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MODO FONTEVECCHIA
Escenario postelectoral

Luis Secco: “Gane o pierda el Gobierno tendrá que cambiar su plan económico”

El economista advirtió que "pedir un salvataje cada seis meses" genera un clima de transitoriedad. Además, cuestionó el “miedo a flotar” del equipo económico de Javier Milei.

Luis Secco, economista
Luis Secco, economista | CEDOC

Luis Secco, director de la consultora Perspectivas Económicas, el Gobierno tendrá que cambiar su plan económico cualquiera sea el resultado electoral. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), el economista aseguró que equipo económico nacional contribuyó a la "fragilidad" de los mercados al indicar que renovarán los lineamientos después de las elecciones.

Luis Secco es licenciado en Economía por la Universidad Nacional de La Plata, fue asesor económico de Presidencia y director general de Análisis Estratégico de la Secretaría de Inteligencia del Estado entre los años 2000 y 2012. Se desempeña como director de la consultora Perspectivas Económicas.

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Giacomini, quien se asume como verdadero representante de la Escuela Austriaca, dice que de todos los economistas tradicionales, no libertarios, el mejor de todos sos vos. Además, la Universidad de la Plata fue prolífica de os economistas argentinos. Hablar con vos también es hablar de la historia de los economistas de la Argentina. ¿Qué reflexión tenés que hacer respecto a las escuelas económicas argentina?

Sí, soy muy platense. Mientras tenía pelo, viviendo acá en Buenos Aires, me iba a La Plata a cortarme el pelo. Es difícil sacarme del entorno de la Universidad de La Plata. Es una escuela de grandes economistas, ortodoxos en general. Teníamos de profesor a Ricardo López Murphy. Hoy hay varios focos de generación de intelecto económico: algunos más ortodoxos, algunos un poco menos.

¿Y vos sos de la misma generación de Federico Sturzenegger?

Sí. El papá era profesor nuestro. Federico hizo la carrera mucho más rápido que yo y que todos, porque lo hizo en tres años y medio, aproximadamente. La mayoría lo hacíamos en cinco. Y es uno de los mejores de mi generación, sin duda.

¿Era un alumno brillante?

Federico era brillante. Venía con todo el background del padre, y ya conocía todos los textos y la literatura clásica. Él estaba muy entusiasmado con irse muy rápido a estudiar a Estados Unidos y lo logró.

¿Y luego la vida en qué lo convierte?

Yo lo respeto muchísimo. Es un tipo que vive entusiasmado, se entusiasma con las cosas que hace. Tiene un entusiasmo mucho mayor que el mío. Entonces, lo admiro por eso, pero a veces también se desborda en su entusiasmo. Creo que en mi generación, somos los que tenemos 60, hay muchas personas muy brillantes. No hay muchos equipos económicos. Son dos cosas distintas. Hablabas de la generación de equipos económicos, o la Fundación Mediterránea, o FIEL. Hoy hay menos equipos que antes, salvo los que han sido amalgamados detrás de algún partido político, de algún personaje de algún partido político o de algún candidato. Pero no hay de esos think tanks que vos digas: "Ahí hay un equipo económico que puedo salir a hacer shopping". Y eso también dificulta un poco la elección. Tenés que armar el equipo atrás de algún economista, como del equipo de (Sebastián) Lacunza, de (Luciano) Laspina o del equipo de (Carlos) Melconian, que eran los que pululaban un poco en el 2023.

Hasta ahí todos relacionados con el PRO...

Sí, la construcción de equipos es bastante fuerte en el PRO, en Propuesta Republicana.

Me parece que en el Pro hay una vocación que viene de [Mauricio] Macri de estructurar equipos. Una mirada empresaria, para decir de alguna manera, de una organización que requiere equipos.

Sí. López Murphy también es generador de equipos. Y me parece que hay una tradición también de cierta parte del radicalismo que cree que los equipos de gobierno son importantes. Y después tenés el ejemplo más fuerte, el más cabal de todo, que es el de [Domingo] Cavallo. En la Mediterránea eran 200 que pensaban, se conocían de memoria, se miraban y se entendían.

¿Cuánto queda de eso en Schiaretti?

Yo creo que [Juan] Schiaretti tiene la ventaja de tener ahí a la fundación. No sé cómo después la fundación ahora del pasaje de Melconian a Giordano, per la Mediterránea tiene una ventaja competitiva porque tiene esto especialistas en diversas áreas de la gestión pública. Giordano es muy bueno también para armar equipos y lo ha demostrado en su tarea a través del tiempo en la función pública en Córdoba. FIEL también tiene mucha gente que sabe trabajar muy bien, y después están los equipos estos detrás de los personajes.

