Lian Gael Flores Soraide tenía solo tres años cuando desapareció. Fue visto por última vez el 22 de febrero de 2025, cerca de las 15.30, jugando en el patio de su casa en Ballesteros Sud, Córdoba, mientras sus padres, Elías Flores y Plácida Soraide, dormían la siesta. Al despertar una hora después, el niño ya no estaba.
Los padres iniciaron una búsqueda desesperada junto a vecinos del pequeño pueblo. Recorrieron campos, caminos y un cortadero de ladrillos cercano -zona de trabajo rural con hornos y cuevas- sin obtener resultados. Recién al anochecer, al ver que no aparecía, llamaron a la Policía.
En las horas siguientes se desplegó un amplio operativo de rastrillaje. Participaron más de 300 personas: bomberos, patrullas rurales, rescatistas, perros rastreadores, Gendarmería Nacional, drones con cámaras térmicas y helicópteros. Pese a la magnitud del despliegue, no hubo huellas, ropa, testigos ni datos certeros que pudieran orientar la investigación.

Casi una semana después de la desaparición, el procurador general de la Nación, Eduardo Casal, dispuso la intervención de los fiscales Alejandra Mángano y Marcelo Colombo -de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex)- para trabajar en conjunto con la fiscal de Villa María, María Virginia Miguel Carmona.
Desde entonces, la principal línea de investigación apuntó a una posible red de trata de personas. No obstante, los fiscales insisten en que todas las hipótesis siguen abiertas. La participación de tres fiscalías federales -dos especializadas en trata- sugiere que se investiga un delito de extrema gravedad.
Las pistas se ramifican en tres escenarios: trata de personas, venganza hacia el padre de Lian, o rapto con fines sexuales, una posibilidad que también fue clave en el caso de Loan Peña, en Corrientes.
La sospechosa camioneta blanca
En medio de la conmoción, dos vecinos declararon haber visto una camioneta blanca con vidrios polarizados en la zona de los cortaderos de ladrillos el día de la desaparición. Marcelino, uno de ellos, describió a la prensa que el vehículo estuvo en el lugar menos de cinco minutos y salió más rápido de lo que había ingresado.
“El sábado trabajamos hasta las 13:30, después fuimos hasta nuestro ranchito a descansar. Cuando estábamos descansando, pasó una chata blanca, pero no puedo decir qué modelo era ni su patente. Pudo haber sido entre las 13:50 y las 14:10; más o menos imagino que fue en esa hora que la chata entró y salió”, subrayó.
La Justicia secuestró tres vehículos similares a los que habrían sido vistos en la zona al momento de la desaparición, entre ellos una Toyota Hilux y una Volkswagen Amarok. Esta última pertenece a un hombre de nacionalidad boliviana, con antecedentes por trata de personas, cuyo domicilio fue allanado: le incautaron la camioneta y seis teléfonos celulares. Desde entonces, permanece bajo custodia. El sospechoso trabaja en un cortadero de ladrillos en Villa María.

