Un lunes 19 de diciembre pero del 2001 la Argentina sufrió el Estado de sitio que terminó con el gobierno del presidente De la Rúa y, como si fuera un cierre de ciclo de muchos sufrimientos, la Selección ganó la tercera Copa del Mundo en la misma época del año. Hubo una repetición en las declaraciones de los jugadores post partido: las palabras sufrir y juntos", analizó Jorge Fontevecchia en el inicio de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Además teorizó al respecto del sufrir como signo nacional: "Es algo que suele acompañar al argentino y, en su justa medida, tiene componentes útiles para que haya una adecuación con la realidad. Siempre nos queda la sensación de terminar ganando por penales en este país", sintetizó.
El sufrimiento como signo nacional
A continuación, siguiendo esa línea, se compartió con la audiencia las voces de los protagonistas luego de la consumación del triunfo en la final: Dibu Martínez, claramente emocionado, señalaba que "no puede haber un Mundial más soñado que este. Me fui de chico del país, pero vengo de un lugar muy humilde".
Tomando la idea de vivir en el exterior que planteaba el arquero de la Selección, el conductor del programa afirmó que "estos jugadores sienten la argentinidad que muchos viviendo acá no lo sienten. Además, otra muestra era la cantidad de argentinos que estuvieron en Qatar, que ni siquiera provenían de Argentina sino del extranjero".
La antropóloga Rita Segato, quien vive en el exterior hace 44 años, afirmó en la previa a la final de la Copa del Mundo, que hay una campaña del poder para golpear la moral nacional atacando a Messi. "Cuando escucho que critican al país me hierve la sangre. La figura más estigmatizada en el mundo es el migrante".
Luego Rodrigo de De Paul sostenía que |"nacimos para sufrir, pero esto no me lo voy a olvidar más, somos justos ganadores. Estoy orgulloso de haber nacido en Argentina".
Siguiendo la misma sintonía, el DT del combinado nacional, Lionel Scaloni manifestaba que no podía ser que "hayamos sufrido tanto" y que el equipo "reacciona a todo", antes de declarar que estaba aliviado y pedirle a la gente que disfrute el momento histórico.
Ángel Di María, autor del segundo gol de ayer, señalaba que se enteró de que iba a jugar con poca antelación. "Las finales se juegan así, a ganar o morir. Antes no se daba, pero hoy se dio".
Finalmente, la figura estelar de este equipo, Lionel Messi aseguraba que la Copa se hizo desear. "Presentía que era esta. No veo la hora de estar en la Argentina para festejar, más allá de que se sufrió, yo sabía que Dios me la iba a regalar". Justamente en el Vaticano, donde vive el Papa Francisco, representante de Dios en la tierra, también hubo festejos.
Fútbol, nación y argentinidad
El Estado es una población con un territorio de manera organizada. La nación trasciende al Estado. La argentinidad se vive más allá de la organización jurídica de un Estado y tiene una influencia en el humor social, como lo que va a generar a partir de este título. Hay un legado, una marca indeleble.
De Bangladesh al Vaticano, la fiesta argentina traspasó las fronteras
"La otra palabra repetida era "juntos" plateando una metáfora del fútbol a la política anti grieta, en donde indicaban que la forma de ganar es dejar perdurar en esas diferencias y unirnos", subrayaba el conductor del ciclo.
"El sufrimiento desproporcionado puede ser patológico, pero hacerlo de manera módica puede potenciar la fuerza, ya que quien la tiene fácil probablemente no desarrolle todas las aptitudes necesarias. Ojalá que, luego de tanto padecer en estos años, esto sea un nuevo comienzo para los argentinos", cerró el periodista la columna editorial de una jornada histórica.
AO PAR