La pandemia de Covid-19 ha impactado de lleno en la economía mundial. Más aun en la Argentina, que ya tenía su propia agenda de asuntos para resolver y ahora debe sumar los desafíos actuales. Por ese motivo, sobre todo la dirigencia política, aunque también la empresaria y la sindical, debe aunar esfuerzos y construir en el disenso para sacar al país adelante.
El punto de partida no es fácil. El debate político debe orientarse y trabajar en la discusión de políticas de estado que puedan perdurar en el tiempo. Estamos inmersos en una gran crisis de identidad social, con sectores que pujan por sus intereses particulares y no permiten ninguna cohesión. Lamentablemente, si no trazamos un horizonte común, el despegue será imposible.
El panorama económico también es preocupante, con un elevado déficit fiscal, la emisión monetaria que puede amplificar la crisis y una carga impositiva muy elevada que afecta a la población en general. A este cuadro se suma la falta de inversiones genuinas y un tamaño del Estado que requiere ser revisado para eliminar los bolsones improductivos. En este contexto es de esperar que en 2021 la inflación, uno de los males crónicos del país, continúe siendo alta.
En el frente externo el horizonte también es complejo. El reciente acuerdo alcanzado con los bonistas privados, sin dudas, resultó positivo -tanto el proceso como sus resultados- porque aporta un respiro considerable. Sin embargo, este avance deberá ser consolidado en el próximo entendimiento a negociar con el FMI. Por lo pronto, el país aún no cuenta con financiación externa.
Estas variables muestran su costado más dramático cuando se traduce en las cifras de la pobreza, que hoy alcanza el 50%, y que condiciona el futuro colectivo.
¿Cómo se sale de este dramático escenario? Con un objetivo en común y la grandeza suficiente para solidarizarse con el otro en pos de un bien para el país.
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¿Cómo se sale de este dramático escenario? Con un objetivo en común y la grandeza suficiente para solidarizarse con el otro en pos de un bien para el país.
Esta situación también interpela a la dirigencia empresaria. Las empresas, con su creatividad y sus procesos de mejora, innovación constante y toma de riesgos, son las grandes generadoras de riqueza. Para llevar adelante sus objetivos necesitan del acompañamiento de los otros: sus colaboradores. Para ello los contratan y capacitan en forma constante, a la vez que alimentan un sistema de alianzas con proveedores y profesionales de distintos rubros. Esta dinámica genera un aporte fundamental para la economía del país.
Es decir, las empresas son parte de la solución. Por lo cual, es imprescindible que sean tenidas en cuenta y tengan un lugar en la mesa donde se toman las grandes decisiones del país para la construcción de un proyecto a mediano y largo plazo.
El sector de seguros forma parte de esta sinergia. En los últimos años experimentó un constante aumento a partir de una inversión permanente. Así los resultados financieros positivos fueron un gran espaldarazo para nuestra industria y, por ende, para el país. Porque sabemos que somos uno de los grandes jugadores de nuestra economía: aportamos desde capital financiero a impuestos en gran escala como así también financiación de proyectos productivos.
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Sin embargo, a partir de marzo este escenario cambió. La disminución de la actividad ha repercutido en todos los sectores de la economía y con más fuerza entre los más desprotegidos. Pero no bajamos los brazos; al contrario estamos decididos a redoblar los esfuerzos.
La disminución de la actividad ha repercutido en todos los sectores de la economía y con más fuerza entre los más desprotegidos
Además, la pandemia nos llevó a revalorizar el principal capital de toda empresa que es su recurso humano. En el sector de seguros, requerimos empleados calificados por la propia idiosincrasia de la actividad. Todos los esfuerzos deben estar enfocados en sostener los equipos de trabajo.
Por todo esto, los empresarios podemos y debemos hacer un aporte para el bienestar común. Porque los argentinos solo podremos construir un futuro colectivo si las distintas dirigencias, con la política a la cabeza, deponen sus mezquindades y son capaces de consensuar un proyecto que incluya a todos.
*Empresario.