La pista de la curandera de Jujuy
Otra figura que emergió en la investigación es una mujer de 74 años -conocida como “la abuelita”- de nacionalidad boliviana, que visitó la casa de Lian días antes de su desaparición.
El mismo sábado 22 de febrero, fue captada abordando un micro desde la terminal de Córdoba hacia Perico (Jujuy). Su domicilio fue allanado por la Justicia en esa ciudad: secuestraron su celular, pasajes de colectivo, ropa, una agenda y un bolso grande con el que viajó.
Según declaró ante el fiscal José Alfredo Blanco, ella viaja con frecuencia a Córdoba para atender a la comunidad boliviana y contó que regresa con ropa y objetos que le regalan sus clientes.
Los investigadores se enfocan en las contradicciones sobre su paradero tras abandonar Ballesteros Sud, lo que alimentó una hipótesis de posible traslado del niño fuera del “área cero”. Por ahora, no fue imputada, aunque continúa declarando y sus pertenencias son parte del caso.
La llamada que ilusionó a la familia
En medio del silencio judicial, una llamada anónima a la línea 134 -habilitada para denunciar casos de trata- volvió a encender la esperanza. “Tengo a Lian en mi casa”, dijo una mujer. El dato activó un nuevo operativo. Pero al llegar al lugar indicado, encontraron la vivienda vacía. No había señales del niño ni de quien realizó el llamado.
“¿Cómo puede alguien llamar diciendo que tiene a mi hijo y después desaparecer?”, se preguntó Elías, entre lágrimas, en diálogo con La Voz.
Aunque no hay imputaciones formales, desde la Fiscalía provincial indicaron que se investigan “delitos contra la integridad sexual” en el entorno cercano de Lian. Aclararon que no hay condenas, pero sí causas abiertas que siguen su curso.
Qué es la Alerta Sofía y por qué se activó en el caso de Lian
A pocos días de la desaparición, el Ministerio de Seguridad activó el protocolo Alerta Sofía, un sistema de emergencia para la búsqueda inmediata de niñas, niños y adolescentes en riesgo inminente. Este mecanismo, vigente desde 2019, se activa solo en casos excepcionales, con el objetivo de difundir rápidamente la imagen y los datos del menor a través de múltiples canales.
Para que se active el protocolo, deben cumplirse una serie de requisitos estrictos: debe existir una denuncia formal con una investigación judicial en curso, indicios concretos de secuestro o desaparición con riesgo inminente, información precisa y verificable para difundir, y una solicitud expresa por parte de un fiscal o juez.

Una vez en marcha, el sistema difunde alertas por medio de celulares, medios de comunicación, correo electrónico y redes sociales. En el caso de Facebook, gracias a un acuerdo con el Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados (ICMEC), se muestran alertas geolocalizadas en los muros de usuarios cercanos al lugar del hecho.
Este protocolo, inspirado en la Alerta Amber de Estados Unidos, fue bautizado en homenaje a Sofía Herrera, desaparecida en Tierra del Fuego en 2008. En Argentina se reportan cerca de 7.000 desapariciones de menores al año, pero solo entre dos y tres casos activan la Alerta Sofía.
113 chicos desaparecidos en Argentina: una cifra que duele
Según la Asociación Civil Missing Children Argentina, actualmente hay al menos 113 niños, niñas y adolescentes desaparecidos en el país. De ese total, 75 aún son menores de edad. El resto ya cumplió los 18, pero siguen siendo buscados.
La organización, creada en 1999, recibe alrededor de 1.400 denuncias al año, lo que equivale a casi cuatro por día. La mayoría de los casos se resuelven en menos de 72 horas. Pero hay excepciones que siguen abiertas.
Desde la ONG advierten que las cifras oficiales podrían ser mayores, ya que muchas desapariciones no se denuncian o no quedan registradas.
El reconocimiento facial da esperanzas a más de cien familias que buscan a menores desaparecidos
Lian, cinco meses después: una familia sin respuestas y un pueblo en silencio
La causa judicial continúa abierta, pero no hay imputados ni avances sustanciales. La familia de Lian denuncia negligencia en los primeros días de búsqueda y reclama mayor compromiso por parte de la fiscalía. “Ya nadie busca a mi hijo, el despliegue no está más”, aseguró Elias en América TV.
En Ballesteros Sud, un pueblo de poco más de 1.000 habitantes, el caso se transformó en un tema silenciado. Algunos vecinos sospechan que alguien podría saber qué pasó, pero el miedo -o la falta de pruebas- impide que haya testimonios claves.
A cinco meses de la desaparición de Lian Gael Flores Soraide, el caso sigue envuelto en misterio. No hay certezas, no hay pistas, y, todavía, no hay justicia. El Ministerio de Seguridad mantiene una recompensa de 20 millones de pesos para quien brinde información certera sobre el paradero del niño. También se activó la búsqueda internacional de Interpol.
Qué hacer ante la desaparición de un menor
- Denunciar de inmediato: No hay que esperar 24 ni 48 horas. Cada minuto cuenta.
- Difundir su imagen: Utilizar redes sociales, medios locales y contactos comunitarios.
- Contactar a Missing Children: A través de sus canales oficiales.
- Llamar al 911 o al 134: En casos donde se sospeche secuestro o trata de personas.
GD/EM