OPINIóN
Elecciones 2021

Necesidad parlamentaria y virtud democrática

El revés político global, que el Presidente Alberto Fernández presentó como una victoria tras el repunte del peronismo en la provincia de Buenos Aires, se traduce en una nueva configuración de poder en el Congreso de la Nación.

Mauricio Macri y Alberto Fernández
Mauricio Macri y Alberto Fernández | Cedoc

En su libro “Radicales y peronistas: El Congreso Nacional entre 1983 y 1989”, Liliana de Riz recuerda las dos funciones estructurales del parlamento: organismo de control del Poder Ejecutivo y órgano de cogobierno de la sociedad. En dicho ensayo, la socióloga remarca: “En las nuevas democracias, el Congreso es también, y sobre todo, un recurso estratégico para la construcción de un sistema de partidos representativo y eficaz”. En función de tal objetivo, la autora reconoce la necesidad de que las fuerzas políticas “dejen de funcionar como exclusivas maquinarias electorales que movilizan lealtades y sentimientos para transformarse en organismos de gobierno responsables de la gestión”.

Sin perder de vista el paso del tiempo, el recambio generacional de la dirigencia y el devenir histórico del sistema de partidos, el enfoque planteado en aquel trabajo -publicado en 1994 -, adquiere hoy una inocultable vigencia, permitiendo una reflexión sobre el presente político e institucional de la Argentina.

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El resultado general de las elecciones legislativas confirmó el mensaje que las urnas dieron en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de septiembre: el gobierno nacional fue claramente derrotado en los distritos de mayor densidad electoral del país. El revés político global, que el Presidente Alberto Fernández presentó como una victoria tras el repunte del peronismo en la provincia de Buenos Aires, se traduce en una nueva configuración de poder en el Congreso de la Nación.

En el Senado, el oficialismo perdió el quórum propio. En los hechos, la composición que la cámara alta tendrá desde diciembre condicionará al gobierno a la hora de impulsar iniciativas que, en otro momento, tenían aprobación segura. Por caso, la promoción de jueces y fiscales.

En la Cámara de Diputados, en tanto, según los guarismos que arrojó el escrutinio provisorio, la paridad representativa confirma dos cosas. Por un lado, la vigencia de la polarización política coalicional, traducida en el reparto igualitario de escaños de la provincia de Buenos Aires entre “Juntos” y el “Frente de Todos”. Por otro, el impacto que los 31 puntos porcentuales de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) –dinero discrecional girado por el poder central desde las PASO en adelante– tuvieron, específicamente, en el conurbano bonaerense.

Las barbas en remojo

Pero al margen de tales datos, el ámbito legislativo pondrá a todos los actores ante un desafío medular: recuperar el diálogo político, vehiculizando formalmente mecanismos que permitan alcanzar acuerdos básicos sobre la agenda de temas a debatir. Frente a una dinámica de funcionamiento dirigencial fuertemente ideologizada, marcada por la exaltación de las diferencias, y en ocasiones la sobreactuación doctrinaria ante el adversario, dicha tarea se torna imprescindible.

Mirando atentamente a la sociedad, sabiendo que cerca de un tercio del electorado hizo oír su descontento o apatía faltando a los comicios, se impone una necesaria reconstrucción de la confianza cívica. Ello supone, entre otras cosas, desmontar los mensajes incendiarios, antipolítica, que surgen desde sectores minoritarios que ahora, una vez cumplidos los pasos legales, tendrán representación legislativa.

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En paralelo, quienes se consideran defensores de los intereses populares y aquellos que dicen abrazar valores republicanos, los que tienen el mandato constitucional para ser oficialismo hasta diciembre de 2023 y quienes aspiran a ser gobierno en dos años, deberán transformar la necesidad parlamentaria en virtud democrática. Para ello hará falta inteligencia, buena voluntad y, citando a Max Weber, “ética de la responsabilidad”. El tiempo y las acciones colectivas dirán si el Poder Legislativo -todos los hombres y las mujeres que lo integra-, estará a la altura de las circunstancias. De eso también dependerán las soluciones a los múltiples problemas que tiene el país.

 

* Damián Toschi. Lic. Comunicación Social (UNLP). Adscripto Derecho Político Cát II. Fac. Cs. Jurídicas y Sociales (UNLP).