El mayor argumento de por qué tenemos que definitivamente dolarizar Argentina no viene dado por el simple hecho de proponer una nueva política económica que busque contener la inflación, como fue el plan de la convertibilidad que busco reducir la hiperinflación de 1989. Tampoco es un plan monetario capaz de generar riqueza en el largo plazo si no se llevan adelante otro tipo de medidas disruptivas que generen las condiciones necesarias para crecer. Sin embargo, primero para vamos a dejar en claro qué significado tiene dolarizar la argentina.
El índice de pobreza se acerca al de la hiperinflación de 1989
►¿Qué significa dolarizar la economía?
Dolarizar la economía significa dejar de lado nuestra economía bimonetaria, donde el peso es utilizado para transaccionar únicamente, pero el dólar americano es utilizado para ahorrar e invertir, es decir, es la reserva de valor de todos los habitantes del país que tienen una mínima capacidad de ahorro. En este plan económico, el argentino utilizará una única moneda para llevar adelante todas las operaciones mencionadas anteriormente, el dólar americano, cumpliendo las tres funciones de moneda: reserva de valor, medio de transacción y unidad de cuenta. A diferencia de la convertibilidad, no se fija un tipo de cambio 1 a 1 sino que los salarios, impuestos, y demás se pagan únicamente con dólares.
► Nuestra primera política económica de Estado: la dolarización
El mayor argumento para llevar adelante este plan disruptivo se basa en que la dolarización resultará ser la primera medida económica que vamos a tomar todos los argentinos y que se va a mantener durante décadas ya que, a diferencia de la convertibilidad, salir de la dolarización es muy complejo. Es decir, la convertibilidad tuvo un objetivo central que es anclar expectativas inflacionarias y estabilizar la economía. En nuestro caso, fue un récord inédito que el plan de convertibilidad haya durado durante 1década. La realidad es que se debía migrar a otro tipo de plan monetario si se buscaba el crecimiento y la estabilidad en el largo plazo. Veremos que la dolarización es un plan de largo plazo como lo ha sido en Ecuador, una política de Estado más que un plan momentáneo para resolver las subas de precios.
Parece estúpido cuando lees esto, porque la realidad es que el sentido común nos indica que cualquier país para desarrollarse necesita tomar medidas que trasciendan a sus políticos y se mantengan en el tiempo, para generar la confianza y estabilidad económica. Sin embargo, a pesar de que países como Chile definieron que su principal política económica de Estado está basada en la disciplina fiscal, donde no importa el color político o si sus ideologías son más cercanas a la derecha o a la izquierda, siempre tienen un objetivo central que es respetar las cuentas nacionales. En nuestro caso, podríamos quedarnos a vivir discutiendo si Argentina va a lograr un plan sostenido de disciplina fiscal. Lamentablemente, de los últimos 118 años, solo tuvimos 7 años de superávit fiscal, por lo que las chances estadísticas de lograrlo en este próximo siglo parecen extremadamente bajas, sino nulas. La Argentina ha demostrado que la responsabilidad fiscal le resulta indiferente, aunque se perciba que es otro de los grandes problemas económicos que nos azotan.
Por qué la dolarización no es necesariamente una mala idea
Sin embargo, si llevamos adelante por primera vez en la historia una medida económica tan disruptiva y profunda, probablemente tengamos la capacidad con el tiempo de poder seguir construyendo sobre este camino de la dolarización. En nuestro caso, la dolarización resultará ser los cimientos de una nueva generación política capaz de adaptarse a la única política de estado que Argentina deberá mantener en el tiempo, sin poder modificarse. Si lo analizamos desde una visión positiva, dolarizar nos sacará el peso de encima que cargamos a diario con el dólar, además de brindarnos la posibilidad de replantearnos nuestra agenda económica del futuro, con cimientos fuertes, con un norte claro y con un programa de país de largo plazo. Luego, sobre dicho plan económico podríamos pensar en todas las reformas impositivas, laborales, previsionales y estructurales que necesita nuestro país para salir definitivamente de la malaria económica.
Para concluir, Argentina no tiene una agenda económica del futuro. Nuestro país se encuentra a la deriva, naufragando contra viento y marea, entre grietas políticas. Si analizamos el último siglo, resultamos ser la economía con peor performance del planeta, con mayor caída de su producto bruto interno, es decir, con menores salarios reales y peor calidad de vida. Los números en todos los gobiernos oscilan dependiendo la gestión política de turno, algunos con mayor disciplina fiscal y monetaria, otros con menor, pero en ningún caso vemos que se haya consensuado la construcción de una política pública que trascienda. La dolarización será la primera política de Estado económica que tendremos que perdurará en el tiempo.
* Alfredo Romano. Director de Romano Group. Director de la diplomatura de Mercado de Capitales de la Universidad Austral y máster en Finanzas y Políticas Públicas (Universidad de Columbia).