INTERNACIONAL
ELECCIONES EN BRASIL

Fanatismo religioso versus democracia: la disputa por el voto evangélico en Brasil

A 5 días del balotaje, Lula da Silva y Bolsonaro disputan una "guerra santa" para captar el vasto electorado religioso, en especial el evangélico que votó de manera masiva por el mandatario ultraderechista en 2018.

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Jair Bolsonaro y Lula da Silva en templos, iglesias. | AFP

En la recta final hacia el balotaje en Brasil, la pelea es voto a voto. Uno de los puntos fuertes de las agendas de Lula da Silva y Jair Bolsonaro es conquistar al vasto electorado evangélico, en medio de la preocupación por el creciente poder de este sector en la política brasileña.

Desde el inicio, la campaña electoral en Brasil tuvo una fuerte connotación religiosa en línea con las características de la sociedad. En el país de histórica tradición católica de 212 millones de habitantes, en la actualidad un tercio aseguran ser evangelistas. De esa cifra, más de la mitad se alinea con las ideas del mandatario de ultraderecha que busca la reelección, y eso se traduce en intención de voto.

En el marco de la campaña más polarizada de la historia contemporánea de Brasil, tanto Bolsonaro como Lula da Silva dirigieron parte de sus promesas de campaña hacia este sector de ideas conservadoras que, en su versión más extrema, busca combatir las ideas en materia de diversidad sexual, la legalización del aborto o la "ideología de género".

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La intención de voto evangélico en Brasil

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Jair Bolsonaro es el preferido por el electorado evangélico.

Según la última encuesta publicada por Datafolha, Bolsonaro, católico pero bautizado por evangélicos, creció de 62 a 65% entre ese grupo, mientras que Lula tiene el apoyo del 31%. Entre los católicos, Lula subió de 55 a 57% en una semana, mientras que el apoyo de los católicos a Bolsonaro cayó de 38 a 37%. 

Además, si bien el próximo 30 de octubre se sabrá quién comandará los destinos de Brasil durante los próximos cuatro años, la composición del Congreso ya está definida y será clave en términos de gobernabilidad. En tanto, el próximo gobierno deberá lidiar con el poderoso bloque de legisladores evangélicos, siendo 116 de 513 diputados que pertenecen a esta vertiente del cristianismo.

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La "batalla espiritual" de Jair Bolsonaro

El acercamiento entre el presidente Jair Bolsonaro y las iglesias evangélicas se fue consolidando a lo largo de su mandato, en gran parte con la ayuda de Michelle, su esposa evangelista de gran oratoria que estrechó lazos con los pastores. Con su lema "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos", el ultraderechista defendió posturas conservadoras como la prohibición del aborto y hasta nombró al primer juez evangélico en la historia del Superior Tribunal Federal.

Parte de la máquina de poder de Bolsonaro es su alianza con las iglesias evangelistas más grandes, entre ellas la gigantesca Iglesia Universal del Reino de Dios del multimillonario Edir Macedo, dueño de la cadena televisiva Record, del portal de noticias R7 y vinculado al Partido Republicanos que lleva entre sus candidatos a Tarcisio de Freitas, el favorito para la gobernación de la metrópoli de San Pablo.

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En la recta final de la campaña, Lula da Silva moderó su discurso para atraer a los votantes religiosos.

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Además, en la recta final hacia el balotaje Bolsonaro es apuntado por basar parte de su campaña dirigida a los sectores populares en noticias falsas, al afirmar que Lula tiene un plan para cerrar los templos e iglesias, instalar baños unisex en las escuelas públicas, legalizar el aborto y liberar las drogas. Esto también lo sostuvo Michelle, al decir que la Biblia obliga a "votar a la derecha" y que Lula prepara una "venganza contra los cristianos de bien".

El intento de Lula en la recta final

Lula da Silva lidera los sondeos de cara al 30 de octubre pero la distancia con Bolsonaro es tan corta que resulta amenazante para la candidatura del expresidente. Por este motivo, en las últimas semanas moderó su discurso "izquierdista", incluida su postura sobre el aborto, y publicó una "Carta a los evangelistas" para intentar atraer a ese electorado, elaborada por el teólogo católico e histórico armador del PT, Gilberto Carvalho.

"Brasil corre el riesgo de ser una teocracia. Estamos en riesgo de que se instale en Brasil una política triste que mezcla los valores del neofascismo con el fundamentalismo religioso de los oportunistas que apela a la cuestión de las costumbres, muy parecido a lo que logró Donald Trump en Estados Unidos, que llevó la agenda política a la moralidad y las costumbres", explicó Carvalho, también exministro de Lula e interlocutor del PT con los líderes religiosos, en diálogo con Télam.

En la recta final de la campaña, el expresidente denunció que su rival hizo campaña dentro de las iglesias, donde supuestamente se instó a los fieles a votar por el líder del Partido Liberal, y aseguró que respetará la libertad de culto en el país y denunció una campaña de "mentiras" por parte del bolsonarismo. 

De la mano de Bolsonaro, esta corriente del cristianismo protestante está penetrando en las altas esferas del Palacio del Planalto, a pesar de que Brasil es un estado laico. Las críticas al jefe de estado vinieron de todos lados e incluso desde la Iglesia Católica, que repudió el uso político de la religión perpetrado por el actual presidente, que quedó evidenciado luego de que sus seguidores abuchearan a curas y obispos en medio de un acto "Se está haciendo un uso criminal de la fe", cerró Carvalho.

cd / ds