La reina Isabel II de Gran Bretaña alcanzará el próximo domingo 6 de febrero el hito histórico de 70 años de reinado, en un momento en que, a sus 95 años, sus apariciones públicas se hacen menos frecuentes, desde que su salud comenzó a degradarse en octubre.
El Reino Unido tiene previstos 4 días de grandes celebraciones, que incluirán desfiles militares, picnics populares, concursos y musicales, pero también tiene organizados, desde hace muchos años, los funerales de la reina, quien cumplirá 96 años en abril.
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Decididos a que la muerte de la monarca no los tome por sorpresa, el gobierno británico y el palacio organizaron hasta el más mínimo detalle: desde la cantidad de militares que participarán hasta los “apagones” de las cuentas oficiales en redes sociales.
La vasta operación de seguridad que prevé el gobierno del Reino Unido para afrontar los días posteriores a la muerte de la reina, cuyos detalles fueron confidenciales durante años pero filtrados hace unos meses al sitio web Politico, tiene el nombre clave de “Operación London Bridge”.
Los documentos archivados bajo “London Bridge” detallan la escala de los arreglos para los diez días transcurridos entre el fallecimiento de la monarca y su funeral, y cubre todas las eventualidades, desde cómo el ataúd de la reina debe ser transportado a Londres si muere fuera de la capital hasta la redacción específica de los comunicados oficiales.
La operación viene siendo preparada desde los años 60, cuando la reina ya había estado en el trono durante aproximadamente una década, y fue revisada y actualizada por cada uno de los sucesivos gobiernos. Recientemente, incluso, el plan fue actualizado por el Gabinete del primer ministro para tener en cuenta las reglas sanitarias por la pandemia de Covid-19.
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Según “London Bridge”, el primer ministro británico, los gobernadores generales y embajadores serán de los primeros en enterarse del fallecimiento, que será comunicado en clave desde el palacio. La jornada será conocido como el “Día D” y a partir de entonces hay un plan de 10 días previo a su funeral, bautizados, “D-1”, “D-2”, “D-3”, etc.
Según los preparativos, los altos funcionarios públicos y ministros, antes de que la noticia se comunique al público recibirán un e-mail del secretario del Gabinete con la siguiente declaración: “Estimados colegas, es con tristeza que les escribo para informarles de la muerte de Su Majestad la Reina”.
Preocupaciones por la “ira pública” y el cierre masivo de la actividad económica
Tras la recepción de un e-mail, las banderas de los edificios gubernamentales deberán bajar a media asta en menos de 10 minutos para evitar una ola de “ira pública”, según los documentos. Después de que el primer ministro haya hecho una declaración pública, el Ejército lanzará salvas de cañón desde distintos puntos del país y se hará un minuto de silencio nacional.
“London Bridge” contempla para el “Día D” una audiencia del Primer Ministro con el nuevo monarca antes de que el sucesor de Isabel II pronuncie su primer discurso como rey por televisión. Durante los siguientes días, el nuevo rey -que se espera que sea el príncipe Carlos- realizará una gira por Escocia, Irlanda del Norte y Gales, según lo previsto en la “Operación Spring Tide”, el plan para su acceso al trono.
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El King of Arms de la Orden de la Jarretera, uno de los personajes ceremoniales de la corte, será el encargado de proclamar al nuevo rey desde los balcones del palacio de St. James. La proclamación se repetirá en distintas plazas y sitios públicos de muchas ciudades del Reino Unido, tal como ocurrió, por última vez, cuando Isabel II se convirtió en reina en febrero de 1952.
Los documentos, dicen que en el peor de los casos Londres podría “llenarse” por miles de personas que viajarán para presenciar los funerales, y sus redactores plantean sus preocupaciones sobre la capacidad de alojamiento, de las rutas, del transporte público, del suministro de alimentos, de la policía y los servicios de salud pública.
Los documentos también reflejan las preocupaciones de que Gran Bretaña quede paralizada por el período de luto, que significará la pérdida de miles de millones de dólares. Los mercados de valores, grandes empresas, fábricas, escuelas, universidades, cines, teatros y bancos cerrarán por un período indefinido tanto durante el funeral como en la posterior coronación de su sucesor.
Paso a paso: el traslado del cuerpo de la reina a Londres
El lugar donde fallezca Isabel II será determinante en los planes. Si muere en Sandringham, su residencia a 100 kilómetros de Londres, donde suele pasar las vacaciones de invierno, su cuerpo será transportado en tren a la estación St. Pancras de la capital británica, donde su ataúd será recibido por el primer ministro y el gobierno.
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Si muere en en Escocia (donde pasa los veranos), se activará la “Operación UNICORN”, que contempla el traslado del cuerpo a Londres en un tren real. De lo contrario, se activará la “Operación OVERSTUDY”, que indica que el ataúd será trasladado en avión. En esos días, se llevará a cabo la “Operación LION”, los ensayos de la procesión fúnebre desde el Palacio de Buckingham hasta el Palacio de Westminster.
La procesión pasará por The Mall, Trafalgar Square, la Horse Guard Parade y el Cenotafio, hasta Westminster Hall, donde el cuerpo de la monarca será expuesto durante tres días, en un plan cuyo nombre en código es “Operación FEATHER”. Su ataúd será colocado sobre un catafalco elevado en el centro de Westminster Hall, que estará abierto al público durante 23 horas al día.
El ataúd de la reina estará cubierto por el Estandarte Real y sobre este se colocará, en un cojín de terciopelo, la Corona Imperial del Estado, que la monarca utilizó durante la ceremonia de apertura del Parlamento. Se creó en 1838, para la coronación de la reina Victoria, con 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas, y 5 rubíes.
El Funeral de Estado se llevará a cabo en la Abadía de Westminster (Londres) diez días después del fallecimiento, con dos minutos de silencio en todo el Reino Unido al mediodía. También habrá un servicio en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, y la reina será enterrada en la Capilla Conmemorativa del Rey Jorge VI, hasta donde se trasladarán también los restos de su esposo, el príncipe Felipe, fallecido en abril de 2021.
Los planes de “London Bridge” también contemplan el funcionamiento de los medios de comunicación, que contemplan la suspensión en radio y TV todo tipo de programas de comedia y entretenimiento por un determinado período. La BBC lleva años ensayando la presentación del noticiero y la cadena estadounidense CNN ya preparó una serie de programas y documentales sobre la reina listos para ser transmitidos cuando sea necesario.
La estrategia de las redes sociales jugará también un papel destacado, ya que “London Bridge” indica que habrá que cambiar el sitio web de la familia real a una página con fondo negro y una breve declaración que confirme la muerte de la reina, tal y como ocurrió el 9 de abril cuando falleció el príncipe Felipe. Además, las redes sociales de la familia real, el gobierno y otros estamentos del Estado deberán “silenciarse” y evitar los retuits.