La central nuclear más grande del país, Atucha II, vuelve a funcionar tras la reparación de un desperfecto que la mantuvo paralizada y sin operar desde octubre de 2022, cuando se detectó una falla en su reactor. De este modo, la central ubicada en Zárate volvió a operar y a entregar energía al Sistema Argentino de Interconexión después de las tareas de reparación y el paro de actividades que se extendió durante 10 meses.
Atucha II, inaugurada en 2014, no solo es importante por ser la central nuclear más grande de Argentina, sino además por ser una de las mayores generadoras energéticas. Según datos de fuentes oficiales, se estima que la central factura USD 1 millón diarios por la generación de energía eléctrica. Cabe destacar que fuentes oficiales también remarcan que tiene un costo de generación considerablemente menor que el de otras fuentes de energía.
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Asimismo, desde el sector señalan que actualmente la energía nuclear representa el 6% de la matriz energética, pero la gestión de la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A., que opera las centrales nucleares de Embalse y Atucha I y II, busca aumentarla hasta alcanzar el 10%. Por eso también la importancia de poner en funcionamiento nuevamente la central.
El desperfecto
Desde la empresa que opera la central nuclear Atucha II, habían señalado que “en octubre de 2022, durante las inspecciones de rutina, el personal de la empresa detectó que uno de los cuatro soportes que tiene el reactor nuclear se había desprendido y desplazado de su lugar de diseño, por lo que se decidió repararlo”.
Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera las 3 centrales nucleares del país al momento de detectar el desperfecto aclaró que se trataba de una “falla mecánica, sin riesgos para la seguridad de las personas o el ambiente”.
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Primera etapa: retirar el soporte con falla
Al detectarse el desperfecto que puso en falla a la central, se habría consultado en primera instancia a los propios diseñadores originales de la planta, en Alemania, según señaló la misma empresa que opera la central. A su vez destacan que la sugerencia fue desmontar el reactor completo, lo que hubiese demandado un costo de USD 400 millones y mantener fuera de funcionamiento la planta durante 3 años.
Lo cierto es que se tomó la decisión de que un equipo multidisciplinario avanzara con una solución alternativa para evitar el desarmado íntegro del reactor. La aprobación final la dio la Autoridad Regulatoria Nuclear y el procedimiento tuvo un costo de USD 20 millones.
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En una primera etapa se retiró el soporte desprendido, que entre los expertos en ingeniería es conocido como “separador”. Esta etapa fue la crucial y decisiva para avanzar con éxito, debido a que los cuatro soportes que tiene el reactor nuclear se encuentran a 14 metros de profundidad, en un ambiente radiactivo.
La complejidad de esta tarea, hizo necesario que para realizar sin peligro la extracción del separador se aplicaran métodos de ingeniería y herramientas robóticas que ayudarán a sujetar, iluminar, cortar y extraer la pieza que requería ser reparada. El corte de la pieza debía hacerse por electroerosión, es decir, bajo el agua, ello por tratarse de un reactor nuclear. A su vez, el gran tamaño del reactor, demandó que se usaran grúas y cámaras.
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Esta tarea llevó el trabajo constante durante 18 días, tanto de ingenieros como técnicos que utilizaron trajes especiales. El procedimiento fue ensayado previamente durante meses en un modelo a escala real, antes de aplicación real en julio pasado.
Segunda etapa: reforzar
En una segunda etapa, que comenzó a principios de agosto, las tareas se enfocaron en reforzar los tres separadores restantes, aplicando un método de soldadura bajo presión del agua.
Fuentes oficiales señalaron que las distintas etapas del procedimiento fueron realizadas con la asistencia de proveedores locales. Según explicaron, la pieza extraída es “superflua”, por lo que no deberá ser reemplazada. También aseguraron que la tarea de soldar los 3 separadores restantes es meramente una “tarea preventiva”.
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Reconocimiento a profesionales nucleares
Al anunciar la vuelta a las operaciones del reactor Atucha II, la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royon, destacó: “Esto fue posible gracias al expertise y al ingenio de nuestros profesionales y de las pymes y al conocimiento de los profesionales del sector nuclear”.
En igual sentido, el presidente de Nucleoeléctrica Argentina, José Luis Antúnez, destacó: “La concreción de este desafío no solamente marca un nuevo hito para la industria nuclear argentina, sino que también confirma las capacidades científico-tecnológicas del país para llevar adelante proyectos complejos de ingeniería”.
Aporte a la matriz energética
Tres son las centrales nucleares en Argentina, Atucha I y II en Zárate, Buenos Aires y Embalse en Córdoba. La matriz energética se basa en estas plantas generadoras. Según datos que brindan fuentes oficiales, Atucha II genera energía suficiente para 1,5 millones de personas, abarcando tanto el consumo hogareño como industrial.
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Cabe señalar que la vuelta y el reinicio de operaciones de Atucha II radica no solo en la necesidad de generación eléctrica, sino también y fundamentalmente porque se estima que en 2024 dejará definitivamente de operar Atucha I, dando por finalizado su primer ciclo de vida útil. No obstante, se iniciará el procedimiento de extensión de vida, proceso que llevará cerca de tres años, para que la central pueda operar otros 25 años más por delante.
De este modo, la compañía Nucleoeléctrica completó la última etapa de reparación dentro del reactor y con el reinicio de operaciones del reactor reparado, Atucha I quedará fuera de servicio para que se le realicen tareas de mantenimiento.
VF JL
