Desde Ginebra. El «laboratorio de búsqueda humanitaria» de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, ha publicado un informe sobre los 35 mil menores ucranianos secuestrados por Moscú, «reeducados» en «210 establecimientos» localizados en Rusia y en «los territorios ucranianos ocupados» por tropas de Vladimir Putin, dispersos en una zona de 5.600 kilómetros, abarcando 59 regiones rusas y de Ucrania, sometidos también a una «militarización forzada» (1).
La identificación de los sitios revelados por el informe abarcan ocho tipos de lugares «sin precedentes», apuntando a integrar esos menores «robados en la maquinaria de guerra rusa». Pondrían de manifiesto «una capacidad logística y operativa para rusificar esos menores arrancados de su país», en sitios que van desde «el Océano Pacífico, pasando por la Siberia», como «escuelas o bases militares, establecimientos médicos o religiosos, escuelas secundarias y universidades, hoteles, centros de vacaciones o de ayuda familiar, orfelinatos, y sanatorios» (2).
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Esos «menores son detenidos durante» periodos «variables». Algunos «han sido enviados temporariamente mientras que otros son retenidos indefinidamente. En algunos casos, se los integra en los programas rusos de adopción forzada, para ser destinados a familias y devenir ciudadanos rusos». Al menos 106 de los 210 establecimientos descubiertos, «son gestionados por organismos gubernamentales federales o locales rusos»… Para llegar a estas conclusiones, los investigadores combinaron análisis de fuentes abiertas, como documentos oficiales rusos, con imágenes de satélites» (3).
Así, han probado que los casos descubiertos se vinculan «al 61,9% de los lugares identificados», utilizando a tal efecto, «programas culturales, patrióticos o militares, que se alinean en el interés de Moscú, y se inscriben en el marco de una campaña mas larga llevada a cabo bajo órdenes de Vladimir Putin para rusificar habitantes de territorios ocupados». Sería «la más grande empresa de secuestros de menores desde la segunda guerra mundial, cuando los nazis secuestraban niños polacos. Rusia ha puesto en marcha un sistema de lavado de cerebros de menores ucranianos, los entrenan como soldados, y reemplazan la identidad ucraniana por la rusa» (4).
A modo de contexto, la presente investigación, revela que «Vladimir Putin a ordenado reforzar la educación patriótica y la militarización de la juventud rusa desde hace 10 años», integrando ahora «los menores ucranianos de 8 a 17 años», en 39 de los 210 establecimientos indentificados, donde son entrenados «al combate, participando en desfiles, aprendiendo la historia militar y fabricando equipos para las fuerzas armadas», concretamente «drones», desconociéndose «si esos menores fueron luego destinados al frente de combate en Ucrania» (5).
Al respecto, el «Centro de lucha contra la desinformación, organismo oficial ucraniano, ha señalado que menores provenientes de territorios ocupados por Rusia desde el 2014 fueron enrolados en el Ejercito ruso, siendo abatidos en combate en 2022». Añadiendo, que «desde el 2014, Moscú procedía a la deportación, la reeducación, la militarización, la ubicación forzada y la adopción de menores ucranianos en los territorios ocupados de Crimea, Louhansk y Donetsk» (6).
A partir «de la ofensiva de 2022, esos esfuerzos se han considerablemente ampliado. Las pruebas aportadas por la Universidad de Yale constituyen una base solida para establecer que los crímenes de guerra, y los crímenes de lesa humanidad, han sido cometidos por Rusia». Sin embargo, «el gobierno de Donald Trump, a cortado las subvenciones. Nos explicaron que todas las investigaciones sobre Putin y Rusia no tendrían más financiamiento, porque podrían comprometer las negociaciones con Moscú. El presente es nuestro último informe. Tenemos para aguantar hasta las Navidades. Después debemos licenciar a todo el mundo», concluyó Nathaniel Raymond, Director Ejecutivo de la Universidad de Yale, (7)
Fuente 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7: Le Monde, Paris, 17 de septiembre de 2025.
cp