¿Qué tendría que venir a la Argentina en términos económicos después de Milei? ¿Qué escuela económica, qué grupo de economistas? ¿Qué sería a tu juicio lo que necesitaría el país?

Como vos me definís ortodoxo, sigamos en esa línea liberal, o no libertario. Yo tengo el temor hoy de que la Argentina se cuestione severamente si la ortodoxia o las ideas liberales sirven para la Argentina. No es un problema de las ideas, sino de cómo se implementan a veces o cómo se llevan a cabo. Ese temor creo que inunda buena parte de los que defendemos un poco la disciplina del mercado y el equilibrio fiscal.

El presidente Milei se ha definido él mismo como un especialista en crecimiento con y sin dinero. Pero hay una diferencia entre crecimiento y desarrollo, y a la Argentina lo que le hace falta es desarrollo. El crecimiento es cuantitativo, el desarrollo es cualitativo. El crecimiento se puede dar por breves períodos, como hemos tenido en la Argentina continuamente, pero luego es insostenible, entonces finalmente no produce desarrollo. ¿Es plausible decir que el próximo equipo económico tendría que ser especialista en desarrollo con y sin dinero?

Siempre y cuando hayamos alcanzado o consolidado la estabilización.

¿Tiene razón Milei de que lo primero es ordenar la macroeconomía?

Vos hablás mucho con empresarios, sos un empresario y sabés que sin estabilidad macro se te hace muy difícil todo lo demás. Al menos un mínimo de certidumbre macro se necesita para invertir, generar empleo de calidad, ser productivos y demás. Me parece fundamental que el próximo equipo económico consolide la estabilización, las políticas de desarrollo, las políticas productivas o la importancia de la micro, como se dice usualmente. Ahí hay que dejarle libertad al sector privado. El sector privado argentino ha mostrado una resiliencia formidable, las ha soportado todas.

¿No haría falta un plan de desarrollo? ¿Tiene razón Milei cuando dice: "El desarrollo, problema de ustedes"?

Ahí hay un problema con la palabra desarrollo. El sector privado es el que tiene que hacer negocios y ver dónde está la ventaja competitiva de Argentina e invertir en esos lugares donde está la ventaja competitiva. No me gusta mucho la idea de tener un Estado que dice: "Yo selecciono cuáles son los sectores". Fíjate lo que ha pasado con algunas industrias, como la industria del aceite de soja, o la automotriz, que nacieron con cierta protección y han logrado hacerse competitivas a nivel mundial.

Ahora, estamos usando dos sectores que están cerca de la producción donde sí hay ventaja competitiva, como el agro. Argentina fabrica camionetas, la chata. Sabemos hacer aquello de que está cerca de nuestra ventaja competitiva. Yo creo mucho en eso. Vaca Muerta no es solo sacar el gas, licuarlo, exportarlo y exportarlo. También está la industria petroquímica, la industria química, la industria del plástico. Tenemos por delante sectores que van a estar asociados en esa cadena de valor productiva, pero no podés pretender mucho con una macro desestabilizada, con una economía súper archirregulada que tiene impuestos por todos lados.

El RIGI debería valer para todos, no para algunos, no para ciertos proyectos. ¿Por qué hubo que hacer un régimen especial? Y bueno, porque tenés una economía tan trabada que necesita regímenes especiales para crecer. Si tuviéramos una economía estabilizada, el RIGI no sería un régimen especial, sería el régimen general para las inversiones. Entonces, ahí el sector privado surge solo, como ha surgido empresarios como vos, como tantos otros, que dicen que hay un nicho, una oportunidad, y se la juegan.

El plan de desarrollo lo asocio más con las necesidades básicas insatisfechas de la gente. Son estas economías, digamos, que empiezan a crecer y empiezan a darle a la sociedad soluciones en términos de calidad de vida.

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Jaime Durán Barba en su columna de ayer en Perfil tituló inversamente aquella frase que se le asigna a Bill Clinton en su competencia con Bush Padre, que es: “Es la economía, estúpido”. Y él tituló: “No es la economía, estúpido”. Se refería a lo electoral. Ahora yo lo quiero llevar a otro terreno. En el fondo, para aquella inversión, si lo que hace falta es previsibilidad, también como dice la Escuela Austriaca, el mayor elemento de previsibilidad es que no haya guerra. ¿No será que en realidad el problema no es económico, sino que es político y que en la medida de que no haya paz, en el sentido de que haya polarización, finalmente ningún plan económico va a funcionar porque unos odian a los otros?

