La Fundación Rewilding Argentina informó sobre el trágico destino de "Charrúa", uno de los tres guacamayos rojos juveniles que nacieron en libertad en los Esteros del Iberá en 2023, como parte de un exitoso proyecto de reintroducción de la especie, extinta en Argentina hace más de 150 años.
Charrúa fue abatido por el impacto de un proyectil disparado presumiblemente con una gomera o aire comprimido en cercanías de la localidad de Concepción del Yaguareté Corá.
El hallazgo y el trágico diagnóstico
El lamentable hecho ocurrió el 29 de septiembre. La coordinadora del proyecto, Marianela Masat, relató que una familia avisó sobre el hallazgo de un guacamayo herido. Al acudir al lugar, el equipo encontró a Charrúa con una lesión con sangre en el ala derecha.
El ave fue trasladada al Centro de Conservación Aguará, donde el chequeo visual y las placas radiográficas confirmaron el peor diagnóstico: fractura expuesta y falta de un trozo de hueso en el ala derecha. Pese a la atención veterinaria, Charrúa murió cuatro días después.
La ausencia de otras heridas, el tipo y la ubicación de la lesión y, además, el reporte de pobladores de la zona de la presencia de un grupo de personas con gomeras y aire comprimido sugiere que el ave fue disparada con una de estas armas cuando se encontraba en vuelo, precisó la Fundación en un comunicado.
Un crimen contra un Monumento Natural
El asesinato de Charrúa representa un crimen contra el patrimonio natural de Corrientes. El guacamayo rojo fue declarado Monumento Natural Provincial en 2021 (Ley Provincial 6557), otorgándole máxima protección legal.
La Justicia investiga el hecho ya que la ausencia de otras heridas y el tipo de lesión sugieren que el ave fue disparada con un arma de bajo poder. Esta hipótesis se ve reforzada por reportes de pobladores de la zona sobre la presencia de un grupo de personas con gomeras y aire comprimido el día en que el guacamayo fue encontrado herido.
La importancia del guacamayo en el Iberá
El guacamayo rojo, además de su valor ecoturístico, cumple un rol clave en el ecosistema del Iberá como regenerador de bosques, ya que se alimenta y dispersa grandes semillas y frutos a través de largas distancias.
El ave muerta formaba parte de una travesía junto a sus hermanos, Pampa y Toba, quienes habían volado cerca de 350 kilómetros desde el Portal Cambyretá, pasando por Villa Olivari, Isla Apipé Grande, Loreto y Carlos Pellegrini, gracias al monitoreo y los avisos de los pobladores locales.