Renunciaron los ministros de Salud y Economía británicos y esto generó un nuevo conflicto para el primer ministro. De qué se los acusa y cuáles fueron las medidas que se tomaron al respecto.
Boris Johnson |
AGENCIA AFP.
Jorge Elías
El primer ministro británico, Boris Johnson, enfrenta una nueva crisis política tras las renuncias de los ministros de Salud y Economía, luego del último escándalo que sacudió al gobierno relacionado con una denuncia por conducta sexual impropia de uno de sus ministros.
El ministro de Economía, Rishi Sunak, renunció al considerar que el primer ministro no cumple los estándares de comportamiento y competencia requeridos para el cargo. Tomó esa decisión después de que su par de Salud, Sajid Javid, alegara que había perdido la confianza en Johnson.
Javid señaló además que el Partido Conservador no resolverá sus problemas internos bajo el liderazgo de Johnson, criticado en los últimos días por no haberse dado cuenta de la mala conducta del diputado y whip parlamentario Chris Pincher, acusado de manosear a dos hombres en un club privado. Whip es el miembro de un partido político cuya tarea es asegurar la disciplina de los suyos en el Parlamento.
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Johnson supo de la investigación sobre el comportamiento inapropiado del diputado Pincher en 2019. Downing Street dijo inicialmente que el primer ministro no estaba al tanto de las acusaciones específicas contra su exjefe adjunto. El nuevo argumento es que Johnson se olvidó de las protestas de entonces contra Pincher.
Las renuncias de los dos ministros se produjeron mientras Johnson se disculpaba por lo que, según él, fue un error al no darse cuenta de que Pincher no era apto para un puesto en el gobierno. Johnson ha estado bajo presión para que explique lo que sabía sobre las denuncias previas de mala conducta del diputado.
El escándalo estalla un mes después de que Johnson sobrevivió a una moción de censura en la que más del 40% de los legisladores del Partido Conservador votaron para destituirlo de su cargo.
Las preocupaciones sobre el liderazgo de Johnson se vieron alimentadas por sus cambiantes a meses de acusaciones sobre el partygate, las fiestas para romper el confinamiento en oficinas gubernamentales que finalmente resultaron en 126 multas, incluida una impuesta al primer ministro.