Voy a intentar ser un poquito más profundo, no sé si lo voy a lograr. Creo que no hay viabilidad política sin viabilidad económica tampoco. Para mí el ejemplo cercano más rotundo es Sergio Massa. Massa se come los chicos crudos en materia política. Todo el mundo decía: "No, a este gobierno le hace falta política". Y él usó su plataforma política y su capacidad política, pero no lo usó para resolver la economía. La construcción de plataformas mínimas de gobernabilidad sirve durante un tiempo. Después, si no usás eso para resolver la economía, la economía de vuelta te las hace pagar. Dicen que la macroeconomía urde su venganza. Si vos la descuidás, te vuelve. La política y la gobernabilidad sirve, pero siempre y cuando vos la utilices con un fin. La gobernabilidad y la búsqueda de diálogos no deben ser nunca un fin en sí mismas. Hay que canalizar eso hacia un fin determinado, y para mí ese fin es la economía.

¿Y cuánto hay de eso en la vieja discusión marxista respecto de que la infraestructura construye la superestructura versus los liberales que dicen que la superestructura construye la infraestructura? ¿La cultura hace la economía o la economía hace la cultura? Quizás vos te lo planteás en el corto plazo. En el largo plazo es la cultura la que construye la economía.

Sí, obviamente. Ese es un poco es el problema de la Argentina, que todos nos hemos vuelto tremendamente cortoplacistas producto de tantas frustraciones.

Vayamos al cortoplazo. ¿Cómo sigue esto? ¿Qué pasa al 27?

El problema económico se ha reflejado frágil e inconsistente. En los países no es normal que frente a una elección tengan todos los problemas que tiene Argentina. Algo está de fondo jugando ahí, y el mismo Gobierno contribuyó a esa fragilidad. Yo creo que fue un error de comunicación muy grande este planteo de decir: "Esta es la política económica hasta octubre". Lo repetían todas las máximas autoridades del Gobierno, incluyendo el Presidente. Entonces, antes de septiembre se generó un clima de transitoriedad de las políticas públicas, que es lo peor que te puede pasar. Cuando lanzás un programa tiene que quedar muy claro que ese es el programa, y no generar especulaciones de que viene otra cosa más adelante.

Es casi inexorable que haya cierto delivery. Gane o pierda el Gobierno tendrá que cambiar su plan económico. El resultado va a condicionar la forma y el timing. Si al Gobierno le va bien, o el Gobierno interpreta que le fue bien, con más del 36% de los votos para arriba, eso puede llegar a demorar el lanzamiento del nuevo programa. Si lo demora, tarde o temprano lo va a tener que lanzar igual, y va a ser reactivo en proactivo. Si le va mal, por ahí genera una necesidad de retomar la agenda con algo distinto y no quedarse con la agenda de la derrota.

¿Por qué en cualquiera de los casos este programa está agotado?

No se puede estar pidiendo un salvataje cada seis meses. Al Fondo (Monetario Internacional) se le pidió en abril. En abril le metimos una fase más a la estabilización. Eran dos fases, después fueron tres, después fueron cuatro. Eso genera esta expectativa de transitoriedad.

¿Por qué eran dos fases, después fueron tres y después cuatro?

Era un consenso bastante generalizado de todos los equipos económicos que este programa, el programa de estabilización que arrancaría en 2023 o 2024, era un programa en fases porque tenías que usar una primer fase para corregir todos los desequilibrios, sobre todo de precios relativos: el dólar, las tarifas y demás. Y una segunda fase que, una vez corregidos los precios relativos, estabilizara. El Gobierno hizo la corrección de precios medio a medias, porque saltó mucho el tipo de cambio, pero lo de las tarifas fue más gradual. Después hizo el equilibrio fiscal.

¿La primera fase eran los primeros tres meses, la segunda fase el resto del año?

Sí. [Luis] Caputo dijo: "En abril de 2024 lanzamos la segunda fase". Después, en julio de 2024 dijeron: "No, vamos a hacer un programa en tres fases". La tercera fase duró hasta abril de este año, cuando fue llegó la cuarta fase, donde se eliminó el crawling peg, se fue a un régimen de bandas con flotación y llegó el apoyo del FMI.

