En la actualidad, Silvio Berlusconi ocupa los titulares de los diarios por sus salvajes fiestas nocturnas.
Incluso un reciente espectáculo de luces, humo y lava artificial que simulaba una erupción volcánica pareció tan real que los vecinos de su propiedad en Cerdeña dieron aviso a los bomberos.
Pero dejando al margen estas imponentes representaciones, lo demás parece haberse tranquilizado bastante alrededor del ex primer ministro italiano, que mañana cumple 70 años.
Su accionar manso y reservado en el escenario político parece indicar que Berlusconi no tiene por ahora intenciones de regresar al poder.
¿Es posible que la edad lo esté esté apaciguando? Cabe recordar que cuando en mayo pasado Romano Prodi ganó las elecciones parlamentarias, Berlusconi, primero, desconoció el resultado. Después dijo que se trataba de un "governo balneare", un gobierno que no iba a subsistir más allá del verano.
Pero ahora, desde su lugar de jefe de la oposición, Berlusconi se presenta como un perfecto estadista y quiere apoyar a Prodi en su misión en el Líbano. Berlusconi es diferente al resto de los líderes políticos europeos.
"Nadie se puede comparar conmigo, ni en Europa, ni en el resto del mundo", dijo alguna vez sobre sí mismo el controvertido ex jefe de gobierno.
Y no está muy equivocado: su fortuna valuada en 13.000 millones de euros (16.500 millones de dólares) lo convierte en el hombre más rico de Italia.
Es además propietario de los tres canales privados más importantes del país y dueño y presidente del Milan, uno de los clubes de fútbol más exitosos en Europa.
Un personaje único. Pero también la forma de encarar la política fue única: después de su reelección en 2001 intentó cambiar la 'ley de balance', que establece que la falsedad de balance no es un delito a menos que las partes damnificadas interpongan una demanda judicial.
Dicha norma, que la oposición consideró hecha para servir a los intereses de Berlusconi, fue recurrida ante el Tribunal de Luxemburgo, que decidió que las directivas de la Unión Europea (UE) sobre derecho societario no podían modificar la legislación italiana.
El Parlamento logró también pasar una nueva ley de medios, que posibilitó el crecimiento del consorcio televisivo de Berlusconi. Un "gran espectáculo" fue el enfrentamiento verbal entre Berlusconi y el diputado alemán en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Martin Schulz, en 2003.
A las críticas del eurodiputado, que dijo que de no ser por un decreto de inmunidad estaría en esos momentos siendo procesado por corrupción, el entonces primer ministro italiano respondió comparándolo con un guardia nazi.
El episodio degeneró rápidamente en un incidente diplomático con Alemania -incluso el ex primer ministro Gerhard Schroeder decidió cancelar sus vacaciones en el país vecino.
Sin embargo, el asunto dañó a Italia, pero Berlusconi salió ileso. Como un "golpe de estado latente" calificó el escritor Umberto Eco el espectáculo permanente de Berlusconi, pensamiento que apoyaron muchos analistas extranjeros.
Algunos, sin embargo, lo consideran exagerado. Si bien opinan que las "leyes hechas a medida" son un una vergüenza y que con Berlusconi el país tampoco logró un gran impulso económico, nunca estuvo en riesgo la democracia o la Constitución.
Berlusconi, el hombre que se sometió a un tratamiento estético de rostro y a un implante capilar, es un marginado entre los políticos europeos. "Sólo Napoléon hizo más que yo. Pero yo soy mucho más grande que él", dijo el zar de los medios, en relación a su altura, no demasiado llamativa.
Napolén volvió del destierro al poder, algo que ya logró Berlusconi en una oportunidad. La segunda vez, incluso Napoleón sufrió un fracaso.