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Alfredo Zaiat: "El desencanto con los gobiernos suele verse al tercer año de mandato"

De cara a 2026, el economista repasó la política económica del Gobierno en su segundo año de mandato y advirtió sobre una brecha creciente entre los datos duros y la percepción social. "Las tendencias no muestran ningún síntoma de que esto vaya a mejorar", sostuvo.

Alfredo Zaiat
Alfredo Zaiat | Captura

El economista Alfredo Zaiat afirmó que la gestión de Javier Milei llega al cierre de 2025 sin haber cumplido sus principales objetivos económicos y señaló como “el desencanto con los gobiernos suele verse al tercer año de mandato”. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), dijo: "Ese tercer año es fundamental para definir a nivel de las expectativas y las perspectivas".

Alfredo Zaiat es licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Es periodista, editor y escritor. Conduce su programa radial Cheque en blanco. También colabora en El Destape, Futurock y Señal T.

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¿Cuál es tu evaluación de la economía de 2025, con esa especie de montaña rusa que tuvimos?

No logró casi ninguno de los objetivos en términos económicos. Yo sé que por ahí voy un poco a contracorriente de algún tipo de consenso, pero a nivel de la tasa de inflación, Javier Milei había dicho que en agosto iba a ser del 0%, o empezaba en el 0%, y está terminando en 2,5% en noviembre. Se piensa que en diciembre va a ser algo similar y, desde hace cinco meses, viene en escaloncitos en alza, pese a usar el ancla cambiaria, el ancla del salario y el ancla fiscal. También a nivel de lo que es el gasto público, o sea, de la demanda interna.

A nivel financiero, fijate cómo está tratando Luis Caputo de juntar los dólares para pagar el vencimiento de la deuda el 9 de enero. No pudo bajar el riesgo país para poder acceder al mercado financiero internacional. Con el régimen cambiario ya lo tuvo que cambiar dos veces. Primero bajó el crawling peg del 2 al 1%, con una perspectiva de bajarlo a cero. Después eso se transformó, el 14 de abril de este año, después del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en una banda cambiaria. Y ahora esa banda cambiaria dejó de existir, más allá de la formalidad, porque el techo se va a ajustar respecto de la inflación pasada de dos meses anteriores. ¿Te imaginás que el piso no tiene lógica de que también se vaya a ajustar y vaya a bajar si todo está para el alza?

Con respecto a la cuestión fiscal, acá hay una gran simulación, donde hay una complicidad casi generalizada respecto de que hay un equilibrio fiscal e incluso un superávit financiero. El superávit fiscal financiero está dibujado, es un asiento contable, porque no incorpora el pago de intereses de la deuda. Si vos no incorporás un gasto fundamental, que es el tema de los intereses de la deuda, te da ese superávit financiero. Incluso el FMI, con muchísima prudencia, en el acuerdo firmado pone un asterisco. Ese asterisco hace esta salvedad vinculada con el tema del equilibrio fiscal.

Después, durante el año hubo dos rescates financieros, no uno, dos: uno del FMI por 20.000 millones de dólares y el segundo, directamente, del Tesoro de Estados Unidos. Donald Trump, como una intervención directa en términos políticos y financieros en la campaña electoral, entregando 2.500 millones de dólares.

La actividad económica está estancada. Salvo el sector petróleo, minería e intermediación financiera, todo da signo negativo. Además, hay destrucción de puestos de trabajo formales. Y lo que hay solamente es crecimiento de empleo informal, frágil e informal, y con salarios muy bajos. Los salarios no aumentaron, no crecieron en términos reales, sino que bajaron. La mayoría de las familias están endeudadas y, además, endeudadas con un incremento de la morosidad. ¿Te parece que siga?

Mi pregunta es por qué. ¿Por qué frente a datos duros como los que vos estás dando la percepción en general es, no sé si tolerante o mucho más que eso, optimista en muchos casos? ¿Es una adecuación del ser humano a lo que hay y necesita acomodar su subjetividad reprimiendo, fingiendo demencia? ¿A qué atribuís entonces esa diferencia de correlato entre los hechos duros y la percepción en general, por lo menos de ciertos sectores?

Ahí haría una distinción. Por un lado, si le damos crédito a las encuestas, yo creo que hay entre un 60 y un 70% de la población que piensa que la economía no está bien. No hace un análisis similar al que yo hago.

Quizás hasta el 80 o el 90%, pero un porcentaje importante cree que se va por buen camino.

Eso es otra cosa. Eso es lo que vos estás diciendo sobre el cruce de la subjetividad. Si querés, dentro de un año, cuando termine 2026, vamos a ver si esa expectativa se cumple o no. Y yo creo que ahí ya se va a agotar esa luna de miel, porque aparte así funcionan las dinámicas políticas, sociales y económicas en casi todos los países, pero yo lo que conozco más es Argentina. Ese tercer año es fundamental para definir a nivel de las expectativas y las perspectivas.

