Luego de tocar fondo y de una mala noticia detrás de la otra, el grito del hincha se escuchó en Avellaneda y el 2 de octubre habrá elecciones en el Rojo. Entre la espada y la pared, Hugo Moyano torció el brazo y a partir de la nueva votación del socio llegará un nuevo reemplazante a un club que no encuentra el horizonte en ningún lado: golpeado en lo futbolístico, económico e institucional.
El efecto dominó comenzó con la salida de Eduardo Domínguez como director técnico del Rojo luego de la caída en el clásico ante Racing. El DT de 43 no llegó a cumplir seis meses al mando del equipo con el que cosechó 10 victorias, 9 empates y 10 derrotas en 29 partidos. En cuanto a las estadísticas, no fue lo que se esperaba por parte de la dirigencia y sobre todo de Daniel “Rolfi” Montenegro, quien fue uno de los encargados de tentarlo en ponerse el buzo de DT del Rojo. Primer gran escandalo que se sumaba a todas los aprietes económicos que afronta el club.
En escena aparece el mencionado Montenegro. El ex jugador de Independiente asumió como Secretario Deportivo en octubre del año pasado para intentar cambiar el rumbo futbolístico. El Rolfi no pudo tener la misma habilidad y cabeza que tuvo dentro del terreno de juego. El primer grito de conflicto fue el enfrentamiento con Julio César Falcioni, el técnico que estaba previo al arribo de Domínguez. A pesar de haber metido en las semis de la Copa LPF y en Copa Sudamericana, el Emperador fue apartado del club para que tome su lugar el ex Huracán.
El "Rolfi" Montenegro renunció como secretario deportivo de Independiente
Luego, los malos resultados hicieron que Domínguez de un paso al costado y allí la primera alarma se encendió para Montenegro. Días después sucedió lo que se daba por hecho, el Rolfi renunció a su cargo. La dirigencia la acercó en su momento una oferta a su ex DT Julio César Falcioni para que retome su puesto. Esa decisión fue el detonante para que el 10 del Rojo juntará sus pertenencias y se vaya.
Previo a la confirmación de Falcioni como técnico de Independiente hubo otra renuncia inesperada, la de Claudio Graff. El ex delantero de Lanús era el entrenador de la reserva del club en el ciclo de Domínguez. Al haber renunciado este a su cargo, Graff fue el que tomó la silla caliente. Solo dirigió tres partidos (igualó 0-0 con Rosario Central, perdió 2-1 ante Defensa y Justica y cayó 1-0 en el polémico encuentro con Atlético Tucumán).
Justamente en la previa de ese duelo fue que se armó disturbios con los socios, que como indicó Fabián Doman, principal candidato de la oposición para la presidencia, lo anunció como un grito a la democracia. Según el periodista y ahora potencial presi del Rojo, lo realizado por Moyano era una monarquía y que lo único que podía salvar al club era el llamado a elecciones.
Luego de la suspensión de las elecciones en diciembre, ahora el grito de democracia se hizo más fuerte y existe la posibilidad de un nuevo mandatario. Hay que recordar que en 2017 Hugo Moyano fue reelecto con el 89% de los votos por parte de los socios, luego de lo que fue la Copa Sudamericana. Una especie de alfombra gigante que permitía a Moyano ocultar todos los verdaderos problemas del club debajo de ella.
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En consecuencia, hay varios hechos que dejaban las puertas abiertas a las elecciones en Independiente: la renuncia de su DT, seguida de la del Mánager y la del técnico interino. Las elevadas deudas, el conflicto de las elecciones postergadas, su ubicación en la tabla (marcha 24° de 28°) lo cuál hace que se mire de reojo el descenso, la división en la barra y sobre todo la angustia del socio que ve como un equipo que reino el mundo ahora se arrastra por el piso. Eso podría cambiar el 2 de octubre cuando todos los socios del club vayan a votar un nuevo partido que les permita soñar con ver a Independiente donde merece estar.
BL PAR