Carlos Raimundi, vicepresidente del Frente Grande PBA, afirma que las relaciones internacionales con Venezuela han avanzado. “Muchos países están restituyendo sus embajadas en Caracas para poder dialogar con Maduro”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9). La situación en Nicaragua.
Si tuviera que titular lo que está sucediendo en Nicaragua y las acciones cada vez más preocupantes de Ortega, ¿cómo lo haría?
No estoy en condiciones de poner un título, sino de tratar de contextualizar y describir la situación. Me gusta conversar serenamente, a mí los medios que no me quieren me tildan absurdamente de “ultra sandinista”, una cosa completamente absurda.
Poniendo en contexto, hay cosas que suceden en Nicaragua que Argentina ha cuestionado, y no solamente eso, también hemos tomado medidas. En 2021 se retiró el embajador en señal de preocupación por la situación de derechos humanos y personas detenidas.
Argentina nunca va a modificar ni relativizar su posición. Donde hay un abuso o una violación de derechos humanos, lo tenemos que manifestar nacional e internacionalmente.
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Me he cansado de decir, en cada oportunidad que he tenido, que es importante que los organismos de Derechos Humanos ingresen a Nicaragua para investigar, que puedan ingresar al país y hacer sus informes en el país.
Esto es una cosa que, por ejemplo en Venezuela, país con el que también me encasillan errónea y maliciosamente, se ha avanzado. Se ha podido ingresar, y se hacen los informes en el lugar, viendo lo que sucede y analizando la situación. Eso es lo que corresponde, lo que se hizo en Bolivia.
Es importante que se le permita el ingreso a los organismos, porque sino, se hace el informe a la distancia, únicamente atiende a determinadas personas, que ya tienen una posición política, y eso es lo que sale después en la prensa como si fuera la manifestación de la verdad.
¿Se violan los derechos humanos en Nicaragua?
La verdad que no he estado ahí, no podría decirlo. Uno recoge testimonios de personas insospechadas.
Lo que pasa es que también hay una interna del Frente Sandinista. Personas que, en su momento, fueron muy allegadas a la revolución que encabezó Daniel Ortenga en los años ‘80.
Para comprobarlo le hemos pedido múltiples veces al gobierno de Nicaragua que digan dónde están las personas detenidas, en qué condiciones, con qué abogados y cuáles son las causas.
Hace 15 días hubo una liberación de prisioneros, de 222 personas que fueron remitidas a los Estados Unidos. Eso está bien, pero simultáneamente, se les quitó la nacionalidad. La nacionalidad no es una concesión del Estado, es un derecho inherente a la persona humana.
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Ayer escuchaba al presidente de México fijar una posición muy clara, decía: “nosotros no nos vamos a pronunciar a favor o en contra de un gobierno en términos políticos e ideológicos, cada país es soberano, pero lo que sí pedimos es que se respeten los derechos fundamentales”. Esa debe ser la posición de Argentina.
Derechos humanos en Venezuela
Jorge Elías (JE): Argentina tiene una posición en la comisión de DDHH de Ginebra de la ONU, y otra posición en la OEA, como se ve por las votaciones. Usted en su momento rechazó el informe de derechos humanos en Venezuela elaborado por Michelle Bachelet, habló de intervencionismo.
Lamentablemente, con dos años y medios de demora, me da la oportunidad de decir que aquel titular, que dice que yo rechacé el informe de Michelle Bachelet, es absolutamente mentira. No recuerdo quién había escrito esa nota, pero es mentira.
En esa reunión no hubo informe de Bachelet, no hubo votación, hubo un informe de una comisión de expertos, que nunca son oficiales, porque no reemplazan al alto comisionado.
Tengo mi discurso de ese momento, rescaté la tarea de la alta comisionada Michell Bachelet, esa es la verdad. Fui prisionero de una catarata de mentiras por ese titular.
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Lo que yo destaqué es cómo se pudo avanzar en ese país, reconociendo que se habían cometido abusos, y a partir de que se pudo trabajar en el territorio.
Cuando uno sanciona, bloquea, escala el conflicto, en lugar de ofrecer un puente, aleja la posibilidad de encontrar una solución.
Uno puede detectar una violación de derechos humanos y tratar de aislar a ese país, yo creo que lo que se debe hacer es tratar de tender puentes para que esa situación se vaya resolviendo.