Casualmente en esa tercera fase y hace seis meses con el apoyo del Fondo Monetario comenzó la recesión.

Sí, comenzó la recesión. Increíblemente pasó, porque la razón de eliminar las PASO con el apoyo del Gobierno era precisamente ese: no tener una cuña en el medio hasta octubre. Agosto siempre fue un mes complicado cuando había PASO, y se buscó aguantar mejor hasta octubre". Sin embargo, la recesión llegó antes. Cuando vos pasás de una estabilización que es como era la anterior hasta abril de este año, que fijaba el tipo de cambio al 2%, pasaste a una estabilización que no fija el tipo de cambio, que puede flotar. El Gobierno nos mostró que no le gusta mucho que flote y le tiene miedo a flotar, pero supongamos que flota. Si flota, lo que fija un poco la expectativa es la cantidad de dinero. Pero la mayoría de la audiencia no todos miran la cantidad de dinero todos los días. En cambio, cuando te aparece el valor del dólar, vos sabés que hay un ancla ahí. Es el valor del dólar.

Cuando pasamos a la cantidad de dinero, ese ancla se volvió un poco menos explícito. Y lo que nos pasó es que la cantidad de dinero se volvió tremendamente volátil. Caputo escribió en X que "la política monetaria en Argentina es clara, transparente y fijada en reglas" y que la cantidad de dinero estaba fija, y después nos contaba que no estaba fija. Milei hace lo mismo, pero la cantidad de dinero no se fijó. Entonces, entraste en una estabilización que tenía que hacer el ancla con la cantidad de dinero, que fijaba las expectativas de inflación y la cantidad de dinero fue volatil.

¿Por qué? ¿Si no emiten?

No es verdad que no emitieron. En abril el Banco Central le transfirió al Tesoro 12 billones de pesos en concepto de anticipo de utilidades contables. Esos 12 billones, para poner perspectiva, es un mes de gasto. Pero el Gobierno dijo que lo iba voy a dejar depositado en el Banco Central y no lo iba a usar. Después, cuando el Tesoro no logró renovar toda su deuda, empezó a usarlo. Cuando lo colocaban el 60% de la deuda, el 40% restante lo colocaba. Y después, cuando renovaba más de lo que vencía, recuperaba los depósitos. Todo eso generaba esas fluctuaciones en la cantidad de dinero.

El punto es que un porcentaje importante de la deuda no se renovaba en pesos...

Sí, y el Estado pagaba esa deuda con los pesos que le había girado el Banco Central.

Entonces, ¿por qué no se renovaba la deuda?

Por desconfianza. O porque el Gobierno no quería convalidar tasa de interés muy altas, que tuvo que hacerlo después.

¿Por qué los argentinos demandaban una tasa de interés del 40% en dólares?

Porque el programa se empezaba a reflejar débil, inconsistente y que iba a ser cambiado en octubre, que era un poco toda la expectativa esa. Entonces, decían: "Yo me quedo en pesos hasta octubre, pero pagame una tasa que no me pagan en ningún lugar del mundo".

¿El error fue haber dicho que en octubre se cambiara el plan?

Ese fue un gran error de comunicación del Gobierno.

¿Es un problema de comunicación o real? Porque el plan no aguantaba.

No, el plan había que cambiarlo, pero hay ciertas cosas de las que no tenés que hacer alarde. Decían: "Quédese tranquilo que lo cambio en octubre". No, cámbiamelo ahora si sabés que no aguanta después de octubre.

Puede ser que el error central de Milei es que él crea que no importa el superávit comercial, lo único que importa es el superávit fiscal. Por tanto, si hay superávit fiscal todo lo demás se soluciona. Todo se resume a que él tiene un dogmatismo de superávit fiscal que cree que con eso se solucionan todos los problemas.

No lo quiero parafrasear, pero es tan brillante que lo voy a decir. Pablo Gerchunoff, gran historiador y economista argentino, hizo un tweet hace un tiempo, eh, que dice: "Si el equilibrio fiscal fuera todo en economía, la carrera de economista duraría menos de un año". Hay un énfasis desmedido. Es necesario, porque tiene que tener equilibrio fiscal, pero al mismo tiempo hay otros equilibrios que son igual de importantes. El equilibrio de las cuentas externas es uno. A Milei le gusta un peso fuerte, un tipo de cambio apreciado, porque todos los economistas sabemos una economía competitiva, desregulada, con un Estado chico que te cobra solo los impuestos que son necesarios, porque compite en el mundo, se puede bancar una moneda fuerte. De hecho, todos los países que han hecho ese proceso de crecimiento y desarrollo tienen monedas fuertes.