El desencanto con los gobiernos suele verse al tercer año de mandato. Lo viste con (Fernando) De la Rúa, lo viste con (Mauricio) Macri, lo viste incluso con Alberto Fernández. Te estoy mencionando tres gobiernos que algunos no pudieron terminar y otros no pudieron reelegir. Este tercer año ya instala una cuestión de "tengo la expectativa de que voy a estar mejor". A mí no me gusta hacer futurología, simplemente veo los datos duros y las tendencias, y no muestran ningún síntoma de que esto vaya a mejorar. Entonces, con esa hipótesis digo que esa idea de que se va a estar mejor va a empezar a diluirse.

Después hay un 30% y un núcleo duro que está vinculado al poder económico que apoya al gobierno. El núcleo duro del 30% lo podemos describir de una forma muy sintética y hasta esquemática, y yo creo que tiene matices, pero es lo que siempre apoya gobiernos de derecha, antiperonistas, conservadores. Es lo que vos antes mencionabas, ese tercio que no importa qué es lo que pase, va a apoyar a (Carlos) Menem, a Macri, a Milei, a cualquier representante de esta corriente política.

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Y después el núcleo duro del poder económico. Pese a que los datos duros también de los balances de gran parte de las empresas, no de todas, porque hidrocarburos, minería e intermediación financiera es un capítulo aparte, los bancos, porque dieron resultados bastante pobres en el tercer trimestre, más bien negativos, le están dando pérdidas. El emblema más claro de estas contradicciones es Paolo Rocca, del grupo Techint, donde vos tenés que su área del negocio petrolero le va bien y apoya, y el área de la siderurgia, de la industria vinculada con el mercado interno, le va mal. Ahí encontrás a un Paolo Rocca que plantea que está de acuerdo con el Gobierno, que está de acuerdo con la reforma laboral, pero pide protección selectiva, una protección que llama “protección inteligente”.

Entonces, ahí cómo juega esa contradicción, y en esa contradicción está vinculado un poco con ese 30% que yo te mencioné. Los sectores del poder económico más concentrado en Argentina quieren generar reformas que sean irreversibles, tanto reformas a nivel normativo como reformas que se den simplemente por la dinámica de la evolución de la economía, por ejemplo, la desindustrialización. ¿Por qué digo irreversibles? Porque lo lograron a nivel de la transformación estructural argentina con la dictadura militar, con la década del 90, con el breve período de Macri y ahora encontraron un liderazgo como el de Milei para poder enfrentar a los proyectos políticos, en forma muy esquemática, distribucionistas, nacionales y populares.

Este sector del poder económico encuentra en Milei es el vehículo. No es que les guste su ideología o que apoyen el anarco-capitalismo, pero sí es el vehículo para esa transformación estructural que desean desde hace varias décadas. Entonces ahí es donde te encontrás, para tratar de entender, por qué Paolo Rocca, a quien le están destruyendo su mercado interno, su área, el corazón de lo que es el grupo Techint, no tiene una posición abiertamente opositora.

En esto del síndrome del tercer año se puede agregar el de Cristina Kirchner en su segundo mandato. Este síndrome decide la posibilidad de reelección o no. Y que ahí se determina si la persona es pato rengo o no, y si se percibe la posibilidad de que sea pato rengo. Es decir, en el caso de Cristina no podía ser electa porque ya había sido dos veces presidenta, pero en el caso de Macri, de De la Rúa y de Alberto Fernández quedaba clarísimo que no tenían esa posibilidad. Ahí hay un punto en el cual la política juega sobre la economía.

Sí, claramente. Y vos pusiste el ejemplo de Cristina y a mí me parece que también va un poquito a contracorriente del análisis político-económico. Yo creo que ahí Cristina se dio cuenta. Muchos dirán que no y que es parte de sus errores, pero yo creo que se dio cuenta. Porque si vos pensás esos últimos dos años, quién fue el ministro de Economía y cómo se ordenó la gestión económica. No sé si te tenemos ahí o se cortó, pero esencialmente tiene que ver con que comienza con una devaluación a comienzos de 2013 y el ministro de Economía era Axel Kicillof.

Y siempre decimos que lo que demostró Kicillof en ese período es que era más ortodoxo de lo que se le asigna, porque comenzó con una devaluación, con acercamiento al Club de París, tratando de conseguir que la Argentina pudiera volver a los mercados internacionales. Es decir, aquel Kicillof, ministro de Economía en aquellos últimos dos años, como le pasó, podríamos agregar también, a Perón en su segundo mandato, a mediados del siglo pasado, donde también se volvió un poco más ortodoxo y buscó el acercamiento con Estados Unidos.

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