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MODO FONTEVECCHIA
Modelo económico en jaque

Eduardo Fidanza: “Milei es parte de la excepcionalidad argentina, como la Pampa húmeda”

“El arte de la política consiste en mediar entre la lógica del mercado y las necesidades sociales”, sostiene el analista político, quien alerta que “ninguna sociedad exitosa se rige estrictamente por la lógica del mercado”.

Eduardo Fidanza
Eduardo Fidanza | Cedoc

“El problema del Gobierno es que compite contra sí mismo”, advierte Eduardo Fidanza, sociólogo y analista político en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190). Además, aseguró que “la fortaleza del oficialismo será muy relativa” y que “si el Gobierno no logra articular votantes duros con votantes blandos, la coalición Milei-PRO se habrá quebrado”. A su vez, sostiene que “la lógica del mercado no puede imponerse a la sociedad” y que “si para tener superávit fiscal millones de familias viven con déficit, ahí hay algo que no cierra”.

Eduardo Fidanza es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires, donde también realizó estudios de posgrado. Es docente, analista político y socio cofundador de Poliarquía Consultores, firma creada en el año 2005; es miembro de la Academia Nacional de Periodismo y socio de la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión.

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Esto es muy relativo, la primera evidencia es que la mayoría considera que esta ayuda va a ser buena para la economía, pero a la vez que no va a cambiar la intención de voto. Y lo que está indicando la intención de voto es, efectivamente, que las tendencias se mantienen, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Imagínate, perdieron por casi 14 puntos el oficialismo. Una proyección actual dice que razonablemente podría perder por 10 puntos. ¿Esto qué significa? Que debería ser una muy buena elección a nivel del interior del país para recuperar esto. En 2023 lo logró, pero la diferencia en provincia de Buenos Aires fue menor. Ahora, el otro tema es cómo se van a leer los resultados. Y esto tiene que ver con el periodismo.

En Argentina, vos sabés que no es un país con mentalidad parlamentaria, sino presidencialista. Yo creo que lo primero que va a salir es el recuento nacional. Que es más claro saber qué porcentaje de votantes va a elegir a La Libertad Avanza, porque es el único partido hoy en los 24 distritos. Ahora, ¿qué va a pasar con el resto de las fuerzas? Está claro que el peronismo en la provincia de Buenos Aires es una fuerza nítida, pero en el interior hay muchos fraccionamientos. Entonces, me parece a mí, La Libertad Avanza, el oficialismo compite contra sí mismo.

Hace ocho meses, cuando los indicadores de opinión y el clima social eran favorables al gobierno, ellos pensaban que 45 puntos a nivel nacional era una base, era algo al que deberían llegar con facilidad. Bueno, esto se fue corrigiendo a la baja. Hoy, si obtuvieran 40 puntos, es un éxito resonante. El problema es si obtuvieran 35 puntos o menos. En la provincia de Buenos Aires, sacaron 34 puntos.

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Ahí se complica, por dos motivos: un motivo es político y el otro motivo es parlamentario, la distribución de banca. El motivo político es que si uno mira el electorado de Milei, es un electorado que tiene 30 puntos de votantes duros que se mantienen. Los obtuvo Milei en las PASO de 2023 y los volvió a repetir en la primera vuelta: 30 puntos. Para llegar a la presidencia, agregó 26 % de los votos. ¿De dónde provenían? Bueno, básicamente del PRO, de Patricia Bullrich, los votantes de Patricia Bullrich y algunos otros independientes y Juntos por el Cambio.

Cuando uno ve el resultado en provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre, lo que se ve, que lo que se llama Alianza La Libertad Avanza, esto es la convergencia entre La Libertad Avanza y el PRO, fue un acuerdo superestructural que no acompañaron los votantes. Fíjate que en 2023, en elecciones locales, votaron a Juntos por el Cambio 2.500.000 votantes. ¿Sabés cuánto aumentó el caudal de La Libertad Avanza? 375.000, muy poco. ¿A dónde se fue el resto? A otros partidos o a la abstención. Quiere decir que la coalición electoral de Milei se quebró.

