Una de cada cuatro personas no tiene suficiente agua, según un informe del Banco Mundial. La crisis mundial del agua socava la capacidad para producir alimentos, proteger los medios de subsistencia y crear economías sólidas.
Esta crisis se está acelerando. Se prevé que la demanda de agua superará el suministro en un 40% para 2030. Los pobres y vulnerables se verán afectados en forma desproporcionada, lo que redundará en una mayor desigualdad. Como bien público, dice el informe, el agua se subestima, se le asigna un precio insuficiente y, a menudo, se gestiona mal.
Es urgente una política hídrica integral y federal
Garantizar que el agua se distribuya en forma equitativa y sostenible requiere un enfoque inclusivo. Las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas, las personas con discapacidad y otras poblaciones están aún subrepresentados entre quienes prestan o reciben servicios, toman decisiones y controlan los recursos hídricos.
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