Si un extranjero llega hoy al país y tiene curiosidad por cómo está siendo el gobierno de un personaje tan particular como Javier Milei, seguramente tenga muchas dificultades para entender lo que efectivamente está sucediendo. Incluso para quienes vivimos acá y nos dedicamos a esto, también nos resulta complejo.
Ayer el INDEC dijo que la actividad económica en octubre tuvo un crecimiento de un 3,2% interanual. El desempleo bajó 1,3% respecto al primer trimestre del año y la baja de la inflación con respecto al gobierno anterior es innegable. Esto generó que el INDEC haya mostrado una baja de la pobreza de 10 puntos porcentuales con respecto a la gestión del Frente de Todos.
Si este extranjero hipotético leyera esto, diría que Milei es un éxito. Sin embargo, también es cierto que se perdieron más de 280 mil puestos de trabajo desde que Milei es presidente. Esto es producto de que se hayan cerrado casi 30 empresas por día, más de una empresa menos por hora. Los rubros que más empleabilidad generan, como industria, comercio y construcción, tuvieron caídas inéditas desde que gobierna el libertario.
¿Cómo pueden convivir datos tan disímiles entre sí? ¿El INDEC miente o miente la oposición? ¿La gente que se queja porque “no llega a fin de mes” simplemente está exagerando, o la narrativa del Gobierno dejó de reflejar la realidad? Todos los datos son ciertos. Como dijo Oscar Wilde a través de Lord Henry Wotton en "El retrato de Dorian Gray": "La verdad nunca es simple y rara vez es pura".
La actividad económica en octubre cayó 0,4% mensual, según el INDEC
Para tratar de responder todos estos números contradictorios, vamos a hacer un breve viaje en el tiempo por la historia de nuestro país. Cuando Milei empezó a aparecer en televisión, recurría a un recurso bien conocido de la extrema derecha: la nostalgia por un pasado mítico y próspero al que había que volver. Make Argentina Great Again, bromeó alguna vez con Donald Trump, quien manifiesta que Estados Unidos estuvo en declive gracias a los demócratas y que estaba perdiendo su lugar como primera potencia mundial hasta que llegó él.
¿Pero cuál es el pasado mítico al que quisiera volver Milei? Según varias entrevistas, él sostiene que Argentina era la primera potencia del mundo y en un momento “desvió el camino”. El Presidente está hablando de la Argentina agroexportadora que surgió tras la consolidación del Estado Nación a fines del siglo XIX.
¿Cómo era aquella Argentina? En síntesis, era un país basado en exportación de materias primas, con buenos números macroeconómicos, pero en el que la gran mayoría de la sociedad la pasaba muy mal. Es decir, el PBI per cápita era uno de los más grandes del mundo, pero estaba distribuido de manera muy desigual. Hay que reconocer que Milei dijo algo y lo prometió: salvando las distancias tecnológicas e históricas, nos estamos pareciendo cada vez más a aquel país.
Según narra el historiador Felipe Pigna, en aquella Argentina del siglo XIX, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, se consolidó el modelo agroexportador y el país se integra a la economía mundial como proveedor de materias primas, pero sin desarrollo industrial. Así, los beneficiados fueron un pequeño grupo: algunos comerciantes y grandes terratenientes pertenecientes al partido conservador. Además, el país era dependiente del capital inglés y Roca era devoto de Gran Bretaña. Los paralelos son muchos con Milei: dependencia por Estados Unidos, el modelo económico de poco desarrollo industrial y exportación de materias primas, y la concentración de la riqueza en pocas manos.
La gestión libertaria ha consolidado en sus primeros dos años una transformación estructural del sistema productivo argentino que se manifiesta en una economía de "doble velocidad". Este fenómeno describe una brecha creciente entre los sectores que operan bajo una lógica de inserción global y aquellos que dependen estrechamente del poder adquisitivo doméstico. El resultado de este proceso es una recuperación del Producto Bruto Interno que, si bien es estadísticamente positiva hacia el cierre de 2025, esconde una realidad dispar en la calle y en el tejido productivo tradicional.
Los datos del INDEC confirman que, mientras el PBI total cayó un 1,7% en 2024 para luego rebotar con fuerza en 2025, la distribución de ese crecimiento es profundamente heterogénea. Vale mencionar primero que el PBI ya había caído 1,6% en 2023, por lo que el acumulado da menos 3,6%. Para recuperar el PBI de 2022 partiendo de 96,4 sobre base 100, tendría que haber aumentado 3,3%. O sea que con el crecimiento en 2025 de 3,2% todavía se está por debajo de 2022.
Pero, aún más, ese producto bruto está redistribuido dividido en dos velocidades. En la primera velocidad se encuentran los sectores extractivos y exportadores. El agro, según informes de Chequeado y el INDEC, registró un salto del 31,3% en 2024 tras la sequía previa, funcionando como el principal sostén del ingreso de divisas. Acompañando esta tendencia, la minería y energía crecieron un 7,4%, impulsadas por Vaca Muerta. Estos sectores operan en el carril rápido porque su rentabilidad depende de precios internacionales y marcos como el RIGI, permitiendo que la "macro" muestre indicadores positivos incluso cuando el consumo interno flaquea.

