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Tarjetas de crédito colapsadas, un nuevo problema que frena el consumo

Así lo advirtió en su último relevamiento mensual, la Federación de Comercio porteña, que refiere un alto nivel de rechazo para procesar pagos con tarjetas. El impacto en las ventas es una caída promedio.

Tarjetas de crédito colapsadas, un nuevo problema que frena el consumo
Tarjetas de crédito colapsadas, un nuevo problema que frena el consumo | Télam

Por si fuese poco compleja la situación económica en Argentina, se perfila en el horizonte un nuevo frente de tormenta: la financiación con tarjetas de crédito tuvo una caída del 12,5 % en diciembre último, respecto al año anterior, según datos del Banco Central. De este modo, la falta de financiamiento para las compras, incluidas las operaciones en un solo pago, vienen a complicar el panorama. No solo genera dificultades para los consumidores sino también a los comercios que sufren la merma en las ventas.

Por su parte, desde la Federación de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), tras el relevamiento mensual que monitorea diversas variables que inciden sobre el consumo, señalan que los comercios están viendo el impacto de esta fuerte caída. En un contexto de altos índices de inflación que recortan el poder adquisitivo, se dificulta aún más para los pequeños comerciantes poder mantener los niveles de ventas.

Fabián Castillo, titular de la entidad que agrupa a los comerciantes porteños, señaló que “en el último año, se vio un incremento en la deuda interna. Muchas veces los argentinos hablamos del FMI y la deuda externa, pero hoy la deuda interna se incrementa cada día más. En este contexto y una cantidad de millones de tarjetas de crédito, hace que la gente vaya "jugando" con una, dos o tres tarjetas”.

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Alerta oficial por la falta de crédito para consumo

La saturación de los plásticos se ve con claridad a diario en los comercios “uno pasa la tarjeta del cliente y dice que no tiene cupo, saca otra tarjeta, vuelve a probar y así sucesivamente. ¿Qué quiere decir esto? Que diferentes cuestiones prioritarias, como los alquileres, los servicios y el tema primario alimenticio, se llevan prácticamente todo el sueldo del consumidor. Y deja para la última quincena temas relacionados a la supervivencia, como comprarse ropa, calzado”.

Causas del colapso y su impacto

“Las cifras del último informe realmente son preocupantes y asustan, porque la gente no llega a pagar el total de la tarjeta. Muchas de las tasas bancarias  superan el 140% de interés. Eso es un problema grave, que sumado a que los bancos  en muchos casos redujeron también el crédito en esos plásticos, hace que entre en colapso el sistema de auto sustentabilidad del crédito”, advierte Castillo.

Desde FECOBA, señalan que “la espada de Damocles es la inflación. No hay precios de referencia, hoy no sabemos lo que es caro o es barato. En el caso puntual de la tarjeta de crédito, la gente necesita financiarse porque no puede abarcar sus consumos en efectivo y va cargando más la tarjeta, con un bolsillo que se achica e impide cumplimentar el pago total de la tarjeta”. 

En cuanto al impacto directo para el comercio, Castillo refirió que obviamente se refleja en la falta de ventas. “El último relevamiento de FECOBA, mostró que el impacto con caída de las ventas representa en unidades y en promedio, un 23% anual. Y hablando siempre de la actividad formal. Es un número muy importante, porque equivale a menos facturación y utilidad. También es menos impuestos que se pagan, en momentos en donde hacen falta una salud y educación pública integrales, lo que genera una dificultad adicional”, asegura.

El 2022 terminó con una contracción en todas las líneas de créditos

La caída promedio del 23 % anual en unidades “activa la alarma porque el porcentaje se viene sumando mes a mes, por lo que venimos insistiendo también en que tiene que salir un billete de mayor denominación por un tema de inseguridad. El flagelo que hay con tarjetas de crédito no crediticias que no entran al sistema, y por otro lado el faltante de efectivo, es casi una tormenta perfecta para el consumidor y, obviamente, para quien vende los productos”, afirma el titular de FECOBA.

Dentro de esta dinámica, “Los programas "Ahora 12 o 18" no son un problema, son una necesidad para la PYME. Es darle la posibilidad al consumidor, justamente, a que pueda acceder al producto que necesita. El gran problema es la inflación, lo que hay que tratar es equilibrar con un plan específico, es la espada de Damocles para cualquier sistema”. También hizo referencia al impacto de la Copa del Mundo de Qatar 2022. “Nunca un mundial se hizo en esa fecha y eso derivó en otros gastos que después influyeron en la tarjeta de crédito y en la imposibilidad de consumo en ese contexto. ¿Qué quiere decir eso? Que los gastos de la gente están al límite, que no hay ahorro. Que la gente necesita comprar, pero no le alcanza, porque el sueldo se va acortando anticipadamente”

En referencia al ranking “índice Mercado Libre”

“Nosotros estamos priorizando cuestiones que tienen que ver con lo cotidiano, que no habría siquiera que contabilizarlo, que tiene que ver con ese gasto del telepeaje o con la parte alimenticia. Hoy se ve en el almacén pequeño de barrio, que la gente ya no compra en cantidad, sino lo que precisa en el día. Y termina pagando con sistemas de pago, o con la tarjeta”, señala Castillo. “Antes no ocurría, esas cosas se pagaban en efectivo. Hoy la gente no tiene efectivo y necesita hacer los pagos de otra forma”, agrega.

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“Necesitamos saber lo que va a pasar en Febrero, Marzo, Abril, y así sucesivamente. Por eso pedimos que tiene que haber un plan, que intervenga en lo económico, en lo social, en lo educativo y en la formalidad. No podemos dejar que la economía siga creciendo en la informalidad.  Hay que darle la oportunidad de acceso a los emprendedores, a la gente que necesita emprender su futuro.

Es necesario que haya precios de referencia. Como decía Lita de Lázzari: "señora camine, que cuando camine va a poder comparar y saber cuándo es barato o caro antes de comprar". Hoy no hay precios de referencia, no se sabe a qué precio se va a reponer, o si va faltará la materia prima, y todo genera inseguridad ante el presente y el futuro.

JL