La otra cara de la guerra en Ucrania es Europa, jaqueada por la dependencia del gas proveniente de Rusia. El peligro de que Vladimir Putin cierre el grifo deriva en la necesidad de ajustarse el cinturón con duchas más cortas, electrodomésticos apagados y uso moderado de aires acondicionados a pesar de las altísimas temperaturas de este verano inclemente.
La Comisión Europea pedirá a los 27 gobiernos prohibir en los edificios públicos que el termostato en invierno esté a más de 19 grados y que el aire acondicionado en verano esté por debajo de los 25 grados. Pedirá, más que todo, un cambio de comportamiento. La modificación de los hábitos, en coincidencia con la lucha contra los estragos que está provocando el cambio climático, implica reducir la temperatura del hogar; acortar las duchas, apagar los electrodomésticos en lugar de ponerlos en reposo; cocinar; refrigerar, y congelar de manera eficiente.
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Cuanto mayor sea la reducción a través de acciones voluntarias, menor será la necesidad de restricciones obligatorias en el futuro. Eso se verá reflejado en una baja de las facturas. Las tarifas tendrán incentivos para el ahorro de energía.
La idea es sensibilizar a los consumidores, las industrias, las empresas y las autoridades públicas, pero, al mismo tiempo, dar ejemplos concretos y operativos de cómo se puede reducir el consumo de gas. Garantizado, por ahora, en los hogares.
JL PAR