En contraste, la segunda velocidad está integrada por la industria manufacturera, la construcción y el comercio. Estos sectores sufrieron el impacto más profundo del ajuste fiscal y la devaluación inicial. La construcción fue el rubro más castigado: según el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) del INDEC, el sector se desplomó un 27,4% en 2024, la mayor caída en dos décadas, explicada en gran parte por la paralización de la obra pública. Este derrumbe arrastró al empleo, con una pérdida estimada de más de 64.000 puestos de trabajo registrados en el sector.
La industria manufacturera también transitó un camino crítico. Datos del Índice de Producción Industrial (IPI) del INDEC y de la Unión Industrial Argentina muestran que la actividad fabril se hundió un 9,4% en 2024. Aunque en 2025 el acumulado anual arroja un crecimiento técnico del 3,1% por la bajísima base de comparación, la UIA advirtió recientemente que la industria aún se encuentra "estancada" y que se perdieron más de 21.000 empleos formales en las fábricas durante este periodo. Sectores como el textil (-17,2%) y la fabricación de minerales no metálicos, como el cemento, (-24,3%) fueron los que más retrocedieron.
El comercio y el consumo masivo completan este cuadro de fragilidad. El comercio cayó un 7,3% en 2024 según el INDEC, mientras que la Confederación Argentina de la Mediana Empresa reportó caídas persistentes en las ventas minoristas PYME, que llegaron a registrar bajas interanuales de hasta el 4,2% en meses recientes de 2025. Argentina llega al final de este año con una macroeconomía que celebra el equilibrio fiscal y el crecimiento exportador, pero la industria y el comercio todavía pelean por recuperar los niveles previos a diciembre de 2023.
Ahora, si esto es así, ¿por qué cae el desempleo? En una entrevista reciente con Luis Majul, el Presidente intentó dar una respuesta: "Se crearon 250.000 puestos de trabajo. Tiene que mirar el agregado. Algunas empresas cierran y otras se crean", explicó.
En realidad, el saldo demográfico empresarial durante los dos años de gestión de Milei arroja un resultado neto negativo, lo que implica que la desaparición de unidades productivas superó a la apertura de nuevos emprendimientos con personal a cargo. Según los informes mensuales de dinámica laboral elaborados por el Centro de Economía Política Argentina en base a datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, entre noviembre de 2023 y el cierre de 2025 dejaron de existir aproximadamente 19.164 empresas empleadoras.
Este dato refleja una caída del 3,6% en el stock total de firmas registradas, que pasó de un piso cercano a las 537.000 unidades a poco menos de 518.000 hacia finales de este año. La Secretaría de Trabajo, a través del Sistema Integrado Previsional Argentino, también convalida esta tendencia al mostrar una reducción sistemática en la cantidad de CUITs activos que realizan aportes patronales, lo que evidencia que la tasa de mortalidad empresarial fue especialmente alta en los sectores de la construcción, donde la baja de empresas rozó el 20%, y en la industria manufacturera.
Cerraron más de 20 mil empresas desde que asumió Milei
Aunque el Gobierno destaca un incremento en la cantidad de trabajadores independientes, las fuentes técnicas coinciden en que este fenómeno no compensa el saldo negativo de las empresas consolidadas. Mientras que el registro de nuevos monotributistas aumentó en unas 88.600 personas según la Agencia de Recaudación y Control Aduanero, este crecimiento se vincula más al autoempleo o a la prestación de servicios individuales que a la creación de empresas con capacidad de contratación.
Organizaciones como la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios y la Asociación de Emprendedores de Argentina han señalado en sus últimos reportes de 2025 que la combinación de la caída en el consumo interno y el aumento de los costos fijos generó un entorno donde la natalidad de nuevas sociedades anónimas y de responsabilidad limitada se desplomó frente al ritmo de cierres. En conclusión, Argentina finaliza 2025 con un ecosistema empresarial más pequeño y atomizado, donde la pérdida de casi 20.000 empleadores marca el signo negativo de la dinámica productiva de este bienio.
Además, el crecimiento de los servicios de plataforma como Rappi, Uber y Pedidos Ya durante los últimos dos años ha sido explosivo, consolidándose como el principal sector de "refugio" ante la caída del empleo formal en la industria y la construcción. Según los datos del Índice Rappi publicados en diciembre de 2025, la cantidad de repartidores activos en esa aplicación pasó de unos 43.000 a fines de 2024 a más de 151.000 en noviembre de 2025, lo que representa un salto extraordinario del 252% en un solo año. Si se considera el ecosistema completo de delivery, se estima que ya son más de 160.000 las personas que operan habitualmente en estas aplicaciones en todo el país.
Este fenómeno tiene una raíz económica clara: el 90% de estos trabajadores no utiliza la aplicación como su única fuente de ingresos, sino como una herramienta de pluriempleo para compensar la pérdida del poder adquisitivo o para "parar la olla" tras haber sido despedidos de empleos tradicionales.
