OPINIóN
Caída libre

Argentina parece hoy una Confederación de 23 feudos “jugando” a ser republicanos

Nuestra fama de “defaulteadores seriales” desvaloriza constantemente nuestra desnutrida moneda, es artífice de pobreza extrema y motor de una pulseada entre “cajas” versus votos territoriales.

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Imagen ilustrativa | AFP

Claramente no existe una sola causa de esta caída inexorable en el nivel de vida de los argentinos en los últimos 50 años. Es un problema complejo, multicausal.

La fábrica de pobres y de papeles de colores no dejó de crecer y, en lugar del pregonado ascenso social, se verifica un descenso generalizado sin freno. 

El escenario es el de un gobierno central sentado sobre las cajas y el de los gobiernos provinciales exigiendo fondos para dar respuesta a las necesidades de los habitantes de sus territorios, en muchos casos verdaderos feudos autónomos. 

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Allí están los dueños de sus tierras a partir de la reforma del 94, con un tamaño del estado provincial totalmente desproporcionado en relación a los recursos que proporciona la actividad privada.

Las regulaciones, los controles, las intervenciones de todo tipo, los cambios permanentes de las reglas de juego y una fuerte y creciente carga impositiva, dificulta, interrumpe e incluso llega a frenar cualquier tipo de iniciativa privada, verdadero motor del desarrollo productivo tan esencial a cualquier nación que busque auténtica prosperidad.

La inflación para el primer trimestre se ubica en torno al 20%, lejos de las metas del Gobierno

El déficit fiscal, la necesidad de financiamiento, el nivel de riesgo país que nos deja afuera de los mercados internacionales de crédito, y nuestra bien ganada fama de “defaulteadores seriales” nos lleva a la emisión monetaria como la vía elegida para cubrir esos déficits de Estado claramente ineficientes e ineficaces.

Esta receta genera la desvalorización constante de nuestra desnutrida moneda local, y es la causa –la droga- que degenera en inflación, verdadera artífice de la pobreza extrema.

 

Argentina, Confederación de 23 feudos


De las charlas que hemos tenido –durante todo el 2022- con referentes y especialistas asesores de las distintas fuerzas políticas, parece claro que con un nuevo gobierno respaldado por una mayoría en las cámaras legislativas, podrían obtenerse suficientes votos para sancionar leyes que permitan reorientar el rumbo de nuestra Historia.

Como mínimo alcanzaría para ponerle cierto freno a este “populismo de manual” que lleva el sello impuesto para los gobiernos de la región desde el foro de San Pablo. Así y todo, dudamos que realmente alcance para un cambio definitivo…

¡Es más! Si no se cumple con las expectativas republicanas y democráticas que recaen hoy en toda la oposición, podría representar un repliegue temporal del actual gobierno y su regreso en cuatro años, fortalecido.En ese caso, el único rumbo de los argentinos que soñamos con la libertad y la prosperidad, sería definitivamente “Ezeiza”.


Jugando a ser federales

Siguiendo nuestra lógica tras largas charlas y debates, pareciera que otro eje del cambio está en modificar la Ley de Coparticipación. Una modificación que asegure una sana relación entre lo que cada provincia aporta y necesita. 

¿Pero alcanza con eso? ¿Tendría dicha modificación –planteada entre líneas- un incentivo para el cumplimiento de objetivos de desarrollo en cada territorio? ¿Cómo se reformularía -con justicia- este actual sistema extorsivo entre Gobierno Central y Gobiernos Provinciales de “cajas versus votos territoriales”?

Más que una República Federal, Argentina parece hoy una Confederación de 23 feudos “jugando” a ser republicanos. Todos ellos le exigen al administrador fondos para mantener empleados públicos eficientes e ineficientes, subsidios para diversas actividades de amigos del poder, cooperativas, empresas provinciales deficitarias, planes sociales crecientes (muchos de ellos inmerecidos, como ya hemos comprobado hace unos meses). 

 

Feudalismo o desarrollo sustentable

 

El resultado de tal sistema es el previsible achicamiento de la actividad privada y el crecimiento de los comensales que viven de una torta que, en el mejor de los casos, mantiene su tamaño. Hoy sabemos que ni siquiera eso se mantiene…

Se supone que la oposición está trabajando en un Plan de Gobierno. Se lo pide/reclama/exige la gente y es la pregunta permanente de todo el periodismo especializado en política y economía. La oposición debería proyectar un desarrollo sustentable en todos los territorios como resultado del crecimiento de la actividad privada en cada uno de ellos. Ligado a ello, deberían contemplarse similares esfuerzos para mejorar la situación actual de ingresos y gastos.

Un Gobierno centrado en el Plan Económico, las Reformas (laboral y tributaria, entre otras) y un Plan de desarrollo estratégico del País en función de la potencialidad de crecimiento de cada territorio (léase por región o por provincias) podría aprovechar las inversiones en infraestructura para generar las condiciones que faciliten el trabajo privado productivo; inversiones que volverán a ser moneda corriente una vez demostrado un rumbo claro, con planificación y seguimiento correspondiente. 

 

Una Argentina republicana

Por todo ello, distinguimos dos objetivos centrales: un Estado eficiente (más allá del tamaño, más allá de su “cultura” interna) y el desarrollo de la actividad privada con miras a la prosperidad de TODOS los argentinos.

La gran pregunta es si un Plan de estas características está en marcha. De las charlas mantenidas con algunos referentes de la principal coalición opositora, lamentablemente interpretamos que existe un virtual divorcio entre el plan de Gobierno central y los planes territoriales que se desarrollan en la órbita de los candidatos provinciales.

En otras palabras, lo que hasta la fecha se “vende” como Plan no contempla los planes provinciales, con lo cual resulta imposible fijar metas sostenibles y consensuadas a nivel territorial, y mucho menos explicar a la población el impacto que las medidas y leyes que se aprueben van a tener en cada localidad.

¿Funciona la coparticipación como herramienta de ayuda a las provincias más pobres?

Desde el punto de vista de un análisis sistémico, y sistemático, se profundizan las causas de la desintegración de la República. 

En nuestra opinión, sin un Plan Integral que contemple la economía, las reformas, los ejes estratégicos de crecimiento y los territorios resulta imposible diseñar una Ley de Coparticipación que satisfaga a las partes. Y mucho menos un Presupuesto sostenible.

Los candidatos para ocupar el máximo cargo del Ejecutivo deberían trabajar con equipos integrados a nivel nacional y provincial que representen a su espacio. E insistimos: deberían diseñar un Plan Integral compuesto por 24 planes -el del Gobierno Central y uno por cada Provincia- elaborados con una visión sistémica y priorizando la integración en todas las etapas del proceso.

Faltan pocos meses para las elecciones. Estamos en tiempo de descuento. La República y la Democracia están en riesgo. Los políticos tienen la palabra.


* Coordinador General de CoCoSustentable