De los cientos de preguntas que los legisladores estadounidenses le hicieron el martes a Mark Zuckerberg, hubo dos que pusieron en jaque al fundador de Facebook, hechas por el veterano senador demócrata por Illinois Richard "Dick" Durbin. "¿Señor Zuckerberg, se sentiría cómodo compartiendo con nosotros el nombre del hotel en el que se alojó anoche?", le preguntó sin medias tintas el legislador, de 73 años, a Zuckerberg, durante la severa audiencia en el Congreso sobre la privacidad en la red y el papel de Facebook sobre el destino de la información personal de los usuarios que se unen a la red social.
Zuckerberg hizo un pausa de ocho segundos que parecieron eternos, sonrió entre dientes, hizo una mueca y no contestó. "Um, uh, no", se limitó a decir. Y "si ha enviado mensajes con alguien esta semana ¿compartiría con nosotros el nombre de tus interlocutores?", volvió a atacar el senador demócrata. Y, de nuevo, el fundador de Facebook no contestó la pregunta, señalando que prefería no dar a conocer esa infomación en esa reunión.
Quizá más que cualquier otro senador en las más de cinco horas de interrogatorio, la táctica de Durbin puso el dedo en el ojo del problema que rodea a Facebook para mantener el control de la información privada de decenas de millones de sus usuarios, en medio del escándalo por el uso de datos personales para dirigir publicidad política y mensajería durante la carrera presidencial de 2016. "De eso trata todo esto", espetó Durbin, "del derecho a la privacidad, los límites de tu derecho a la privacidad, y cuánta información das en estos tiempos en nombre de conectar a personas de todo el mundo", le dijo el senador. Zuckerberg también dio la razón a Durbin: "Creo que todos deberían tener control sobre cómo se usa su información". Pero prefirió guardarse la de su hotel y la de sus mensajes.