Si yo le quito a ese país la posibilidad de acceder a sus recursos o empresas, no se resuelve la situación de los derechos humanos y se perjudica al pueblo.
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JE: Esa sería la situación, por ejemplo, del embargo a Cuba, ¿pero cómo se hace para negociar con un régimen como el de Nicaragua, que quita nacionalidades sin tener ninguna potestad para hacerlo, o con Maduro, que adeuda explicaciones por la muerte de 147 personas y sigue teniendo presos políticos?
Me animo a decir que en Venezuela ha habido avances. Se reconoció en el exterior un Gobierno diferente, Guaidó, y eso ha cesado en la mayoría de los países. Muchos países están restituyendo sus embajadas en Caracas para poder dialogar con Maduro.
JE: También tiene que ver con la necesidad de petróleo por la guerra de Ucrania.
Cuando se quiere presentar la cuestión de derechos humanos como un principio universal, pongámoslo entre comillas. Pero la Argentina, en cambio, ha sido un ejemplo, porque ha condenado delitos en determinados países, y también en Palestina.
La posición frente a Nicaragua
JE: Los mismos nicaragüenses están cuestionando la “tibieza” de Argentina, México y Brasil a partir de la quita de nacionalidades.
No lo asuma como una posición personal, transmito lo que dice el gobierno de Nicaragua, que afirma que, en el año 2008 hubo pruebas de financiamiento internacional para una desestabilización que pretendía terminar en un golpe de Estado. Dicen que, en función de eso, aplicaron la legislación y procedieron a las detenciones.
¿Puede Ortega despojar de la nacionalidad a los nicaragüenses?
JE: Y mataron a 350 personas.
Mejor eso lo deberían hablar con el embajador argentino que está en Managua, porque es importante estar en el lugar.
A mí me han llegado cuestiones que supuestamente ocurrieron en una determinada capital, pero al hablar con el embajador que está allí, me han desmentido la información.
JE: Pero estamos hablando permanentemente con gente de Nicaragua que la está pasando mal.
Creo que si el país ha depositado la confianza en un embajador, tengo que creer en lo que informa ese embajador. No quiero hablar de lo que está sucediendo en Managua, porque una cosa es lo que se lee en la prensa, y otra lo que me comunican, por ejemplo, los observadores electorales cuando fueron.
Pero esto es un debate muy difícil de saldar en la teoría, hay que estar en el lugar.
La situación de Cristina Kirchner
Usted afirmó que hay un plan para “eliminar los liderazgos populares con causas judiciales”, ¿cree que la Justicia quiere eliminar a Cristina?
Eliminar políticamente. Físicamente, ha sido el atentado. Políticamente, los fallos judiciales. No tengo ninguna duda.
¿Para usted Cristina está proscripta?
Fácticamente sí, es una discusión técnica. No voy a caer en un tecnicismo.
Todavía no está proscrita. Lo que ella dice es que, tomando el ejemplo de Lula, la definición de la candidatura puede acelerar los términos judiciales para una condena definitiva, que terminaría en la proscripción.
Pero lo importante no es el tecnicismo, sino el escarnio al que son sometidos. Si Cristina fuera realmente lo que dice la condena, hay, como mínimo, un tercio del pueblo argentino que es tonto, porque cree en una persona que le mintió y es corrupta.
Me gustaría ponerlo en una perspectiva histórica. Hubo un plan en los ‘70 para eliminar los procesos populares, ahora hay otro plan, que en términos del objetivo es similar, aunque distinto con las metodologías.
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Entregar la soberanía sobre las riquezas naturales, cristalizar una situación de pobreza estructural sin movilidad social, destruir un aparato productivo nacional, esos objetivos.
Perón, cuando dejó la presidencia en el ‘55 fue acusado de las mismas cosas que Cristina. La memoria histórica rescata otras cosas. Estamos ante una persecución judicial de una líder que ya tiene proyección histórica.
Lo que me gustaría es que haya competencia política, que los liderazgos se pongan en juego y compitan electoral y democráticamente. Cristina es una de las pocas personas que, desde hace años, está convocando a una gran conversación nacional para sobreponernos a la grieta, y se le contesta con un atentado, una condena y una inhabilitación política de por vida.
FM JL