En su discurso de este lunes, Cristina Kirchner expuso la debilidad de su movimiento. El contraste de Sergio Massa con el armado clásico del kirchnerismo y la necesidad que tenemos de ver orden y planificación donde en realidad hay caos.
El discurso de Cristina Kirchner |
NA
“Sostenemos una tesis diferente a la de los más valorados analistas políticos, como Carlos Pagni y Andrés Malamud, donde ellos consideran a Cristina Kirchner como una fina estratega política. Pero, francamente, tengo una percepción distinta”, introdujo Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Me parece que CFK es una persona que ha consumido el capital político que le legó su marido tras su fallecimiento. Siempre viene a mi memoria, cuando la escucho hablar, la tan hiperbólica diferencia entre placer y goce que mencionaba Lacan.
El placer es satisfacción, produce un efecto sanador en todo sentido. Mientras que el goce es un exceso, un plus con respecto al placer que empieza a producir autodestrucción. Inclusive se puede tener goce en el dolor.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Mi sensación es que ella, más que placer, siente goce, y por eso es antropofágica. Hay una parte en la que es autodestructiva y consume parte de lo que produce.
En su discurso de ayer, Cristina Kirchner expuso la debilidad de su movimiento y de la construcción política que supo armar, La Cámpora, frente al tristemente célebre avión que llevaba desaparecidos para lanzarlos al océano y al Río de La Plata.
Le habló al presidente Alberto Fernández, a Victoria Tolosa Paz y a Daniel Scioli, en un acto en el que algunos consideran que se separó muy inteligentemente de Massa, para que el fracaso sea suyo, como si nuevamente ella no tuviera nada que ver.
Suele haber un sesgo en los análisis. Desde la negación, muchas veces le asignamos condiciones superiores a las que la objetividad demostraría de Cristina Kirchner.
Esto tiene una explicación: los seres humanos necesitamos creer que los hechos tienen una dirección y un orden. Nietzsche solía decir que el ser humano soporta todo, menos que no haya una explicación. Entonces nos preocupa enormemente que haya caos y queremos encontrar un sentido a las cosas.
Hemos hablado en este programa de la teoría de Nassim Taleb sobre los cines negros, en la que se desarrolla que siempre, después de que ocurre un evento inesperado, vienen los expertos a explicarnos que esto era obvio que sucediera por determinadas razones, pero previamente no era para nada obvio.
A los seres humanos nos tranquiliza que haya una explicación. Preferimos la existencia del mal al caos, porque el mal, al menos, sería explicable y prevenible. Es muy habitual escuchar decir que Cristina es mala, y de esta manera se explica como inteligente algo que sería probablemente mucho más grave percibir como caótico, que no maneja los hechos.
Se le agrega sentido estratégico a situaciones que son francamente producto de la debilidad. Por ejemplo, toda la explicación dada por la Vicepresidenta de que dos gobernadores de dos provincias, con todo respeto, que sumados tienen menos votantes que el partido de Quilmes, hicieron girar la estrategia del peronismo 180 grados, resulta verdaderamente contradictoria.
Lo que los gobernadores querían era simplemente que no hubiera dos listas provinciales, es decir, que la candidatura de Scioli, por un lado, y deWado de Pedro, por el otro, no tuvieran listas de diputados y senadores nacionales separadas en cada una de las provincias.
Esto se podría haber solucionado de manera tan simple como se hizo con Juan Grabois, permitiendo que a cada candidatura presidencial se le adhieran los mismos legisladores, senadores y diputados nacionales. Es decir que la cuestión de fondo no está ahí.
La realidad parece ser que en la pulseada entre el Presidente y la Vicepresidenta, Alberto, claramente, logró imponer algo de lo que pretendía. Probablemente ninguno salió totalmente ganador, pero ella, en su explicación de ayer, trata de darnos una clase de estrategia política, hablando de compresión de texto y de contexto.
Massa junto a Wado y Máximo en el acto en Lomas de Zamora.
Texto y contexto político
El texto es lo que ocurre, la historia tal como la contamos, la capa visible del relato, la colección de eventos declarados y que se pueden comprender de manera directa sin mayor análisis, mientras que el contexto son las circunstancias en las que se inscriben los hechos, como el entorno en el que se desarrolla la historia. El subtexto, por su parte, es lo que queremos dar a entender con el texto sumado al contexto, o sea el significado del mensaje.
La Vicepresidenta explica la resolución de los hechos ex post, de la manera que le resulta conveniente a sus deseos, independientemente de cómo hayan sucedido las cosas.
Cristina se refirió al cierre de listas de Unión por la Patria quejándose de la posición que levantaba el albertismo. “¿Cómo no va a haber sorpresa si durante un año y medio nos tuvieron ‘batiendo el parche’ con ‘PASO, PASO, PASO y la democratización del peronismo’? ¡Vamos! Que soy peronista desde muy joven, y todos los cargos que ocupé en mi vida fueron por el voto popular, nadie me firmó un decreto para sentarme en un sillón”, ironizó.
