Una de las múltiples consecuencias de tener una inflación no sólo elevada sino persistente, durante tantos años, es lo que los economistas llaman la distorsión de los precios relativos y lo que el consumidor de a pie percibe día a día: no se sabe cuánto cuestan los bienes y se desdibuja la proporción entre lo que vale una cosa y otra. Un par de zapatillas de marca puede costar igual que un mes de alquiler para una familia.
Un informe de la consultora Abeceb analizó la cuestión partiendo del dato de inflación de los últimos tres años, que acumuló un 291%. Así, estableció que precios estuvieron por encima o por debajo de la inflación general. En ese lapso, el dólar oficial subió 168%, pero el "blue" creció 352%. La factura de la electricidad subió apenas un 65%, lo que explica la evidencia del retraso tarifario.
Así perdieron los salarios contra la inflación 2022
En el caso de los alimentos, el agua sin gas (164%) o el arroz (216%) se ubicaron por debajo del aumento general de la inflación, al mismo tiempo que hay otros ejemplos extremos como el aceite o el azúcar, con incrementos de 456% y 490%, respectivamente, muy superiores a la inflación general.
La distorsión llega a tal extremo que en los últimos tres años, destacó el informe, el azúcar aumentó su precio ocho veces lo que lo hizo la factura de luz.
JL