Y después viene la distribución de bancas, lo que preocupa desde el exterior es que haya acuerdos políticos. Bueno, necesita 87 legisladores propios; no los va a conseguir, está obligado a negociar. Pero vuelvo: vamos a tener una clara impresión a la noche del 26 de octubre sobre la fortaleza del gobierno, y mi anticipación es que esa fortaleza va a ser muy relativa.

Si no es una catástrofe electoral, el gobierno va a decir que tuvo un éxito, pero vuelvo, dependerá también si es capaz de articular votantes duros con votantes blandos. Y te anticipo algo que es obvio: los votantes blandos son aquellos que, en buena parte, despreció Milei llamándolos “ñoños republicanos”. Y tenemos la evidencia a lo largo de los casi dos años del gobierno de Milei, que cada vez que el presidente cometió excesos, insultó, despreció, transgredió, esos votantes blicanos son los que se resienten.

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Y uno se debe preguntar cuál es la estrategia del gobierno para esta elección: fidelizar a los que ya tienen, que es una contradicción, ya los tienen, en realidad, tiene que conquistar el otro electorado que quiere un presidente que respete el rol presidencial. que no insulte, que guarde ciertas formalidades y también que haga un ajuste que no deje a la gente en una situación económica tan al límite.

Cuando uno hace el análisis de 30 a 35, es derrota; de 35 a 40, es razonable triunfo; menos de 30 sería un fracaso gigantesco. Y vos decís: “Bueno, esto marcaría que se rompió la alianza”, es decir, no tiene el 56 %, que es el 20 y pico por ciento que le aportó Juntos por el Cambio. Entonces, yo digo: “Bueno, pero sí, hoy la diferencia en la provincia, en lugar de ser 14, fuera 10, y en la provincia tuvo 34, podría tener 38”. Mientras que uno ve encuestas con 28, pero claro, con 20 % de indecisos. Si tuviera 38 en la provincia, seguramente en el interior tendría 40.

Esa posibilidad no se le puede quitar. Y además, hay otro tema: evidentemente, el clima cambió. Y en ese punto, la ayuda de Estados Unidos fue muy eficaz, porque salimos del conocido clima argentino. De la corrida cambiaria, que no sabés cuándo se va a convertir en una corrida bancaria, etcétera, y toda esta ansiedad, porque finalmente el parámetro de la vida argentina sigue siendo el dólar, ¿qué quiere decir? Hay más tranquilidad. Los sondeos de opinión empiezan a mostrar un poco más de paridad.

Pero vuelvo a decirte: tiene que lograr rearticular esa convergencia. No es que el gobierno pueda perseguir el 56 % de los votos a nivel nacional, porque a cualquier gobierno le corre el desgaste, yo te diría normal. Por eso 45 puntos era una cifra muy importante. Ahora, esta elección va a tener un resultado inmediato que ya sabemos, porque mucha incertidumbre, pero luego certezas que es que este gobierno va a tener que negociar.

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Uno, cuando dice “Va a tener que negociar”, hay gente que sostiene: “No, pero Milei no va a negociar.” Eso es un error, porque durante 2024 este fue un gobierno que negoció y que en el curso de 2025 se volvió del punto de vista político, autoritario. ¿Qué quiero decir? En lugar de acordar contigo, voy y te impongo. Y yo creo que se la creyó después de que Karina Milei aprobó con aclamación su capacidad de armado político en la Ciudad de Buenos Aires. Pero resulta que, si miramos, tenemos que decir: sí, en provincia de Buenos Aires acertó, pero en el resto del país no. Y a ese clima hay que agregar los casos de sospecha de corrupción y las redes, porque las redes pueden ser mortíferas hasta a través de las bromas. Porque Karina Alta coimera pegó, ahí tenés las nuevas dinámicas de la política y la sociedad.

