La ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, es considerada el último bastión de Hamas, y la red de túneles debajo de ella, a lo largo del Corredor Filadelfia (la frontera con Egipto), se convirtió en el refugio subterráneo de unos 200 milicianos que se niegan a entregar las armas.
Aunque las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el desmantelamiento de la brigada de la agrupación islámica en Rafah y la destrucción de un gran porcentaje de túneles, la presencia de combatientes sigue siendo un desafío operativo.
Egipto, principal negociador en el conflicto junto a Qatar, propuso que los terroristas atrapados en los túneles proporcionen información sobre la red de túneles para facilitar su destrucción, a cambio de garantizarles un paso seguro hacia países vecinos.
Dos funcionarios involucrados en las conversaciones informaron a las agencias internacionales que la propuesta se transmitió tanto a Israel como a Hamas, pero que ninguno de los dos la aprobó aún, y que las negociaciones continúan.
Emboscadas y trampas. La cifra de 200 hombres se inscribiría en el remanente de combatientes que aún no han sido eliminados o capturados y que operan desde la densa red subterránea, representando una resistencia dura y localizada que aprovecha la protección y movilidad que ofrecen los túneles.
La persistencia de la actividad de Hamas en los túneles se demuestra con informes de emboscadas y enfrentamientos donde combatientes han atraído a unidades militares israelíes a túneles minados. Las fuerzas israelíes están llevando a cabo operaciones de combate subterráneo, que son inherentemente peligrosas y han provocado bajas entre sus tropas. Los soldados deben enfrentar ataques sorpresivos, trampas explosivas y la dificultad de la lucha en espacios confinados.
Sellado. Las FDI han concentrado sus operaciones para destruir la infraestructura subterránea de Hamas, vista como esencial para el control, el movimiento de combatientes y el almacenamiento de armamento.
La principal táctica contra los túneles es su “destrucción sistemática” con explosivos o el sellado con cemento, utilizando unidades de ingeniería de combate. Hasta ahora, se informó la destrucción de aproximadamente “el 80% de los túneles” ubicados en el Corredor Filadelfia y sus cercanías, según fuentes de inteligencia israelíes.
Cláusula del plan Trump. El acuerdo de paz propuesto por el presidente Donald Trump para poner fin al conflicto en Gaza, que ha sido aceptado por Hamas y que busca una resolución integral al conflicto, contiene estipulaciones claras relativas al destino de los combatientes islámicos, incluidos aquellos que aún resisten en lugares como los túneles de Rafah. El plan, de veinte puntos, establece un mecanismo de amnistía y salida segura condicionado a la rendición y al compromiso de coexistencia.
El punto clave, que afecta directamente a los 200 hombres de Hamas en Rafa, sostiene que los combatientes que se comprometan a la “coexistencia pacífica y a desmantelar sus armas recibirán amnistía”, recibirán un “paso seguro a los países receptores”.
La cláusula ofrece a los combatientes en los túneles una clara vía de escape y supervivencia, pero es visto por los milicianos islámicos como una rendición total que socavaría su identidad política entre la población palestina.