La flexibilidad del modelo permite una entrada rápida al mercado laboral, pero los informes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular y el Centro de Economía Política Argentina advierten que este crecimiento es un síntoma de la precarización, ya que el aumento masivo de la oferta de repartidores y conductores diluye las ganancias individuales. En el caso de Uber y Cabify, la dinámica es similar, impulsada además por el récord histórico en la venta de motos, que alcanzó las 600.000 unidades anuales en 2025, debido a su uso como herramienta de trabajo estratégica en la movilidad urbana.
En términos legales, el Gobierno ha buscado encuadrar este crecimiento dentro de la Ley Bases y nuevos proyectos como el Monotributo Digital Autónomo, presentado a fines de 2025. El objetivo oficial es formalizar a estos trabajadores bajo un esquema de independencia, garantizándoles acceso a salud y aportes jubilatorios sin forzar una relación de dependencia con las empresas.
Sin embargo, grupos sindicales como el Sindicato de Repartidores de Base denuncian que estas medidas buscan "legalizar el fraude laboral" al no reconocer derechos básicos como vacaciones pagas o ART cubiertas por el empleador. Así, Argentina llega al cierre de 2025 con una masa de trabajadores digitales que ya supera en número a varios sectores industriales tradicionales, confirmando que la economía de plataformas se ha convertido en la nueva columna vertebral, aunque frágil, del mercado de trabajo informal en los grandes centros urbanos.
Por otro lado, el crecimiento de la venta ambulante y la economía informal durante la gestión de Javier Milei ha sido un fenómeno persistente, aunque su visibilidad depende fuertemente de las políticas de control en cada municipio. Según datos de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires y la Cámara Argentina de Comercio, la informalidad comercial ha crecido a un ritmo del 3% anual a nivel nacional hacia 2025, estimándose que hoy seis de cada diez comercios en el país operan fuera del sistema formal.
Otra de las cifras contradictorias es la baja de la pobreza y el alza de la gente que vive en situación de calle. La coexistencia de una baja en la tasa de pobreza con un aumento de la población en situación de calle durante 2025 se explica por la profunda divergencia entre la recuperación del poder adquisitivo de los sectores medios y el hundimiento de los sectores más vulnerables. Según los datos del INDEC para el primer semestre de 2025, la pobreza se redujo al 31,6% gracias a la drástica desaceleración de la inflación y la recuperación de los salarios formales, que comenzaron a ganarle a la canasta básica.
Sin embargo, este promedio estadístico oculta que los deciles más bajos de la población, aquellos que dependen de la economía informal y de changas, no han podido reinsertarse en un mercado laboral que hoy demanda mayor calificación o capital inicial. Mientras el salario real promedio subió, la indigencia mostró una resistencia mayor a la baja, ubicándose en torno al 9% según proyecciones de la Universidad Torcuato Di Tella.
Esta brecha se agrava por la crisis habitacional y el fin de los subsidios directos a organizaciones sociales. Informes del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) señalan que, aunque miles de familias salieron de la pobreza al superar el umbral de ingresos básicos, los costos fijos como el alquiler y los servicios públicos crecieron por encima del promedio general de precios. En la Ciudad de Buenos Aires, el relevamiento anual de la Dirección de Estadística y Censos registró un aumento del 27% en personas durmiendo en la vía pública durante 2025, alcanzando un pico histórico cercano a las 5.700 personas. Para estos grupos, la baja de la inflación no es suficiente para compensar la falta de una vivienda digna en un mercado donde los alquileres informales de pensiones y conventillos se han dolarizado o han desaparecido por la gentrificación.
Según la visión filosófica y económica de Milei, el Estado no tiene por qué ayudar a los empresarios que no son competitivos internacionalmente para generar más empleo y mejorar las condiciones de la población. La libre competencia hará lo suyo y la oferta de mejores productos a mejor precio beneficiará tanto a los consumidores como a los trabajadores. ¿Y si esto no sale como lo esperado? No es responsabilidad de nadie más que de los empresarios que fracasaron y los trabajadores que deben irse a ramas en las que sí son productivos o encontrar la manera de sobrevivir.
Es conocido el intercambio que Milei tuvo con un hombre que vino a verlo de un pequeño pueblo y le dijo que si no se hacían obras públicas estatales, como vías férreas en su pueblo, quedaba totalmente aislado y sus habitantes no podían salir de él y conectarse con otras localidades. Milei le contestó que si el pueblo no podía atraer a inversiones privadas, no tenía por qué existir, que no era responsabilidad del Estado.
¿Qué pensará con respecto al país? Es cierto que cada vez nos parecemos más a aquella Argentina del siglo XIX, con grandes números de exportación y mucha desigualdad. Pero inclusive con el aluvión migratorio, aquel país terminó con 8 millones de personas. Ahora somos casi 50. ¿Entraremos todos en la Argentina de Milei? Esperemos que sí, y que todas nuestras preocupaciones sean infundadas.
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
TV/ff