La ofensiva de Estados Unidos contra los carteles del narcotráfico en Venezuela, y ahora también en Colombia, entró en una fase crítica marcada por la retórica beligerante del presidente Donald Trump y una respuesta desafiante de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró el viernes a la noche que el país comenzará a realizar ataques terrestres en Venezuela, en una “nueva fase” del operativo, y señaló que estas misiones por tierra serán contra “gente horrible que está trayendo drogas” a su territorio, evitando hablar de gobiernos.
El anuncio del mandatario se da en medio de una fuerte tensión con Nicolás Maduro, líder del régimen, y tras el inicio de “una nueva fase” de la campaña de presión del gobierno republicano contra el líder chavista.
“Ahora empezamos por tierra (los ataques). Y por tierra es mucho más fácil. Y eso va a empezar a suceder”, indicó Trump en la Casa Blanca cuando se le preguntó por la situación con Venezuela. Luego agregó que los ataques terrestres no tienen “por qué ser necesariamente en Venezuela”. “Nuestros objetivos son las personas que traen drogas a nuestro país”, declaró.
En esa misma línea, argumentó que su flota desplegada en el Caribe eliminó el tráfico de drogas “a niveles nunca antes vistos”. Según el mandatario norteamericano, se redujo “el 96% de las drogas que llegan por agua”.
Colombia y el ELN. El presidente estadounidense también lanzó críticas directas a Colombia, el mayor productor mundial de cocaína. “Colombia tiene al menos tres fábricas de cocaína. Es un país diferente. No estamos contentos con eso”, destacó Trump, advirtiendo al presidente Gustavo Petro que “sería el siguiente” en la lucha contra el narcotráfico si no “se despabila”.
La amenaza de una intervención militar en suelo colombiano generó una respuesta inmediata del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla marxista más longeva de América, que fue virando hacia una organización dedicada al tráfico de cocaína y a los secuestros extorsivos.
El ELN tiene presencia en más del 20% de los municipios de Colombia, incluyendo zonas claves para el narcotráfico, como el Catatumbo, en la frontera con Venezuela.
En un comunicado difundido a través de sus redes de propaganda, el grupo guerrillero “ordenó el confinamiento de civiles” en las regiones bajo su dominio durante tres días, argumentando que realizaría “ejercicios militares” para responder a las “amenazas de intervención” de Trump.
Los guerrilleros les advirtieron a las comunidades de la región que no transiten por “carreteras” ni “ríos navegables” para “que los civiles no se mezclen con militares y así evitar accidentes”. La guerrilla acusó a Trump de tener un “plan neocolonial” que “pretende recrudecer el saqueo” de los “bienes naturales” de Colombia, presentándose como defensora de la soberanía.
La respuesta del ELN fue inmediatamente descalificada por el presidente Gustavo Petro, quien acusó al grupo de llevar a cabo una farsa. “Ustedes, señores ELN, hacen un paro armado, pero no contra Trump, sino “a favor de los traquetos (narcotraficantes) que hoy los controlan”, sentenció Petro.
A pesar de criticar al ELN, Petro ha mantenido una postura firme contra las amenazas de Trump, exigiéndole públicamente que “no amenace” la “soberanía” de Colombia. Los enfrentamientos verbales entre ambos líderes han provocado la peor crisis diplomática entre Bogotá y Washington en décadas, ensombreciendo una relación histórica de amistad.