INTERNACIONAL
Hija de la alta sociedad británica

Ghislaine, la millonaria que guarda en prisión los secretos del caso Epstein

Ghislaine Maxwell cumple una condena de veinte años por tráfico sexual de menores en una cárcel de baja seguridad en Florida. Su figura se convirtió en el centro de la polémica porque la fiscalía general de EE.UU. quiere que revele quiénes fueron las personalidades involucradas en la red de prostitución.

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Riqueza y sexo. Ghislaine Maxwell dejó Reino Unido tras la muerte de su padre y se estableció en Nueva York, donde formó pareja con Jeffrey Epstein. Juntos ofrecían fiestas sexuales a las que concurrían figuras políticas, empresariales y artísticas. | afp

En los círculos más acaudalados de la burguesía neoyorquina, Ghislaine Maxwell sobresalía como una mujer atractiva y conquistadora, de mirada despreocupada y de gustos refinados, formada enla alta sociedad británica. Sin embargo, muchos de ellos, en menor o mayor medida, sabían que esa imagen escondía una personalidad de rasgos perversos.

La convulsión vino de golpe, hace cinco años, cuando una investigación reveló que seducía chicas menores de edad para luego ofrecerlas a su pareja, el financista Jeffrey Epstein, quien a su vez se dedicaba al tráfico sexual de jovencitas en fiestas que daba en sus residencias y a donde concurrían figuras poderosas.

Con el escándalo, su nombre desapareció rápidamente de las agendas de los millonarios y políticos neoyorquinos que acudían a sus fiestas. Entre ellos, según trascendió, estaba el actual presidente Donald Trump, quien en ese momento era un rico empresario inmobiliario.

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La fiscalía de Nueva York descubrió que era mucho más que eso. Captaba chicas menores, algunas de 14 años, desamparadas o en situación vulnerable, ofreciéndoles regalos y viajes. Luego las persuadía para que tuvieran sexo con ella y Epstein. Una vez “convertidas”, las incluía en la red de prostitución que ofrecían a millonarios.

Desde 2022, Maxwell está recluida en una prisión de baja seguridad de Florida, donde cumple una pena de veinte años por “tráfico sexual de menores”. Allí, con 63 años, se dedica a hacer yoga, pilates y footing.

Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein
Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein

Pero la delicada Ghislaine, se sospecha, guarda uno de los secretos más buscados en estos días: los nombres de las personalidades involucradas en estos “servicios” especiales que brindaba junto a Epstein, quien en 2019 se suicidó en prisión, en un hecho muy confuso.

Nadie sabe con exactitud si esa lista existe. Pero como en política no importa la realidad sino las convicciones, las bases políticas de Trump, especialmente los integrantes de MAGA, sostienen que detrás hay toda una conspiración para evitar que se difundan los nombres de las figuras públicas involucradas.

El mandatario está muy presionado por sus seguidores, a los que no logra convencer de que él no está en el listado. Así que para salir del paso ordenó al vicefiscal general de Estados Unidos, Todd Blanche, que entreviste a Ghislaine en la cárcel a ver si puede aportar nuevos datos. En el primer encuentro de este jueves, no surgió nada relevante.

Ghislaine Maxwell: captación y sexo

El expediente de la fiscalía sostiene que “desde al menos 1994, hasta aproximadamente 2004, Ghislaine Maxwell asistió, facilitó y participó en el abuso de niñas menores por parte de Jeffrey Epstein, entre otras cosas, ayudando a Epstein a reclutar, manipular y, en última instancia, abusar de víctimas que eran menores”.

“Las víctimas tenían tan solo 14 años cuando fueron manipuladas y abusadas por Maxwell y Epstein”, agrega.

En otro tramo del informe, señala que “Maxwell sedujo y preparó a niñas para ser abusadas de diversas maneras”. “Por ejemplo, intentó hacerse amiga de algunas víctimas preguntándoles sobre sus vidas, sus escuelas y sus familias, y llevándolas al cine o de compras”.

“Maxwell también acostumbró a las víctimas a la conducta de Epstein simplemente estando presente en sus interacciones con Epstein, lo que las tranquilizó al brindarles la seguridad y el consuelo de una mujer adulta que aparentemente aprobaba su comportamiento”, apunta.

“Maxwell también normalizó y facilitó el abuso sexual de las víctimas al hablar de temas sexuales, desvestirse delante de ellas, estar presente cuando la víctima se desvestía y animarla a darle masajes sexuales a Epstein”, remarca.

Ghislaine tiene una vida fascinante. Proviene de un ambiente de opulencia y lujos. Nació en Francia, pero se crio en Headington Hill Hall, una enorme mansión de estilo italiano de Oxford, Reino Unido. Se educó en los mejores centros educativos de Inglaterra, donde consolidó su formación.

De chica participaba entusiasmada en las suntuosas fiestas que daba la familia en su palacio de Oxford, a donde concurrían políticos, figuras de los medios y artistas.

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Pero no todo era alegría. Los medios británicos señalan que en la infancia sufrió el abandono sentimental de sus padres. Pese a que era la preferida de su progenitor, soportó maltrato junto a sus hermanos a causa del mal carácter del padre.

Ghislaine es la novena hija del magnate de medios de comunicación Robert Maxwell, un hombre rígido, con una historia particular. Era hijo de una familia judía asesinada por los nazis en un campo de concentración, que sin ningún recurso logró hacer una fortuna.

Robert Maxwell, según cuenta Gordon Thomas en su libro sobre el Mossad, era un agente del servicio secreto israelí, con buenos contactos en la Unión Soviética y los países del este europeo.

Jeffrey Epstein y Donald Trump en 1997
Jeffrey Epstein con Donald Trump

Ghislaine y la sospechosa muerte de su padre al caer de un yate

Maxwell murió ahogado en 1991 al caerse de su yate mientras navegaba frente a las Islas Canarias. Se trató de un episodio muy confuso. Ghislaine siempre sostuvo que fue asesinado. Poco más de un año después de la muerte de su padre, viajó a Nueva York, donde se insertó rápidamente. Allí hizo lo que sabía hacer: ofrecía fiestas de gran nivel para la alta sociedad neoyorquina.

Se la conocía como una “socialite”, algo similar a una influencer de la actualidad, pero de mayor nivel. En esos manejos, conoció al financista Jeffrey Epstein, de quien no se separaría más.

Brad Edwards, abogado de decenas de víctimas del caso, caracterizó a Ghislaine Maxwell con una frase: "Alimentó a un monstruo (por Epstein), y para eso hay que ser otro monstruo”.

LT