Las declaraciones del viceministro de Economía Gabriel Rubinstein resultaron un cimbronazo por partida doble. En primer lugar, hacia el mercado: el dólar libre se despertó y saltó de 294 a 302 pesos. También subieron las cotizaciones financieras, con el dólar MEP que llegó a 306 pesos y el contado con liquidación a 318.
Las palabras del viceministro en cuanto a que no se discute si el Gobierno va a devaluar o no, sino la forma de hacerlo, recalentaron el mercado cambiario, aunque sería injusto considerarlo el único factor en ese sentido.
La persistente inflación obliga a actualizar todas las cotizaciones, al igual que la enorme salida de fondos de los bonos de la deuda, que hacen que muchos pesos tengan la dolarización como destino.
Gabriel Rubinstein: "No es posible salir del cepo ahora"
Pero el segundo cimbronazo fue hacia dentro del Gobierno, ya que el discurso de Rubinstein se transformó en fuego amigo. Se distanció del kirchnerismo duro, que adjudica razones no monetarias a las causas de la inflación.
"Puja distributiva hay en todos los países", advirtió. También de Martín Guzmán, al explicar que el tipo de cambio se fue actualizando a un ritmo mucho más lento que la inflación, lo que no sirvió como ancla para los precios y generó atraso cambiario y más brecha.
Por si fuera poco, se refirió a su época de funcionario de Roberto Lavagna, con superávit gemelos y fuertes reservas, y lamentó haberse apartado de esa macro. Quien gobernaba entonces era Néstor Kirchner.
La inflación argentina es la más alta de todos los países del G20
El crudo escenario que describió el viceministro deja en claro que la política económica es un rompecabezas que nadie tiene intenciones de rearmar. Y una de sus piezas claves es Rubinstein.
BL PAR
