OPINIóN

El virus político que empezó a afectar a Alberto Fernández

En pocos días, un puñado de funcionarios expusieron al Presidente a innecesarias situaciones de tensión y conflicto, cuando el país lo necesita concentrado para liderar la crisis.

alberto fernandez cadena nacional coronavirus
Vocero y presidente, las funciones de Alberto en plena crisis (que no sólo es sanitaria). | Captura de video.

En apenas una semana, una serie de errores no forzados en áreas sensibles del Gobierno expusieron cierta fragilidad en la imagen de fortaleza que pretende dar el presidente Alberto Fernández en medio de la pandemia de COVID-19.

Desde marzo y hasta ahora, Alberto Fernández edificó una percepción de paternalismo protector, siguiendo los consejos de un dreamteam de expertos en salud. Y la sociedad pareció darle ese reconocimiento, con niveles altísimos de aprobación.

Sin embargo, en pocos días, un puñado de funcionarios expusieron al Presidente a innecesarias situaciones de tensión y conflicto, cuando la Argentina lo necesita más concentrado que nunca para liderar la actual crisis, que no es sólo sanitaria.

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Así, el verborrágico Ginés González García disparó ante un grupo de diputados que iba a haber un DNU a través del cual el Estado concentraría el control de la atención médica en todo el país, pública y privada. En realidad la idea que rondaba era la de coordinar esfuerzos entre esos dos ámbitos más las obras sociales. Pero quedó como una patinada y dentro del propio Gobierno salieron a desmentir al ministro.

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Luego fue el espectáculo dantesco del viernes 3, cuando millones de personas en diferentes puntos de nuestra geografía se agolparon en las reabiertas puertas de los bancos. La mayoría de ellas, jubiladas y jubilados que son población de riesgo del coronavirus.

Alberto hizo trascender que bramó desde Olivos contra el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y director de la Anses, Alejandro Vanoli, además del secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, por semejante desbarajuste, que hizo estallar una cuarentena ejemplar si tomamos en cuenta nuestra idiosincrasia transgresora.

La imprevisión, ineficiencia o ineptitud del operativo quedó reflejada no sólo en las imágenes de ese viernes, sino sobre todo en las de los días siguientes, cuando los bancos siguieron abiertos pero con un esquema ordenado y organizado. Se podía hacer bien.

Este lunes 6, el periodista Diego Cabot, de La Nación, reveló con documentos oficiales cómo el Ministerio de Desarrollo Social que comanda Daniel Arroyo compró en la emergencia alimentos básicos para repartir muy por encima de su valor de mercado. Incluso del precio máximo que el propio Estado le impuso a los comerciantes.

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El inefable Juan Grabois salió a putear (literal), el ministro Arroyo a dar explicaciones y el Presidente a zanjar el “desliz”: en un reportaje a TN dijo que esa compra no se iba a pagar y, en privado, exigió que se delimiten responsabilidades administrativas y políticas. Un secretario y un subsecretario del área Articulación del Ministerio son, en estas horas, los apuntados predilectos.

Futbolero, Alberto F. espera que el equipo lo acompañe, con mejores o peores actuaciones. Lo que no tolera es que le pateen en contra. En especial porque lo más difícil de este partido aún no empezó.