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Guía para entender las elecciones entre Trump y Biden en Estados Unidos

Voto indirecto, sistema federal y el temor a la judicialización. Qué pasa si empatan y cuándo será el último debate.

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Rating. El republicano perdió en audiencia ante Biden, que tuvo casi un millón de espectadores más que el presidente. | apf

A menos de dos semanas para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden recorren el país, en un esfuerzo de último minuto para ganar en los Estados que serán claves para determinar quién ocupará la Casa Blanca en los próximos cuatro años.

En Estados Unidos cada ciudadano registrado tiene derecho a ejercer un voto, pero no todos los votos tienen el mismo peso. Algunos son más determinantes que otros. ¿Por qué? Para entender este fenómeno, es útil analizar cómo funciona el sistema electoral estadounidense.

  • Colegio electoral. En primer lugar, se trata de un sistema indirecto. El voto popular no determina en forma directa al presidente, sino que lo hace a través de un Colegio Electoral, integrado por 538 delegados designados por los Estados. En Estados Unidos no hay una elección nacional, sino 51 elecciones estaduales (cincuenta Estados más Washington DC). Trump y Biden se miden en cada distrito, que reparten delegados para el Colegio Electoral. El ganador en cada Estado se lleva todos los delegados (salvo en Nebraska y Maine). Para sentarse en el sillón del Salón Oval, se necesitan al menos 270 votos en el Colegio.

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  • Sistema federal. Con una demografía dinámica y cambiante, producto del acceso a la ciudadanía de inmigrantes o hijos de inmigrantes y, también, de la relocalización de estadounidenses por trabajo o estudio, hay algunos Estados que votan hace décadas a candidatos republicanos, mientras que otros hacen lo propio por postulantes demócratas. Un primer ejemplo es Texas, donde los republicanos suelen llevarse los 38 delegados en juego. Sin embargo, la demografía preanuncia que en los próximos años podría dejar de ser un bastión del GOP. Nueva York y California, en tanto, son distritos tradicionalmente demócratas. Más allá de los distritos tradicionalmente rojos y azules, hay Estados que varían de color de elección a elección. Son los llamados “swing states”: Florida, Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Nevada, Iowa, y Arizona, entre otros.

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  • Antecedentes. En dos de las últimas siete elecciones presidenciales, los candidatos más votados, Al Gore en 2000 y Hillary Clinton en 2016, no obtuvieron una mayoría de 270 votos en el Colegio Electoral. El sistema indirecto beneficia actualmente a los republicanos, que tienen una presencia más fuerte en la llamada “América profunda”, los distritos del interior y sur del país, las pequeñas ciudades y las zonas rurales, mientras que los demócratas tienen hegemonía en los Estados costeros y los grandes centros urbanos.
  • Pennsylvania es un distrito crucial, que otorga 20 delegados para el Colegio Electoral. En Filadelfia y sus suburbios, los demócratas pisan fuerte. Allí, el ex presidente Barack Obama liderará este miércoles una actividad de campaña, sin la presencia de Biden, que, por la pandemia, limitó sus actividades públicas. El interior del Estado, en tanto, es un bastión republicano, donde los “farmers” y los trabajadores de la industria del fracking le dieron una ajustada victoria a Trump en 2016.  

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  • No hay que mirar las encuestas. Como no es electo quien obtiene más votos a nivel nacional sino quien tiene más delegados en el Colegio Electoral, las encuestas nacionales, que dan una ventaja en promedio de 8,5 puntos porcentuales a Biden, no son un buen parámetro para evaluar quién vencerá el próximo 3 de noviembre. Para tener una idea más acabada, hay que analizar las encuestas en los “swing states”, donde la brecha a favor de los demócratas se reduce a la mitad. En Florida, el tradicional Estado “kingmaker” que reparte 29 delegados al Colegio Electoral, Biden apenas tiene 1,6% de ventaja sobre Trump, según el promedio de Real Clear Politics. Allí, Trump tiene su residencia oficial, en Mar-a-Lago, y ha desplegado una intensa campaña para conquistar el voto latino.
  • Sin obligatoriedad. Sin embargo, hay que tomar con pinzas a las encuestas. ¿Por qué? Porque las elecciones en Estados Unidos no son obligatorias y, si bien sondean a los votantes probables, esa medición puede no ser correcta, como sucedió en 2016 en Michigan. Otra dificultad es el voto oculto a Trump: una porción de su electorado no comunica su preferencia a los encuestadores.
  • Tipos de voto. En Estados Unidos se puede votar en forma presencial, por correo, y también de manera “ausente”, cuando el elector no está físicamente en el distrito donde está registrado. Las elecciones ya empezaron –30 millones de estadounidenses emitieron su voto, según la ONG Elections Project-  y concluirán el 3 de noviembre. El 14 de diciembre el Colegio Electoral proclamará al ganador. El candidato electo jurará y asumirá el 20 de enero de 2021.
  • Escrutinio. Pero algunos indicios vaticinan que no habrá un ganador el 3 de noviembre por la noche, ya que por la pandemia millones de personas emitirán su voto por correo y, en algunos Estados, no se escrutarán hasta que cierren las urnas.
  • Judicialización. El gran temor es que una de las dos partes –republicanos o demócratas-  judicialice el escrutinio en algún distrito del país, como sucedió en 2000 cuando Gore pidió un nuevo escrutinio en cuatro condados de Florida y George W. Bush acudió a los tribunales rechazando esa opción. Si el caso llega a la Corte Suprema de Justicia, los republicanos jugarán con la cancha inclinada, ya que cuentan con una mayoría conservadora que podría darle la victoria a Trump.

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  • ¿Y si empatan? Hay otra variante, menos probable pero no obstante posible, de que el resultado se dilate sin un pleito judicial.  Eso sucedería si hay un empate de 269 delegados de Biden y 269 de Trump en el Colegio Electoral. En ese caso, la Cámara de Representantes elegiría al próximo presidente, con un voto por Estado.
  • El rol del Parlamento. Se necesitan 26 votos para ungir al mandatario, es decir, una mayoría simple. En tanto, el Senado será el encargado en elegir al vicepresidente, con un voto por senador. Las mayorías legislativas será claves para el próximo Gobierno, pero también podrían jugar un papel en la nominación del futuro jefe de Estado.
  • ¿Si no hay acuerdo? Si hubiere un empate tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, asumiría la titular de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, que ejercería la presidencia hasta que se designase al primer mandatario.
  • Último debate. Trump y Biden medirán fuerzas este jueves en el último debate presidencial. En un escenario político sumamente polarizado y dividido, tendrán poco margen para conquistar indecisos. Las urnas, el Colegio Electoral y, tal vez, la justicia, darán el veredicto final.

LD/MC