Después...

Después. Entonces, la es si puede ser un punto de partida o es el punto de llegada. La discusión entre los economistas la tenemos ahí. Yo estoy del lado de los que creemos que no puede ser un punto de partida. Entonces, esta defensa de un tipo de cambio desalineado te ha hecho quemar un blanqueo, un salvataje del fondo, varios episodios de baja de retenciones transitorias y ahora esto el swap del Tesoro de Estados Unidos de 20.000 millones de dólares. Está totalmente por fuera el Banco Central de Estados Unidos de toda la ayuda. Está claro que estamos defendiendo un tipo de cambio que no es el adecuado.

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En 2030, cuando la Argentina exporte el doble per cápita que hoy, porque maduren Vaca Muerta y la minería también madure, ese podría ser el tipo de cambio. Pero de acá a 2030 hace falta un largo camino. ¿Poner un dólar subvaluado y un peso fuerte no genera también la ilusión de un plan platita en dólares?

Para algún argentino que tiene capacidad de ahorro, que da la sensación que es donde hoy está más focalizado el apoyo al Presidente, yo diría que sí, que puede funcionar.

Como cuando lo aplaudían [Jorge Rafael] Videla en la Plaza de Mayo, en aquellas épocas ridículas que parece absolutamente incomprensible, pero eso sucedió en el Mundial del 78. Se repite continuamente la idea de que un dólar barato gana elecciones. Nuevamente con la Convertibilidad, [Carlos] Menem es reelecto en el 95 con récord histórico en cantidad de votos, solamente superado por [Juan Domingo] Perón. Hay algo allí que muestra que el argentino con dólar barato está contento.

En general sí ha funcionado.

Pero dura poco...

Sí, pero ¿sabés lo que pasó en todos los episodios anteriores? La idea de dólar barato, peso caro, pasa cuando el dólar sube menos que los precios. En general, en todos esos episodios había un precio fundamental que nunca tenés que olvidar del análisis, que es el salario. Entonces, vos tuviste muchos episodios de apreciación de donde el salario se movía como el resto de los precios.

Y ahora no.

Milei lo intentó hacer ahora, pero toda la previa fue de mucha pérdida de poder adquisitivo del salario. Entonces, vos entraste a la estabilización con un poder adquisitivo de salario muy bajo. Esa es la diferencia con la Convertibilidad y con la época de Martínez de Hoz. Y gran diferencia de todas estas políticas o recomendaciones de políticas. Ciertos políticos le dicen: "Apreciá el tipo de cambio". Te sirve si apreciás contra el salario, si apreciás solo contra precios o contra el IPC, no te sirve tanto.

¿Y qué pasa el 27 o el 10 de Diciembre?

Sin abandonar el objetivo de equilibrio fiscal, yo creo que hay que ir a una política cambiaria y monetaria nueva que realinee el tipo de cambio.

¿El problema no es fiscal, es comercial? El dólar está muy barato y por lo tanto eso le hace que no acumule reservas y al mismo tiempo hace que la industria argentina no sea competitiva.

Hay muchos modelos de economía que tienen equilibrio externo e interno y el tipo de cambio tiene que ver con los dos, no es que solo tiene que ver con el equilibrio externo, porque también te regula parte de la actividad doméstica. Si hay poco capital y mucho trabajo, se remunera mejor el capital que el trabajo, y viceversa. Si quiero pagar buenos salarios, tengo que tener mucho capital. Para tener mucho capital tengo que invertir mucho. Entonces, Argentina hoy invierte 15,7 puntos del PIB. Una economía que más o menos funciona, invierte 20 o 25. [Mauricio] Macri tenía como objetivo 25 puntos. Exactamente. Los países de milagro, que le gustan al Presidente, invierten 35 puntos del PIB. La inversión llega, y estamos festejando el RIGI, pero tenemos que lograr que la inversión crezca seriamente. Para que crezca después del 10 de diciembre tenés que sacar el cepo. No hay ningún país normal que tenga cepo.

Cuando yo digo, me dicen que los que entran al RIGI no tienen ningún problema con el cepo porque tienen garantizado que pueden remitir sus utilidades. La imposibilidad de generar utilidad de las personas jurídicas, o sea, comprar dólares, es para los que ya están. ¿Es correcto?