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¿Hay algo que está sucediendo con Provincias Unidas que pueda hacer que esto que siempre fue de una manera termine siendo de otra? Si seis gobernadores hoy se presentan con un candidato en la Ciudad de Buenos Aires, que a lo mejor no llega siquiera a dos cifras, y en la provincia quizás menos de la mitad…

Lo que pasa es que las propuestas pueden ser interesantes, pero en contextos de alta polarización pierden capacidad de comunicar. Y aparte, porque detrás de las campañas está el financiamiento de las campañas, y bueno, cuando hay dos que marchan adelante, esos son los más rentables para apoyar. Las terceras voces tienen menos capacidad de hacer llegar a los votantes su propuesta, y atención: el votante promedio tiene muy poca información, de modo que esa es la dificultad de una tercera.

¿Qué razones se enfrentan en esta elección? Por un lado, porque está muy sobreactuado, está la lógica o la razón o la racionalidad de una economía que tiene que tener superávit o equilibrio fiscal; que tiene que tener una inflación controlada; que tiene que tener una macroeconomía saneada; que tiene que tener el favor de los mercados. Bueno, parte de eso es lógico. Ahora, acá creo que estamos frente a una sobreactuación de toda esta lógica, o de toda esta racionalidad, como si fuera la única solución posible. Del otro lado hay otra lógica, que Max Weber llamaba, las razones sustantivas, que decía: “Bueno, dependen de los valores.” Pero también depende de las necesidades.

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Entonces, la lógica de la racionalidad económica y la lógica de los valores sociales y las necesidades sociales, teóricamente, son contradictorias, pero la mediación entre las dos es una política de ingreso. Me parece que este es un gobierno que ahí sí impone su visión como que la razón suficiente y necesaria para organizar una sociedad y que la sociedad cubra sus necesidades, solo es este método. Por eso es inflación o caos; por eso el equilibrio fiscal o el superávit fiscal es innegociable.

Por eso agradar a los mercados es tan importante, pero atención, porque detrás de esa racionalidad económica también hay negocios. Hay una suposición de que el Estado no debe jugar. Entonces es la prepotencia de que esa lógica del mercado debe ser impuesta a la sociedad. El propio Fondo Monetario dice: “Esto es muy difícil” Y el principio de revelación dice: “No, con que yo te lo diga, ya te vas a adherir a mi religión.” ¿Qué le está diciendo buena parte de la sociedad argentina? Y se lo anticipó a Milei en la provincia de Buenos Aires: nosotros, los votantes, muchos argentinos, estamos pensando en cubrir nuestras necesidades, estamos al límite de la paciencia; consideramos importante crear las condiciones para que no haya inflación, porque la inflación nos come los ingresos, pero atención: hay que atender a otras cosas.

Y ahí viene esa mediación entre las dos lógicas, que son las políticas de ingreso. Decime: ¿cuál es la política de ingresos? Ahora, ¿quién articula la política de ingresos? Los Estados. Articulan con el sector privado; el mercado y el Estado articulan esa política de ingresos. Acá tenemos un presidente que, aferrándose como en una religión al mercado, ha dicho que el Estado es una asociación ilícita, al cual él vino a destruir como un topo desde adentro.

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¿Qué decía el gobierno de Macri? Brotes verdes. ¿Qué dice este gobierno? “Ya llegamos, estamos en la mitad de camino, pero llegamos”. Y lo que pasa con estos ajustes es que no terminan de generar crecimiento económico. Sin crecimiento económico, sin política de ingresos, no se va a ver. Por eso hay tanta preocupación, se le pide al gobierno que articule acuerdos. No solamente hay que articular acuerdos que pueden ser superestructurales, hay que resolver este problema.

Si para tener superávit fiscal millones de argentinos, en su economía familiar, tienen que tener déficit, ahí hay algo que no cierra. Pero claro, eso nos lo va a decir las elecciones. A lo mejor me equivoco; de pronto, la gente dice: “No, estoy hasta esta oportunidad, voy y lo voto a Milei”. Yo no lo descarto. Pero vuelvo a decirte: superávit fiscal, por un lado; millones de familias con déficit de presupuesto. Y eso es lo que una política de ingresos debería resolver.

