OPINIóN
Imagen corporal y pandemia

Preocupacion por la imagen corporal en cuarentena

Considerar nuestra salud tanto física como psíquica en tiempos de Covid-19

Coronavirus y estética
Coronavirus y estética | Unsplash

Pesarse, medirse, tocarse ciertas partes del cuerpo; son conductas de chequeo o comprobación corporal con el objetivo de evaluar el peso, la forma o el tamaño de éste. Muchas investigaciones han indicado que la presencia de este tipo de conductas se asocia en gran medida a diferentes alteraciones en la alimentación, a la insatisfacción corporal y a emociones negativas. También las personas que se encuentran haciendo dieta, muestran estos comportamientos con mayor frecuencia.

En el contexto actual de la pandemia por COVID-19, se ha visto alterada nuestra capacidad de mantener una dieta sana y variada, como también la capacidad de mantener una actividad física regular. Además, el estrés generado tanto por la situación como por la continua exposición a noticias relacionadas con la pandemia genera una serie de emociones negativas que pueden llevar a las personas a la sobreingesta de alimentos con un alto contenido de azúcar ya que poseen un efecto “reconfortante”. Si a esto le sumamos las limitaciones para acceder al apoyo social de pares, a actividades que ayudan a la regulación emocional y más aún, la limitación en el acceso al tratamiento, el riesgo de desarrollar una patología alimentaria aumenta en la población vulnerable.

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Al estar más tiempo en casa también ha aumentado la exposición a redes sociales y el uso de las plataformas de videoconferencias para actividades educativas, laborales y sociales. Todo esto ha generado un contexto favorable para la aparición de la preocupación sobre la imagen corporal y por aumentar de peso. A partir de esto, junto con la Dra. Juana Poulisis y un grupo de investigadoras de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL, realizamos una encuesta para evaluar si las personas notaban que su percepción sobre su imagen corporal había cambiado a partir de la cuarentena. De los 1307 sujetos que participaron de la encuesta pudimos observar que el 45,7% reportaba haber aumentado su preocupación por su imagen corporal y el 56% dijo haber incrementado su preocupación por subir de peso. Por otro lado, el 70% indicó la presencia de mayores restricciones alimentarias, es decir, que empezó a limitar el consumo de ciertos alimentos. Por otro lado, el 97,9% de los encuestados reportó usar plataformas para videoconferencias, de los cuales el 53,4% indicó que comenzó a preocuparse por algún defecto de su rostro que antes no veía. Esto puede explicarse como consecuencia de estar mirándose todo el tiempo mientras se habla con otros. 

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Estos datos nos permiten pensar que, en el contexto de la pandemia por COVID-19, el riesgo de aparición de conductas de comprobación corporal y en consecuencia el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, es alto en aquellas personas que tienen cierta vulnerabilidad. De hecho, existen reportes de agravamiento de los síntomas en algunos pacientes que se encontraban en tratamiento para un trastorno alimentario desde antes del confinamiento. En una investigación realizada al mes de comenzada la cuarentena en estados unidos y los países bajos, los pacientes con trastornos alimentarios reportaban un empeoramiento en los síntomas. Los pacientes con anorexia indicaron que aumentaron su restricción alimentaria y los pacientes con bulimia y trastorno por atracón refirieron un aumento en sus atracones. También llamó la atención de los investigadores que aquellos pacientes que ya no presentaba síntomas se manifestaban preocupados por su imagen corporal, lo cual los pone en riesgo de padecer una recaída.

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A pesar de los aspectos negativos, existe una contraparte positiva. En el estudio que nombraba anteriormente, un tercio de los encuestados indicó que la cuarentena generó cambios positivos en sus rutinas. Muchos manifestaron que sentían mayor conexión con su familia y sus amigos, mayor capacidad para enfocarse los objetivos del tratamiento y que aumento su capacidad de intentar desarrollar estrategias de afrontamiento.

Con el comienzo de septiembre y el contexto de aislamiento, muchas personas pueden verse tentadas a comenzar dietas restrictivas que han demostrado ser un factor desencadenante de alteraciones de la conducta alimentaria. La mejor recomendación es tratar de volver en la medida de lo posible a nuestra alimentación habitual y hacer actividad física moderada de forma regular. Sin embargo, si sentimos que perdemos el control con la comida, con la cantidad de actividad física, o la preocupación por engordar y controlar lo que comemos empieza a ocupar mucho tiempo de nuestros pensamientos o incluso a interferir con nuestras vidas, quizá sea el momento de pedir ayuda.

 

 

Lic. En Psicología MN: 65822

Facultad de Psicología y Psicopedagogía. Universidad del Salvador.

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