Una Hillary Clinton "de hielo" recibió al presidente Donald Trump a su llegada a la Catedral Nacional de Washington, donde ambos asistieron al funeral de estado en honor al ex presidente George H.W. Bush.
Cientos de dignatarios, jefes de estado y familiares se reunieron para el último homenaje al exmandatario, y los políticos estadounidenses parecieron durante un par de horas pactar "tregua" en sus fervientes divisiones políticas.
Esta efímera paz permitió, por ejemplo, que el expresidente Barack Obama y su esposa Michelle saludaran cálidamente al matrimonio Trump. Pero no todos pudieron dejar de lado sus diferencias políticas: Trump evitó a Bill y Hillary Clinton, y viceversa.
Como establece el protocolo, el presidente y la primera dama fueron los últimos invitados en ingresar a la catedral antes de la familia del fallecido. Un edecán los escoltó hasta su asiento, en la primera fila, junto al matrimonio Obama. El matrimonio presidencial saludó a los Obama pero Hillary Clinton no recibió el saludo del mandatorio, con quien compitió por la presidencia en 2016.
Melania fue la primera en acercarse y saludar estrechando la mano a los Obama y al exmandatario Bill Clinton. Trump después estrechó la mano de los Obama y ocupó su lugar mientras la demócrata y exprimera dama Hillary mantuvo la mirada de frente, con un gesto frío, símbolo de la feroz antipatía que siente hacia quien le ganó en la carrera a la Oficina Oval.
D.S.