El gigante chino Xiaomi, uno de los tres mayores fabricantes de celulares del mundo, está listo para lanzar su auto eléctrico. El fundador, Lei Jun, podría presentar los primeros prototipos tan pronto como el mes que viene. La apuesta es poderosa: una inversión de USD 10 mil millones durante la próxima década en su planta de Pekín, que permitirá fabricar al menos 300 mil vehículos por año. La producción en masa está prevista para 2024 y los primeros modelos costarían entre USD 30 mil y 44 mil.
Para posicionarse como una alternativa competitiva a Tesla, líder global en movilidad eléctrica, Xiaomi emplea a 14 mil empleados solo en su departamento de investigación y desarrollo. El año pasado adquirió Deepmotion, una empresa especializada en soluciones de conducción autónoma, función que será incluida en al menos uno de los primeros cuatro modelos. El comunicado de lanzamiento había sido tan escueto como intrigante: “Xiaomi tiene como objetivo ofrecer vehículos eléctricos inteligentes de alta calidad a sus usuarios en todo el mundo para disfrutar de una vida inteligente ubicua”.
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En pocos años, la empresa fundada en 2010 construyó su reputación gracias a la buena relación precio-calidad de sus smartphones. El gran desafío será trasladarla a un mercado distinto y, al mismo tiempo, evadir las polémicas que la persiguen en el último tiempo, como su inclusión en una “lista negra” de Donald Trump, la supuesta censura a los mensajes pro Tibet y Taiwán, y las quejas de buena parte de los usuarios ante una ralentización compulsiva de sus teléfonos.
BL CB