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MODO FONTEVECCHIA
ANÁLISIS DE GOBIERNO

Roberto Feletti: "Luis Caputo debería ser cauto y prudente con las afirmaciones que hace"

El exsecretario de Comercio Interior criticó las políticas económicas del Gobierno y declaró que, a diferencia de lo que aseguran desde el oficialismo, "no pareciera que la macroeconomía está estabilizada". "Me parece que el ministro de Economía debería darse cuenta del escenario en el que estamos", declaró.

Roberto Feletti
Roberto Feletti | NA

El contador Roberto Feletti opinó sobre la gestión de Luis Caputo y sus recientes dichos en Latam Economic Forum 2024, sobre los cuales declaró que el discurso del ministro de Economía "no coincide con los números oficiales". A su vez, sostuvo que no es bueno que el Gobierno se quede en la postura de “si no me aprueban esto viene la hecatombe” y criticó el "liderazgo mesiánico" de Javier Milei y sus funcionarios. "Estamos en una democracia, hay que buscar consensos y discutir", manifestó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Roberto Feletti es contador. Fue secretario de Comercio Interior entre 2021 y 2022, secretario de Economía y Hacienda del partido de La Matanza durante cuatro años, entre 2015 y 2019. También fue diputado nacional en el año 2011 al 2015 y secretario de política económica y planificación de la nación entre el año 2009 y 2011. Previamente fue presidente del Banco Ciudad en la administración de la alianza del año 2000 al 2003.

En una entrevista reciente, señalaste que de la mano de las políticas económicas de Javier Milei, "el pueblo está sufriendo la destrucción de su vida". ¿No ves ninguna posibilidad de recuperación medianamente rápida de la economía para que esa destrucción de la vida de las personas se frene o tenga un límite?

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No lo veo porque creo que no hay conductores de recuperación. Vos tenés tres componentes de la demanda: el consumo interno, la demanda externa que son las exportaciones, y la inversión. El consumo interno, por una política de precios de desregulación completa, está en un escenario de licuación de ingresos populares. Me refiero a salarios, jubilaciones, cuentapropismo, y falta todavía el aumento de las tarifas sin subsidio.

Estamos ante una reducción fuerte de la capacidad de poder adquisitivo de la población que se va a agudizar en el segundo semestre y que, obviamente, es un freno a cualquier reactivación.

Todo esto, acompañado de una retracción en la inversión pública, que todos sabemos que es muy multiplicadora. Es una doble pinza, una política de precios desregulada, sumada a una quita de estímulos a la demanda por la inversión pública. Y eso se va a traducir en el segundo semestre, probablemente, en mayor nivel de desempleo.

El segundo componente es la demanda externa. Llegamos al momento de liquidación de la cosecha con un dólar no competitivo a pesar de haber devaluado 118% en el arranque del Gobierno. Si uno mira las reservas internacionales brutas del Banco Central y las cifras oficiales, va a ver que desde marzo permanece estancado su crecimiento. Está en torno a los 29 mil millones de dólares, aproximadamente. Con frenos a las importaciones el sector externo no aparece como una dinámica expansiva tampoco, no aparece el mercado interno y no aparece el sector externo.

Por último, las inversiones. Toda la apuesta que tiene el Gobierno es a la aprobación del RIGI, y probablemente privatizaciones parciales, que le permitan abrir la cuenta capital y lograr un flujo de capitales extranjeros. Probablemente intente, por la vía de inversión, un apalancamiento del crecimiento, pero todo eso es a largo plazo.

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Los tres componentes de la demanda, consumo interno, demanda externa e inversiones no aparecen en el escenario de acá a fin de año. Entonces yo no veo de qué manera el Gobierno espera esa famosa recuperación. Tampoco la política de precios muestra que vamos a llegar a un escenario sin inflación a pesar del fuerte ajuste fiscal. Lo que se está viendo es que en los productos de mayor necesidad, como los alimentos, la inflación ha alcanzado un piso y no parece querer descender desde ahí. No veo cuál es el escenario que va a provocar la recuperación.

¿De cuánto es tu pronóstico de la caída de producto bruto?

Casi todos los analistas dicen que es el 3%. Cuando Nicolás Posse, el exjefe de Gabinete, dio su única presentación en el Congreso habló de 3.5% de caída, pero casi todos los analistas dan una contracción de la economía en torno al 3%, la única de América Latina que va a tener ese tipo de contracción. Habría que revisar bien los números de CEPAL, los números del Banco Mundial, pero las proyecciones están en torno a eso, medio punto más o medio punto menos.

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Mencionaste diferencias en cuanto a cómo encontraste los ánimos de los empresarios para invertir en el primer gobierno de Kirchner, donde estaban dispuestos a invertir en comparación al último de Alberto, que estaban totalmente retraídos. ¿Cómo los encontrás hoy?

El día de hoy no tengo el diálogo que tenía como secretario de Estado con el empresariado, pero llegan informaciones. Lo que se advierte es que después de una primavera entusiasta, sobre todo lo que tenía que ver con el mercado de energía, se encuentran en una situación de incertidumbre política y económica. Lo que más incertidumbre provoca es lo que puede llegar a ser sancionado del RIGI, porque se pueden ver en un escenario de pérdida, de competitividad frente a ese régimen que otorga beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios.

