Siguen las acusaciones entre el presidente de EE.UU. George W. Bush y su par de Irán Mahmud Ahmadinejad, en la segunda jornada de la Asamblea General de la Naciones Unidas. Mientras que Bush criticó a Teherán de "financiar el terrorismo", además de querer obtener armas nucleares, Ahmadinejad señaló que Washington "manipula a la ONU en su beneficio".
Dirigiéndose a los ciudadanos iraníes, el líder norteamericano pronunció que para un futuro de “prosperidad”, el gobierno de Teherán es el “mayor obstáculo”. A la vez agregó que “sus gobernantes han elegido negarles la libertad y usar los recursos de su nación para financiar el terrorismo y estimular el extremismo, y procurarse armas nucleares”, vociferó Bush.
Ante estas declaraciones, la respuesta del gobierno iraní no se hizo esperar. Ahmadinejad, en su discurso frente a la asamblea, defendió el derecho de Irán a disponer de energía nuclear, política que el gobierno de Washington rechaza.
“Todas nuestras actividades nucleares son transparentes, pacíficas y están bajo la atenta mirada de los inspectores de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), manifestó el mandatario iraní.
Asimismo, se preguntó (en clara referencia a EE.UU.), “por qué algunos gobiernos se oponen a este derecho” y denunció a aquellos que “produjeron bombas atómicas y tienen como saldo haberlas usado contra la humanidad”.
Teherán viene negándose ante los pedidos del Consejo de Seguridad (donde EE.UU. tiene un miembro de forma permanente), de interrumpir sus actividades de enriquecimiento de uranio, argumentando que su programa nuclear “es pacífico”.
En este sentido Ahmadinejad acusó al Consejo de Seguridad de “incapaz de actuar en nombre de toda la comunidad internacional de manera transparente, justa y democrática”.
Por su parte, el presidente de Francia Jacques Chirac con el objeto de encontrar una solución a este conflicto, planteó un plan de reunir a 6 potencias (EE.UU., China, Rusia, Francia, el Reino Unido y Alemania), que actualmente discuten con Irán sobre su plan nuclear, para acordar “una agenda” de negociaciones comerciales y diplomáticas entre occidente y el gobierno iraní, lo que significaría el primer encuentro formal entre Teherán y Washington en 27 años.