El sociólogo Juan Gabriel Tokatlian remarcó que es momento de hacer un cambio para recomponer la relación comercial entre Brasil y Argentina después de años de que ésta quede en segundo plano. “Ese giro necesitará no solo de la acción de los actores institucionales, sino también la cooperación de la sociedad, los intelectuales, empresarios y académicos”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿Cuál es tu balance de la última reunión de la CELAC y del regreso de Brasil al organismo?
La reunión de Alberto Fernández y Lula da Silva fue esencial para recomponer el vínculo entre los dos países, que estaba en un punto excesivamente lánguido, e incluso preocupante, por el deterioro que había sufrido en los últimos años y cierto desacople económico entre ambos países en la última década.
Hay un momento que puede llevar a un giro, pero necesitará no solo de la acción de los actores institucionales, oficiales y gubernamentales, sino también la cooperación de la sociedad, los intelectuales, empresarios y académicos.
La relación con Brasil es estratégica para Argentina, y el país debe poner todas sus energías detrás de recomponerla.
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En la CELAC ocurrió algo típico de los foros multilaterales. En este tipo de foros, están los que son muy similares a uno, los que son algo similares, los que son distintos y los que son muy distintos. La esencia del multilateralismo es la comprensión, en el sentido de tratar de incidir en una agenda positiva en la cual, al menos, haya algunos aspectos en los cuales se pueda converger.
A mi parecer, el documento final fue excesivamente amplio, y sirvió para poner de manifiesto que tenemos una región que todavía no aprendió las lecciones de la hiper ideologización de principios de este siglo.
Me temo, por otro lado, que el pasaje de la presidencia pro témpore a una isla caribeña, que corresponde, le da una estatura un poco menor a este emprendimiento de concertación política en la región.
Sin embargo, hubo control de daños, Brasil regresó, y la CELAC va a ser objeto de una cumbre muy importante, el primer semestre de este año, con la Unión Europea.
¿Qué significado tiene la pronta visita del jefe de Estado alemán a nuestro país?
Significa varias cosas. En primer lugar, Alemania supo diversificar mucho su inserción y proyección internacional.
En materia comercial, en los últimos tres lustros, fue estrechando su relación con China. En materia energética, la relación estratégica para Alemania era con Rusia, y en materia militar, con Estados Unidos primero, y con sus socios europeos de la OTAN.
Todo eso cambió con la guerra en Ucrania. En primer lugar, una relación cada vez más estrecha con Estados Unidos y sus socios europeos, con mucha presión de Washington. Un desacople casi total de Rusia, y uno económico muy gradual de China.
Puesto en ese contexto, Alemania hoy es mucho más dependiente de Estados Unidos y sus socios europeos que en el pasado. Este viaje se inserta en la intención de establecer relaciones con otras áreas del mundo de las que Alemania requiere comercialmente ciertos productos. Haber identificado al Cono Sur como un punto central, nos explica esa razón de ser.
A su vez, hay una agenda política trascendental, que es buscar liderazgos en los cuales haya cierta cercanía con la socialdemocracia alemana, dado que quien nos visita es la cabeza de ese partido.
Podríamos decir que Lula, Boric y Alberto Fernández podrían ser calificados, con cierto grado de permisibilidad, como socialdemócratas, ¿no?
Sí, sería lo más cercano, en una mirada más genérica progresista. Creo que con ellos la interlocución le es más fácil a Alemania que con otros países.
Este es el primer mandatario de peso de Europa que llega a América Latina desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero del año pasado. Creo que es una señal muy importante de que Alemania quiere crear un puente estratégico con América Latina.
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¿Qué posibilidades hay de que, ya sin Bolsonaro, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur avance de manera concreta?
Vi una buena señal en la reunión entre Lula y Fernández, y un diálogo serio con los mandatarios de Paraguay y Uruguay, respecto a que, si hay que recuperar un sentido activo, esto pasa por el acuerdo con la Unión Europea, que lleva congelado más de tres años en Europa.
Me parece que Alemania ha sido un factor importante para empezar a mover ese acuerdo, es la contraparte más efectiva para ese propósito. Francia, Holanda y otros países son todavía más renuentes.
Alemania, con una visión de largo plazo y sin intención de poner condicionalidades o de otro tipo, quiere avanzar con este acuerdo ya firmado, sin anexar elementos que lo sigan postergando.
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¿El acuerdo entre Uruguay y China obliga a Argentina y Brasil a ser más activos para ampliar el Mercosur de alguna manera?
Diría que no. Uruguay siempre ha tenido una inclinación a “cortarse solo”, y jugar el rol de el país pequeño que se siente atribulado por dos “poderosos” como Argentina y Brasil.
No creo que la relación específica con China avance más allá. Sin embargo, para el Mercosur, un acuerdo potencial con China tiene un problema central: Paraguay, que tiene relaciones con Taiwán.
Habrá que ver si el Mercosur avanza en una negociación conjunta con China, lo veo difícil por ahora, pero todas las negociaciones del Mercosur han sido largas. Observo una disposición de abrirse más a Argentina y Brasil.
FM JL
