OPINIóN
Síndrome del encierro

La vuelta a la fase 1

Tal vez pueda ser tranquilizador que, de implementarse, la misma cuente con un día claro de culminación de modo que genere un impacto negativo menor.

Coronavirus aislamiento
Aislamiento | Cottonbro / Pexels

No debemos olvidar que la pandemia del COVID-19 es un hecho social total que implica una crisis global y serias dificultades para afrontarla. 

No poder controlar la pandemia incrementa la incertidumbre generalizada. La posible vuelta a la fase 1 de la cuarentena, se enmarca en esa irresolución, administrada por los gobiernos, por el devenir de nuestras vidas y sobre el fin  de la pandemia. Es un hecho traumático que exige de un trabajo psíquico que puede exceder las capacidades de cualquiera de nosotros. Pensar esto permite bajar la autoexigencia.

El aislamiento social no puede sostenerse en el tiempo por el daño emocional que provoca

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Tal vez pueda ser tranquilizador que, de implementarse, la misma cuente con un día claro de culminación. Así, ese límite de tiempo, haría que la vuelta al aislamiento más estricto, genere un impacto negativo menor, que evitaría el llamado “síndrome del encierro” en el cual se pueden sufrir situaciones regresivas, sin que queden claras cómo eran  las formas de vida a los que estábamos habituados anteriormente.

Cuando uno se siente encerrado, si sabe cuándo esa situación va va a terminar, se apacigua, se tranquiliza, la angustia que padece es menor, está acotada; entiende que va a concluir. O sea la relación “limitación del espacio” con la variable tiempo (que no sea por tiempo indeterminado), haría más soportable este escenario.

El costado mental de la cuarentena

La resistencia a la vuelta al aislamiento total implica un monto de negación del riesgo sanitario que corremos. De todos modos, es entendible que cueste volver a fase 1. Las presiones y exigencias sobre las vidas de las personas siguen siendo las mismas o se incrementan: mantener trabajos, avanzar con nuestros temores y generar un clima saludable en la casa a pesar del encierro. Solo sería más asimilable si la causa superior del cuidado de nuestra salud, es el objetivo a lograr.

El consultorio nos enseña que no es fácil domesticar el deseo. El hecho de privarnos de nuestro quehacer cotidiano como lo conocíamos, genera niveles muy altos de insatisfacción y grandes dificultades para suplir las privaciones. Pero el mantener el ideal superior de cuidarnos, nos lleva a pensar que en esta oportunidad es necesario detenerse para poder poner freno a esta situación que implica un peligro severo a nuestro sistema sanitario. 

Fin de la cuarentena: estamos como el burro detrás de la zanahoria

Muchos argentinos padecemos condiciones marginales de vivienda, educación y salud y eso hace que debamos ser más cuidadosos frente a esta situación general  tan compleja. 

 


* Coordinadores de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino.

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