Vietnam, pues la organización ve en el secretismo que rodea estas cifras un deseo de infundir "miedo".
En 2022, la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte afirmó que al menos 8.000 personas al año fueron ejecutadas en China desde 2007. Si bien algunos casos se hicieron públicos, el régimen mantiene en secreto los datos sobre su uso de la pena de muerte.
En Estados Unidos, donde se realizaron 24 ejecuciones en 2023, con un aumento del 33% respecto al año anterior, varios estados demuestran un "compromiso inquebrantable con la pena de muerte y una cruel intención de invertir recursos en quitar vidas humanas", lamentó Callamard. Por decimoquinto año consecutivo, fue el único país de América en realizar ejecuciones.
El informe de Amnistía citó la introducción de proyectos de ley para llevar a cabo ejecuciones por pelotón de fusilamiento en los estados de Idaho y Tennessee, y el uso de gas nitrógeno en Alabama como un nuevo método de ejecución no probado en enero.
Recuerda el caso de Kenneth Euguene Smith tardó 22 minutos en morir bajo los efectos de la hipoxia del nitrógeno, después de que los funcionarios aseguraran al público que el método garantizaría una muerte rápida e indolora. El condenado se retorció de dolor durante casi diez minutos antes de que pareciera que su respiración se detenía.
Pese al aumento de ejecuciones, el número de países donde tuvieron lugar cayó a 16, una cifra sin precedentes, ya que no hubo en Bielorrusia, Japón, Birmania o Sudán del Sur, a diferencia de 2022.
Dieciséis países ejecutaron prisioneros en 2023 y casi tres cuartas partes de todos los países habían abolido la pena capital para finales del año. Un total de 112 países la abolieron para todos los crímenes, 23 son considerados abolicionistas en la práctica porque no ejecutaron a nadie en una década y nueve la suprimieron para delitos comunes.
En Asia, Pakistán derogó la pena de muerte para delitos relacionados con drogas, mientras que Malasia la eliminó para ciertos delitos. Entre tanto, alrededor de tres cuartas partes de los países africanos abolieron la pena de muerte en la ley o en la práctica.
El año pasado se registraron ejecuciones por disparos en Afganistán, China, Corea del Norte, Palestina, Somalia y Yemen. La inyección letal se utilizó en China, Estados Unidos y Vietnam, mientras Bangaldesh, Egipto, Irán, Irak, Kuwait, Singapur y Siria optan por el ahorcamiento. La decapitación todavía es común en Arabia Saudita.
Amnistía Internacional también sugirió en su informe que en muchos casos se utilizaron "confesiones" de crímenes bajo condiciones de tortura o malos tratos para condenar a personas en Egipto, Irán y Arabia Saudita.
El único país del continente europeo que aún aplica la pena de muerte es Bielorrusia, un firme aliado de Rusia.
ds