Los productores agropecuarios encuentran el final del año con un ojo en el cielo y otro en el mercado. En primer lugar, el clima genera gran preocupación por los duros efectos de la sequía en algunas zonas y de heladas tardías en otras áreas productivas del país.
Ese cambio en las condiciones climáticas trajo al menos dos consecuencias, que en el campo ya dan por inevitables. Por un lado, el trigo dejará entre 1.500 y 2.000 millones de dólares menos de lo previsto al inicio de la actual campaña. Por otro, la sequía demoró la siembra de maíz y de soja, algo crucial dado que este último es el principal producto de exportación de la Argentina.
Una estimación de la consultora FyO prevé que, por razones climáticas, la cosecha de soja será de 42 millones de toneladas, por debajo de las 48 previstas, y que en el caso del maíz también habrá una merma en relación a la proyección inicial, de 50 a 45 millones de toneladas.
El ojo en el mercado que tienen puso los productores agropecuarios está en una eventual segunda etapa del "dólar soja", el tipo de cambio especial para el sector sojero que ayudó en septiembre a alcanzar una liquidación total de más de 8.000 millones de dólares.
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El gobierno no confirma ni desmiente la noticia y eso lo lleva al peor de los escenarios: ante la indefinición, los productores retacean la liquidación de divisas y prefieren esperar por un dólar más favorable a sus intereses.
BL PAR