Y ahí te hago una apertura: los estudios cualitativos. Pablo Semán, ex alumno brillante, que ha estudiado y estudia los sectores populares y que, en su momento, anticipó el fenómeno Milei. El otro, Guillermo Oliveto, que hace muchos estudios cualitativos sobre consumo. Ambos están diciendo: la gente, en los estudios cualitativos, se queja, sufre, está muy mal. Yo, a esta altura de mi carrera, creo que la unidad anatómica y fisiológica de la sociología es la entrevista y el grupo de discusión. La entrevista y el grupo de discusión no están arrojando buenos resultados de cara a las elecciones. Bueno, vamos a ver si eso se ratifica o no.

Hay una percepción de que hubo, como hubo en 2024, miedo; como hubo también miedo con el kirchnerismo, miedo a la represalia, miedo al escrache en los medios de comunicación; ahora, en las redes sociales, a cierta persecución y que ese miedo se está perdiendo. ¿Percibís también que en los sectores de poder también perciben un cambio de clima, y que se traduce, en realidad que no es que el general valiente se convierte en cobarde y el cobarde en valiente, sino que el general cobarde empieza a tener más soldados y el general valiente empieza a tener menos. Entonces, el cobarde se transforma en valiente, y el valiente en cobarde?

Creo que hubo cambios importantes, lo que podríamos llamar el mercado de las opiniones. Los que empezaron a cambiar de opinión fueron los votantes, o la sociedad, o fue la opinión pública. Y la expresión de eso, es la elección en provincia de Buenos Aires, que se puede decir: la elección nacional es muy distinta, no van a participar los intendentes; no es lo mismo la boleta tradicional que la boleta única, una cantidad de cosas. Pero la derrota fue contundente.

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Respecto al miedo, yo sostengo que, a pesar de todo, la sociedad argentina actual es una sociedad abierta, que yo sepa, no hubo ninguna evidencia. Más allá de los insultos, por ejemplo, lo que el presidente te dedicó con nombre y apellido. Más allá de eso, no conozco casos de represión. Cada vez que entrego la columna digo: estamos en Argentina, no estamos en Rusia. Pues si estuviéramos en Rusia, nos vienen a buscar y ya terminamos por ahí. Entonces, esa condición de apertura en sociedad argentina, donde existe el desprecio retórico, pero no existe, o en general, la represión física o la represión económica, yo creo que eso es muy importante.

Ahora, ¿qué pasó con el miedo? En un momento en que el gobierno tenía la opinión pública a favor, en que había conseguido éxitos uno detrás del otro en el Congreso, hay un miedo que es el miedo de equivocarse. Vos y yo y muchos otros periodistas seguimos sosteniendo nuestra posición. Los economistas, los mandriles, siguieron manteniendo su posición, pero digamos enfrentando a una especie de adversidad, no por los insultos del presidente, sino por el clima social. Y ahora tenemos más espacio. Porque no estamos anunciando el fracaso de este modelo, estamos argumentando, como por ejemplo argumento yo: si ustedes quieren imponerle el mercado a la sociedad, la sociedad no lo va a aceptar.

Un mercado sin nación significa un mercado que se quiere imponer, que desprecia el Estado y que entonces quiere que la sociedad se rija por esa lógica. Bueno, no existe ninguna sociedad exitosa en Occidente que se rija estrictamente por la lógica del mercado. Y acá viene el punto de Donald Trump. De Scott Bessent que creo que también piensan en esta lógica: en la imposición de la lógica del mercado y en la imposición de la lógica de los negocios, que no es estrictamente lo mismo. Entonces, siempre tenemos una economía financiera, pero también tenemos una economía real.

El arte de la política consiste en la mediación en estos dos términos. ¿Cómo juzgamos hoy al Trump que se está por reunir con Milei? En el momento en que algunos le están diciendo: “Este hombre merece el premio Nobel de la Paz.” Es difícil, y es difícil juzgar. ¿Qué pasa cuando analizás? ¿Las cosas se van a volver a repetir, o se abrió un escenario nuevo donde va a pasar lo inédito? Es difícil saber. Y bueno, estamos frente a eso y lo tenemos que descifrar, lo tenemos que tratar de determinar con nuestro propio análisis.