No son usuales las protestas en China, pero las medidas restrictivas para prevenir la propagación del covid detonaron concentraciones inusuales en varias ciudades en contra del régimen de Xi Jinping.
En Shanghái, la policía usó aerosol pimienta para frenar a unos 300 manifestantes que se reunieron a medianoche en la calle Urumqi Central a medianoche con flores, velas y letreros que recordaban las 10 muertes causadas por un incendio en un edificio el jueves.
Las consignas eran: “Xi Jinping, renuncia; Partido Comunista, renuncia”; “liberen Xinjiang, liberen China”; “no queremos (pruebas) PCR, queremos libertad”, y “libertad de prensa”. Las publicaciones sobre la protesta fueron eliminadas de inmediato en las redes sociales chinas, ya que el Partido Comunista de China suele eliminar las críticas.
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Muchos afirmaron que los obstáculos provocados por las medidas contra el coronavirus empeoraron el incendio. Durante la cuarentena de Xinjiang, a algunos residentes de la ciudad les han cerrado sus puertas físicamente con cadenas.
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La tensión se desbordó después de que funcionarios municipales de Urumqi llevaran a cabo una conferencia de prensa sobre el incendio en la que al parecer culparon de las muertes a los propios residentes del edificio. Las manifestaciones, así como la indignación pública en Internet, son los indicios más recientes de cómo aumenta la frustración por la estrategia covid cero de China.
Es el único país grande que todavía lucha contra la pandemia con pruebas masivas y confinamientos.
Altas probabilidades de represión y tortura
Las protestas son arriesgadas en cualquier lugar del país, pero son extraordinarias en Xinjiang, que durante años ha sido objeto de una brutal represión. Un gran número de uigures y de otras minorías mayoritariamente musulmanas han sido llevados a una vasta red de campos y prisiones.
BL PAR