Pero para invertir 25 puntos del PIB, estamos hablando siete veces del monto del RIGI. No el RIGI. Hay un montón de gente que no tiene 200 palos, 1000 palos, 10.000 palos. Si yo quiero invertir 2 millones, 3 millones, tengo que hablar con el contador y preguntarle cómo hago, si la traigo, si no la traigo. El cepo es muy engorroso. Aparte, el mantenimiento del cepo hace que vos la traigas, pero te preguntes si después te la podés llevar o no. Entonces el tipo que está en RIGI sí dice: "De acá a dos años me la empiezo a llevar, o tres años". El otro dice: "Yo no sé qué va a pasar".

¿Y vos creés que el otro va a pensar que no puede perder la elección Milei 2027 y nuevamente haya cepo? Me parece que el tema de confianza tiene que ver con la historia.

Pero tenés que dar señal de que vos confiás en vos mismo.

Estoy de acuerdo Lo que quiero decir es de que la desconfianza es atávica.

Estoy de acuerdo con vos. Pero el Gobierno no puede apelar a tu buena voluntad y decirte que esta vez es diferente si ellos no están convencidos que es diferente.

Imaginemos que se sale del cepo, verdaderamente flota, pueden comprar las empresas y el Estado para acumular reservas. El dólar sería de 1.800. Hablamos de una devaluación del 20%. Se trasladaría a precio de es un 5%. La inflación sería del 5%, en lugar de las previsiones que tienen. ¿Por qué no lo hacen? Porque no parece tan grave. No solamente no parece tan grave, puede ser una solución de muchos elementos al mismo tiempo.

Tenemos la suerte de dialogar más o menos una vez por mes. Todos mis diálogos contigo antes eran sobre por qué qué no sacan el cepo. Era hasta sorpresivo que no lo hicieran, y lo hicieron finalmente ahora en abril. Me parece que hay miedo a flotar.

¿De Caputo o de Milei?

Yo creo que es de Milei por esta idea de que sí o sí la inflación es el principal activo político del Gobierno. Que no se malinterprete. Yo lo llamo miedo a flotar porque así se llama en la literatura económica. Hace muchos años fue documentado por un gran economista argentino que se llama Guillermo Calvo, y otros economistas siguieron hablando del fear of floating. Muchos países y muchos equipos económicos han atravesado el miedo a flotar. ¿Por qué se tiene miedo a flotar? Porque se pierde la sensación de confort que me da el hecho de saber cuánto vale el tipo de cambio, los movimientos especulativos, qué pasa si no creen en mí, qué pasa si hay un shock. Cuando Macri flotó, Sturzenegger tenía que explicar recurrentemente para qué servía flotar y cómo eso actuaba como un colchón, tratando de sacarnos el miedo a flotar. El miedo a flotar es el código genético de los argentinos. No estamos acostumbrados a los saltos de tipo de cambio porque enseguida lo asociamos a algún problema. En los países del mundo el tipo de cambio sube y baja y no pasa nada. Me parece que el tener control de capitales acota esas fluctuaciones. Y el Gobierno se enamoró un poco de eso.

Me parece que aquí el tema es que la confianza está relacionada con el pasado, no con el presente. El tema central es que no vas a cambiar nada de un día para el otro. Por eso la cultura es tan importante y, y desde el punto de vista económico es tan fundamental. La confianza es el resultado de las acciones acumuladas a lo largo del tiempo, y el actual Presidente es uno de los componentes. No quiere decir de que no empiece el camino, pero está claro que cualquier presidente que crea que porque soluciona determinadas variables económicas aparecen los brotes verdes, todo está solucionado, no toma dimensión de que en realidad es la cultura y no la economía la que construye la economía.

Estoy de acuerdo. Y en términos de cultura está la parte del equilibrio económico dentro de un programa de gobierno, pero después tenés un equilibrio político también que tenés que buscar y hay un equilibrio también de tipo emocional. La batalla cultural no se gana a los gritos tampoco.

Si el dólar pegó saltos del 100%. es lógico que desde el punto de vista de la subjetividad de los actores económicos, que son cada uno de los ciudadanos, tengan una sensibilidad frente a la variación del cambio que no tenga ningún otro país del mundo. Por eso es un problema cultural. Hay experiencias acumuladas a lo largo del tiempo que te llevan a que vos acciones reflejamente de esa manera. Creer que vos podés cambiar la cultura de un día para el otro es el error de los economistas.

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