”La democratización del peronismo, como objetivo, sobre todo después que nuestro espacio político perdiera las elecciones como las perdió en el año 2021, con la derrota parlamentaria más importante en la democracia del peronismo, donde perdimos por primera vez mayoría y quórum propio en el Senado, la verdad, que si la solución es PASO y pelearnos entre nosotros…”, criticó la Vicepresidenta.
Es curioso cómo interpreta históricamente los hechos. El espacio parlamentario no se perdió sólo por la elección de 2021, sino también por la de 2017 y 2015. La posición fue ganando cada vez más legisladores, diputados y senadores. Las cámaras se van renovando por tercios o por mitades, llegando un momento en que se pierde la mayoría, pero es un proceso que comenzó en 2015.
Cristina continúa con su lección: “Hay comprensión de texto cuando uno lee y hay comprensión de contexto cuando uno mira la sociedad y el momento político en el que está”, y agregaba: “24 horas antes del cierre de listas, teníamos a la ministra de Desarrollo Social de nuestro gobierno planteando internas al gobernador de la provincia de Buenos Aires, y a nuestro embajador en Brasil para presidente”.
No hay nada raro en que ministros y funcionarios compitan en una interna; si hay una interna, es lo que ocurre en todas las partes del mundo, pero ella enfatiza y lo cuenta mediante un tono que hace uso de técnicas del espectáculo. Es una maestra en el subtexto y en la representación.
La expresidenta afirmaba irónicamente que “ni con una 45 en la cabeza me hacían hablar con Scioli o con nadie para que se bajara”, y que “era obvio que Wado de Pedro no iba a contar con la aprobación del Presidente, pero tranquilo Wado…”, le dijo a ministro del Interior y candidato fugaz.
En esa obsesión con vapulear al presidente hay algo. Gabriel Mariotto decía que “peor que el maltrato es el destrato”. Freud planteaba que lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia, que cuando alguien discute, confronta u odia a alguien, lo que hay en realidad es afecto.
Cuando se refirió a Massa, de forma pícara, Cristina lo llamó “fullero”, y mencionó que “para ganar hay que apostar”. Sin embargo, la definición de la palabra es tramposo, estafador.
La efusividad de La Cámpora
Horas después, hubo un acto en Lomas de Zamora por el lanzamiento de la candidatura de Federico Otermín, donde hablaron Wado de Pedro y Máximo Kirchner.
Wado, en un efusivo discurso, decía: “tenemos la responsabilidad histórica de tomar los mejores ejemplos de nuestra historia”, y reivindicaba las figuras de “Néstor, Cristina, Perón, Evita, los 30 mil compañeros, San Martín, Belgrano, Rosas”. Para cerrar arengando: “Vamos a demostrar de una vez por todas que en Argentina se puede vivir feliz y dignamente para siempre”.
Máximo Kirchner, en su cierre, arenga a la audiencia militante: “Unión por la familia Argentina, unión por nuestros barrios, unión por nuestras vecinas y vecinos, unión para defender el valor de nuestros recursos naturales y que no se los roben a precio vil, unión por la patria y dignidad, para generar una nación justa, libre y soberana. Vamos a dar la pelea aunque vengan degollando”.
Sergio Massa, en el cierre del acto, expresó: “Somos la enorme mayoría de los argentinos los que creemos en la unión, frente a los que plantean la división de nuestra sociedad; por eso, con orgullo y valentía, sabiendo que nos toca una difícil, voy a dejar cada centímetro de mi sangre para garantizar el triunfo de Unión por la Patria en la Argentina, en la Provincia y en Lomas de Zamora”.
La comunicación de Massa contrasta con el contexto, empezando por la vestimenta demasiado formal. Pierre Bourdieu, el famoso sociólogo francés, decía que la vestimenta era un lenguaje, una forma de comunicación.
Es tal el contraste de Sergio Massa que refuerza la idea que sosteníamos al inicio de nuestra argumentación, que Cristina se halla en una posición defensiva, incluso retrocediendo sobre el capital político que le legó su marido al momento de su muerte.
Moria Casán lo expresaba en términos populares: “Es un hombre muy relajado para la política, no se come ninguna. Sergio Massa tiene la famosa pirámide de vaselina que yo empleo para la vida, penetra lo que quiere y le resbala casi todo, y está muy enfocado en él”.
Es llamativo cómo nos esforzamos en asignarle sentido al caos, al error, a la sinrazón, a lo que va más allá de la comprensión. Como solía decir Nietzsche, soportamos cualquier cosa, menos que no haya una explicación.
