Anderson Torres era el secretario de Seguridad del Distrito Federal de Brasilia cuando miles de simpatizantes radicales de Bolsonaro invadieron y destrozaron las sedes del Congreso, el Palacio de Planalto y el Supremo Tribunal Federal en un intento por derrocar a Lula.
El juez Alexandre de Moraes también dictó el arresto del excomandante de la Policía Militar de Brasilia, Fábio Augusto Vieira, efectuada este martes, en respuesta a una petición de la Abogacía General del Estado. Torres se encuentra con Bolsonaro en Estados Unidos, donde viajó de vacaciones tras asumir la semana pasada la Secretaría de Seguridad de Brasilia.
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La Policía Federal registró su casa de Brasilia en busca de pruebas. Bajo su gestión como responsable de la seguridad de la capital brasileña, miles de bolsonaristas destrozaron el mobiliario de los tres poderes de Brasil. Al igual que el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, Torres fue cesado de sus funciones, por su omisión detener a la horda bolsonarista.
El gobierno de Lula sospecha que la insurrección fue posible gracias a la anuencia de las fuerzas policiales de Brasilia, razón por la cual decretó una intervención federal hasta el 31 de enero. Las corporaciones policiales locales estarán durante ese periodo bajo control directo de la administración central, bajo el mando de un interventor, Ricardo Cappelli.
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La insurrección dejó hasta el momento 1.500 detenidos entre el domingo y el lunes, de los cuales 599 fueron puestos en libertad este martes por cuestiones humanitarias. El ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, dijo que hubo financiación para trasladar hasta Brasilia a los manifestantes, pero no reveló sus identidades.
En San Pablo, Río de Janeiro y otras ciudades, miles de personas corearon ayer: “¡Amnistía no!”. La petición de que se diriman responsabilidades recordaron la ley de amnistía que ha protegido durante décadas a militares acusados de abusos y asesinatos durante la dictadura del país entre 1964 y 1985.
JL