Recep Tayyip Erdogan lideró ayer el primer rezo de los viernes en Santa Sofía, la antigua basílica devenida en mezquita, luego en museo, y ahora nuevamente en mezquita. Unos versículos del Corán recitados por el presidente y miles de fieles acudiendo al llamado a la oración desde los minaretes simbolizaron una jornada histórica para gran parte del pueblo turco.
En esta primera oración retransmitida en directo, Erdogan leyó la primera sura o capítulo del Corán. “Vuelve a ser una mezquita. Si Dios lo quiere, seguirá sirviendo a todos los creyentes como mezquita para la eternidad”, declaró el jefe de Estado después del rezo.
“Asistimos a un momento histórico. Una larga separación termina”, afirmó, por su parte, el jefe de la Autoridad religiosa, Ali Erbas, que durante su oración mostró una cimitarra, un sable corto que representa la conquista de Constantinopla por los otomanos en 1453.
Pese a la pandemia, una multitud acudió ayer a la plegaria. Las filas de espera ante las puertas de Santa Sofía eran impresionantes y hubo fieles que incluso pasaron allí la noche. “Es un hecho histórico. Que Alá bendiga a Recep Tayyip Erdogan. Estoy emocionada”, declaró a la AFP Aynur Saatçi, de 49 años.
La reconversión de Santa Sofía es un guiño al electorado de Erdogan, en un momento en que Turquía atraviesa problemas económicos agravados por el coronavirus.
Enorme simbolismo. “Desde lo político, Erdogan está apuntando a dos objetivos, buscar legitimidad interna en el campo islámico –que actualmente se encuentra fracturado– en el marco de una aguda crisis económica, y posicionarse nuevamente como un líder en el mundo islámico”, afirmó a PERFIL Ariel González Levaggi, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la UCA.
Críticas. El papa Francisco se manifestó “muy afligido” por la decisión de Erdogan, mientras que la Iglesia Griega Ortodoxa afirmó estar “en duelo”. En Grecia, donde el gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis también había criticado a Estambul, estaba previsto que las campanas de las iglesias sonaran y las banderas ondeasen a media asta para protestar por la reconversión, que los líderes eclesiásticos del país calificaron de acto “impío”.
En Turquía, en cambio, el clima era festivo. “Vamos a preservar la herencia cultural de Santa Sofía como lo hicieron nuestros ancestros”, prometió Erdogan.
En 1934, Santa Sofía fue transformada en museo por el presidente y fundador de la República Mustafá Kemal Atatürk.