Eso genera mucha duda de que sea un take over de empresas argentinas, que venga un proceso de compra de activos, y por lo tanto un proceso de desnacionalización que es algo parecido a lo que ocurrió en la segunda presidencia de Carlos Menem. Después de la venta de activos estatales, la conformación del mapa del mercado y la permanencia de un tipo de cambio fijo, se facilitó cierto nivel de ingreso de capitales que terminó amenazando la propiedad de la tierra.

Desde el primer entusiasmo a la desregulación, el primer entusiasmo a una reforma laboral que consolidara algo que siempre acarició el empresariado y siempre vetó el peronismo, que es que la mano de obra fuera competitiva internacionalmente. O sea, lograr una baja del salario que permitiera que un vector de competitividad fuera la mano de obra para la industria argentina. Sumado a la energía, veían dos vectores de competitividad, energía y mano de obra, eso les daba entusiasmo.

Lo que ven hoy es un proceso de empastamiento político y de mucha incertidumbre económica porque tampoco se ve cuáles son los vectores de conducción del crecimiento. En ese punto hay incertidumbre, si bien sigue teniendo un porcentaje alto de apoyo. Se ha pronunciado recientemente el titular de Aluar, muy decididamente en contra. Es una empresa industrial con inserción exportadora, que es lo que siempre se dice que al país le falta. O es el sector agropecuario, proveedor de divisas, subsidiando la industria para el mercado interno, o es una salida desregulada neoliberal de características complicadas. Pero nunca aparece el bloque agroindustrial exportador que pueda intervenir en esta realidad.

Lo que dice Javier Madanes Quintanilla muestra preocupación sobre lo que dice Idígoras en la Cámara Aceitera respecto a la pérdida de competitividad del sector, justamente son sectores exportadores industriales, exportadores de valor agregado de aluminio y aceite.

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Recién, en Latam Economic Forum 2024 habló el ministro de Economía, Luis Caputo, sobre las políticas económicas del Gobierno: "Nosotros no nos vamos a mover del norte que hemos fijado. Lo mejor que podemos hacer es garantizarles el orden macro", expresó. Además, agregó que "con el voto no alcanza, y tenemos que lograr convencer a muchos de ustedes para que apuesten a ese modelo, porque no los vamos a desilusionar. Si el país arranca y empezamos a crecer, cosa que ya está pasando, vamos a devolver eso en baja de impuestos. Entonces vamos a entrar en un círculo virtuoso que no hemos experimentado en muchísimo tiempo. La gente va a tener más trabajo, los empresarios van a tener empresas con mejores valuaciones y va a haber financiamiento para la gente, nuestros hijos no se van a tener que ir del país". También dijo que no había que tener miedo, que había que invertir porque ya empezó la recuperación. ¿Cuál es tu balance de lo que escuchaste?

Los números oficiales no dan eso. Hay una caída de la industria del 21%, una caída de la construcción del 44%, una proyección de caída del PBI en torno al 3%. En tal caso, el ministro debería aclarar en qué año va a ocurrir todo lo que menciona.

Pensemos que es un funcionario especializado en el área económica, que ocupó importantes cargos como ministro de Finanzas y presidente del Banco Central en el gobierno de Macri, que contó recursos mucho mayores de los que tiene ahora.

Contó con los recursos de la capacidad de endeudamiento y no cubrió lo que él dice durante el gobierno de Macri, pese a tener y ser mentor, junto con Sturzenegger, de un flujo de divisas provenientes de los mercados internacionales y del organismo multilateral que es el FMI. Terminaron perdiendo la elección en primera vuelta sin estabilizar la economía. Cada uno habla de los lugares que le tocó ocupar, yo puedo hablar de lo que hice, de lo que no hice, de lo que salió bien y lo que salió mal.

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Hoy se encuentra en el mismo escenario, planteando las mismas cosas, sin los recursos de ese momento. También es cierto que hay mucho zig zag, porque por un lado liberó los precios de las prepagas y después los retrotrajo, liberó los precios en los supermercados y después fue a discutir las promociones.

No pareciera que la macro está estabilizada, hay que ver las reservas brutas del Banco Central, que en un período de cosecha sin sequía permanecen estancadas en torno a 29 mil millones de dólares y después de haber devaluado 118%, con la cámara de exportadores, industriales y aceiteros, que le dicen que se está liquidando menos en este abril que en abril del año pasado con la sequía. Me parece que el ministro debería darse cuenta del escenario en el que estamos.

Tampoco es bueno pararse en una posición de “si no me aprueban esto viene la hecatombe”. Esos discursos, de cualquier origen que venga, sean peronistas o no peronistas, no son buenos. Estamos en una democracia, hay que buscar consensos y discutir, porque si no nos paramos en ser dueños de la verdad. El liderazgo mesiánico no es bueno, me parece a mí.

En una democracia se tendrían que plantear propuestas, escuchar a la oposición, jugar con el régimen de mayorías y minorías que la población supo brindar en la elección general, discutir. Pero ahora es esto, como un cruzado o nada, y él tuvo la oportunidad, y la tuvo con muchos más recursos, con una llegada muy importante de fondos frescos, tanto del mercado internacional como de un organismo internacional, y no funcionó. Entonces el ministro de Economía debería ser cauto y prudente cuando hace esas afirmaciones respecto al pasado.

MB VFT