Mientras en México se anunciaba ayer la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en la Argentina las fuerzas de seguridad no lograban aún encontrar a los tres delincuentes más buscados del país: los hermanos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci, fugados hace trece días de prisión. Los tres están condenados por el ya célebre triple crimen de General Rodríguez, un caso que guardaría conexiones con el cartel de Sinaloa, la poderosa organización narco mexicana que lidera Guzmán.
Entre los personajes que figuran en la investigación judicial aparece Jesús Martínez Espinoza, un ciudadano mexicano sindicado como presunto narcotraficante. Martínez Espinoza admitió haber conocido a Sebastián Forza, una de las víctimas del triple asesinato, y declaró que éste le habría ofrecido el negocio de una droguería para conseguir efedrina, un precursor de drogas sintéticas. La Justicia indaga si el autor intelectual de los homicidios, el prófugo Esteban Pérez Corradi, se disputaba con Forza la provisión de efedrina a los mexicanos. Y si Martínez era la cara visible de estructuras narco de mayor envergadura, como el cartel de Sinaloa.
En marzo de 2014, PERFIL publicó que un joven mexicano llamado Dámaso López, ahijado del “Chapo” y uno de los herederos del cartel de Sinaloa, habría estado en la Argentina y se habría reunido con Forza unos días antes de su homicidio. Así lo aseguró a este diario un testigo del encuentro, a quien Forza presentó con el mexicano en un café de Puerto Madero a mediados de 2008. El testigo, que pertenecía al entorno del empresario asesinado junto a Damián Ferrón y Leopoldo Bina, pidió reserva de su identidad. Según dijo, Forza presentó a López como “el sobrino del capo de México”. El testigo también afirmó que el joven se hospedó seis meses en el Hotel Faena y que luego del triple crimen de General Rodríguez dejó la Argentina. Hasta el momento, no se encontró ningún registro oficial de que López haya estado efectivamente en el país.